Las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra. Melanie Devlyn está convencida de que es necesario que haya figuras femeninas en los puestos de dirección y demostrar que se puede conciliar una vida personal con la profesional. Se trata también de un tema del que se tiene que hablar en las compañías, dice la empresaria, la tercera generación de la cadena de ópticas Devlyn, fundada por sus abuelos en Chihuahua.
Y es en su familia donde la presidenta del consejo de administración de Devlyn encuentra el ejemplo, sobre todo, en su abuela y en su nieta. La primera porque fue su primer referente profesional: una mujer “enamorada de su trabajo” que se dedicó a hacer exámenes para la vista hasta los 92 años; la segunda, porque le motiva a marcar el camino para que, cuando se incorpore al mercado laboral, no exista la necesidad de exigir puestos directivos para mujeres. “Es importante que podamos mostrar las capacidades de una mujer en algún consejo de administración, somos muy pocas”, dice.
“Nunca sabes qué ejemplo estás dando y a quién, nunca sabes a quién estás inspirando”.
En un país donde 8% de las grandes empresas familiares está dirigida por una mujer, Devlyn forma parte de este ejemplo. Según un estudio de 2017 de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), este tipo de compañías representa 90% del tejido empresarial, pero las mujeres tienen poca representación, que crece de forma inversa al tamaño de la organización: lideran 28% de las microempresas, 21% de las pequeñas y 11% de las medianas.
Eugenio Gómez Alatorre, director del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) del IPADE, coincide en la importancia de encontrar mujeres inspiradoras en el ámbito empresarial. “Tienen un efecto importante: ver que se puede. Muchas de ellas muestran que se puede llegar a puestos de alta dirección cuidando su vida personal”.
De acuerdo con el experto, las empresas que tienen más mujeres en puestos de alta dirección logran hasta 4.4 puntos porcentuales de mejores resultados. Además, cuando son encabezadas por mujeres, existen menos posibilidades de favoritismo.
Devlyn llegó a la dirección de la empresa tras muchos años de trabajo en ella y casi uno de preparación para el puesto que iba a ocupar. “La estadística dice que muy pocas empresas en la tercera generación logra llegar a la cuarta. Nuestra sucesión operativa fue hace casi 10 años, nos prepararon a los tres ejecutivos de la familia que estábamos en los puestos de alta dirección”, cuenta.
La empresaria considera que el mundo laboral estaba hecho para hombres; pero las cosas han cambiado con la llegada de los jóvenes al mercado laboral. “Los millennials y su búsqueda de equilibrio de vida y trabajo están ayudando mucho a la mujer para poder decir: ‘Yo puedo hacer lo mío aunque no me quede dormido en la oficina, te puedo demostrar que aunque seas flexible conmigo yo te voy a corresponder’”.
Por eso, Devlyn ha impulsado este tipo de medidas. La cadena de ópticas ha instalado salas de lactancia, los regresos de maternidad son escalonados y ha extendido los permisos para padres. Además, la empresa ha firmado un convenio con ONU Mujeres para refrendar espacios de empoderamiento a las mujeres. “Era importante para ser realmente un ejemplo, no sólo para los colaboradores de Devlyn, sino para las otras empresas”.
FOTOGRAFÍA: Gunther Sahagun / DISEÑO Y PROGRAMACIÓN WEB: Diana Lobera Hernández / INFORMACIÓN: Luz Elena Marcos