“BlackRock tiene clara la oportunidad que es México, e invierte a largo plazo en el país”

POR: ADRIÁN ESTAÑOL

Samantha Ricciardi, CEO de Black-Rock México, puso los ojos en el negocio de fondos para particulares hace cuatro años. La unidad mexicana del mayor gestor de activos del mundo estaba enfocada principalmente (en un 75%) a clientes institucionales, y el negocio retail –con inversionistas individuales– prácticamente era nulo. Ricciardi decidió balancear la ecuación. La oportunidad de oro se abrió a finales de 2016, cuando Citigroup puso a la venta su operadora de fondos Impulsora Citibanamex. Ricciardi, quien llevaba cuatro años dirigiendo la operación de BlackRock, echó mano de sus conocimientos diplomáticos –se tituló en Relaciones Internacionales en el ITAM y cuenta con una maestría en Management en la London School of Economics– para defender la necesidad de invertir en esa firma. Eso implicó “un año extenuante”, dice, y miles de conferencias telefónicas a Nueva York y presentaciones en BlackRock, Citigroup y Banamex, la filial mexicana de esa entidad financiera.

El pastel era grande, pero el fondo competía contra otros jugadores que querían los 31,000 millones de dólares en activos de Impulsora Citibanamex. Una de estas conferencias telefónicas fue con Larry Fink, CEO de BlackRock, en plenas vacaciones familiares, en el verano de 2017. “Quería entender por qué iba tan lento el proceso. Tratar ese tema telefónicamente, en una casa ruidosa, tuvo su grado de complejidad”, recuerda Samantha Ricciardi, soltando una risa en su despacho del corporativo de BlackRock México, en la torre Virreyes de la capital. “Tienes que hacer mucha diplomacia interna, sobre todo, en un entorno volátil, tanto local como globalmente, para que los accionistas estuvieran convencidos de que era una buena inversión”, añade la directiva. Pasado ese verano, en septiembre de 2017, sonó el teléfono de Larry Fink. “Citi ha seleccionado a BlackRock”, le dijo Michael Corbat, el CEO de Citigroup, al otro lado de la línea.

La adquisición se hizo por 3,465 millones de pesos en noviembre de 2017. BlackRock comenzó entonces a integrar los 52 fondos y el equipo de Impulsora, y a migrar los diferentes sistemas que usaba la operadora a su plataforma Aladdin. Ahora, el equipo liderado por Ricciardi se concentra en implementar cambios para impulsar este nuevo negocio. Los primeros pasos consisten en unificar los numerosos fondos de deuda mexicana que tenía Impulsora, cambiarlos de nombre y mejorar el rendimiento, mediante una estrategia enfocada en el análisis de riesgo. “Tenemos una buena idea de qué cambios queremos hacer, aunque todavía falta que implementemos varios”, explica la directiva. No es su primer gran reto en el sector financiero, en el que lleva cerca de dos décadas. Cuando dirigía la oficina mexicana de la firma británica de gestión de activos Schroders, vivió la Gran Recesión: tuvo que reducir costos y personal, y lideró un proceso de fusión.

Hoy, también se trata de realizar una reorganización. “Creo que podemos tener menos fondos en ciertas clases de activos, como deuda mexicana, y sacar más fondos que respondan a las necesidades que el cliente tenga”, agrega. Un ejemplo son los fondos de renta variable estadounidense. Estos instrumentos replicaban un índice de manera pasiva, y BlackRock quiere que comiencen a operar con independencia para lograr mejores rendimientos. Este año, el mercado amaneció sumido en la prudencia, ante el cambio de gobierno en México, el brexit y las políticas proteccionistas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. “Proponemos una estrategia conservadora, porque los precios de muchos activos reflejan parte de este riesgo”, dice Ociel Hernández, jefe de Estrategia de la mesa de Análisis de BBVA Bancomer. Pero Ricciardi se enfoca en los cambios que están en su mano, y que no dependen del entorno, y mantiene el optimismo. “Blackrock tiene clara la oportunidad que es México, e invierte a largo plazo en el país, y, prueba de ello, es la compra de Impulsora”, comenta.