Conseguir una vacuna contra la Covid-19 en menos de un año marca el inicio de una evolución en la industria de la salud, donde las alianzas y el uso de tecnologías como la Inteligencia Artificial serán una realidad.
El desarrollo, en tiempo récord, de una vacuna que haga frente al Covid-19 es apenas el inicio de la transformación que se avecina en la industria de la salud tras la pandemia, una donde las tecnologías y las alianzas entre laboratorios e incluso con firmas de otros sectores tendrán mayor protagonismo.
Recientemente, las farmacéuticas Pfizer, Merck y Moderna han ganado protagonismo en la carrera por lograr la vacuna contra la enfermedad, tras conocerse que no la venderán a precio de costo. Lo contrario ha dicho AstraZeneca, que junto a la Universidad de Oxford tiene una vacuna en fase 3, última etapa de los ensayos clínicos controlados para probar la eficacia del producto entre miles de voluntarios.
No son las únicas en la carrera por lograr una solución de fondo a la pandemia.
Hasta el 21 de julio, existían 24 vacunas candidatas en evaluación clínica y otras 142 en evaluación preclínica, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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Cristóbal Thompson, director ejecutivo de la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF) —que aglutina a más de 60 empresas del sector, líderes en desarrollo de investigación farmacéutica y biotecnología—, reconoce que el desarrollo de la vacuna “no es una carrera de ver quién llega primero, sino que todos se están uniendo para tener una solución global”. “Toda la tecnología para descubrir vacunas que se está compartiendo permite acelerar los procesos”, añade.
Es el caso de Pfizer, que a fines de marzo unió esfuerzos con la alemana BioNTech para el desarrollo conjunto y la distribución de una posible vacuna contra el coronavirus basada en ARN mensajero (ARNm). A inicios de mayo, iniciaron las pruebas clínicas en adultos jóvenes de Estados Unidos.
En julio, dos de sus vacunas en desarrollo recibieron la aprobación de la FDA —el regulador farmacéutico de Estados Unidos— para que la eventual producción se haga por la ‘vía rápida’. Días después, el gobierno de Estados Unidos negoció para su país la producción y suministro de la futura vacuna, que según el plan de Pfizer y BioNTech será una realidad antes de que termine el año.
De ser así, supondrá un hito en la historia de una industria en la que “desarrollar un medicamento o una vacuna normalmente implica unos 15 años”, dice Thompson, de la AMIIF.
Las alianzas entre compañías también contribuyen a reducir los costos asociados a la Investigación y Desarrollo, de acuerdo con José Manuel Caamaño, director de Takeda México, Centroamérica y Caribe. “La I+D es cada vez más costosa y estas alianzas ayudan mucho a que puedas desarrollar los productos de forma rápida y eficiente”, comenta.
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En abril, Takeda reforzó su alianza con la australiana CSL Behring mediante las adhesiones de Biotest AG, un proveedor alemán de proteínas plasmáticas y medicamentos biológicos; la inglesa Bio Products Laboratory; la biofarmacéutica francesa LFB; y la suiza Octapharma, uno de los principales fabricantes de proteínas humanas del mundo. El objetivo de todo ello es desarrollar un posible tratamiento derivado del plasma para pacientes graves de Covid-19.
Microsoft, por ejemplo, apoya esta asociación conocida como CoVIg-19 al proveer el sitio web de la iniciativa y con el asistente virtual “Plasmabot”, a través del cual un donador de plasma obtiene rápidamente información sobre su centro de recolección más cercano.
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De hecho, tecnologías como la Inteligencia Artificial “podrían ayudar a acelerar el descubrimiento de medicamentos, analizando los datos de la investigación de manera más efectiva y analizando las bibliotecas químicas, la reutilización de medicamentos y las pruebas preclínicas”, destaca el artículo ‘La pandemia de Covid-19 podría cambiar para siempre a las biofarmacéuticas’, elaborado por Deloitte.
La tecnología también permitirá continuar con los ensayos clínicos de forma remota y evitar así que los voluntarios vayan a hospitales y centros de investigación y se expongan a contagios de Covid-19 o de otras enfermedades.
El artículo firmado por Mike DeLone, líder de Deloitte para el sector de ciencias de la vida en Estados Unidos, añade que las compañías exploran nuevas formas de entregar suministros clínicos directamente a la casa de un paciente. “Somos optimistas de que, cuando nos recuperemos de esta crisis, habrá una adopción aún más rápida de las tecnologías”, indica en el documento.
Thompson, de la AMIIF, asegura que una vez que pase la crisis, el sector debe repensar cómo diagnosticar a los pacientes y garantizar el acceso a los medicamentos de forma remota. “Debemos tener mecanismos para llevar el tratamiento a donde la persona vive, para que no se tenga que trasladar a un hospital. (...) Esta crisis nos lleva a una enseñanza, porque si a futuro piden sana distancia, ¿qué tanto vamos a poder seguir trabajando de esta manera?”
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La llegada del Covid-19 hizo de los centros hospitalarios un lugar no apto para dar seguimiento a pacientes con otras enfermedades. Esto abrió la puerta a una tendencia global poco explorada en México: la telemedicina.
En la situación actual, esta tecnología genera un doble beneficio, según Itzel Ocampo, directora médica de Doc.com. “Entre más consultas puedan ser resueltas desde casa, habrá una menor saturación de los servicios hospitalarios y, por ende, una reducción de la propagación del virus”.
Esta aplicación móvil, que ofrece servicio profesional de asistencia y orientación médica y terapia psicológica a más de 20 países, registra cada mes en promedio 3,500 asistencias. Y entre marzo y abril, creció un 25%.
AFP/Rodrigo Arangua
El reporte ‘Ganar contra el COVID-19: las implicaciones en biofarma’, de la consultora McKinsey, indica que la adopción de esta tecnología puede aumentar ante la saturación de los sistemas de salud.
Sin embargo, para que esto sea una realidad, es necesario que la industria esté integrada con otros actores que conforman el ciclo del paciente, como los laboratorios para el caso de los estudios médicos o las farmacias con entregas a domicilio, incluso de medicamentos controlados. Para ello, Doc.com alista un proyecto de integración similar que permita al paciente tener su medicamento y terminar su ciclo de consulta sin salir de casa.
Las farmacéuticas van en la misma línea. La AMIIF estima que, una vez que termine la crisis, los integrantes del sector, con el apoyo de equipos multidisciplinarios, harán los ajustes necesarios de cara a la nueva realidad de la industria post Covid 19. “Tendremos que evolucionar”, finaliza Cristóbal Thompson.
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