l regiomontano entra de nuevo al ranking convertido en un personaje casi mítico en el mundo empresarial, por el secretismo con el que actúa –no concede entrevistas ni fotografías– y la actividad en la que se mueve –invierte en empresas y países con problemas de deuda–. Por ello, hoy es una figura rodeada de misterio.
Con un préstamo de 300,000 dólares que le dio su abuela en 1987, fundó el fondo Fintech Advisory.
Registró todos los dominios con su nombre a través de una firma estadounidense que garantiza a sus clientes que sus datos no aparecerán en la red.
Con frecuencia se reúne con presidentes, secretarios de Estado y empresarios, pero el público general no sabe cómo es. No hay fotografías oficiales suyas.
En la comunidad financiera, muchos comparan a Martínez con Carlos Slim, por su habilidad para saber cuándo invertir en instituciones en crisis.
En México, el empresario ha comprado bonos de deuda del conglomerado industrial Cydsa y de Vitro, cuando ambos enfrentaban problemas para pagar sus deudas.
Ha estado involucrado en la mayoría de las reestructuras de deuda soberana de la región en el último cuarto de siglo.
Argentina es el principal destino de sus inversiones: adquirió deuda soberana del país sudamericano hace más de dos décadas, y ganó millones.
En una inusual aparición, en 2013 escribió un artículo para el Financial Times donde criticó la decisión de la justicia estadounidense de condenar a Argentina a pagar a los llamados fondos buitre. En el texto, dijo: “A menudo me he sentado a la mesa de negociación enfrente de secretarios de finanzas en problemas”.
Es un conocido coleccionista de arte. El empresario pagó 42 millones de dólares en 2003 por un departamento de lujo en Nueva York, según The New York Times. Y en 2006, adquirió un cuadro de Jackson Pollock por cerca de 140 MDD.
Ya forma parte de la cultura popular. En la novela negra Londres después de medianoche, de Augusto Cruz García-Mora, aparece un ‘Señor Martínez’, un empresario misterioso que compra deuda de países en problemas y colecciona arte. Al final... resulta ser el villano de la historia.
