Sofía Díaz Rivera, de Danone, tiene algo claro: para que los programas de responsabilidad social tengan futuro en las empresas y de verdad generen un cambio, deben ser autosostenibles.
Por Alejandra Espinoza Juárez
Aún no había terminado la licenciatura en Mercadotecnia, cuando Sofía Díaz Rivera ingresó a Danone. Uno de sus primeros desafíos como estudiante del último semestre de la carrera estuvo liderar la planificación de la Carrera Bonafont, uno de los principales eventos de la compañía. Y estaba a punto de organizar la tercera cuando decidió cambiar su rumbo profesional: dejó su trabajo, vendió algunos objetos personales y comenzó a estudiar la maestría en Emprendimiento Ambiental en Reino Unido. Poco después regresó a México para aplicar lo aprendido en Bonafont y ahora, a sus 35 años, se desempeña como gerente de Sustentabilidad y Economía Circular de Grupo Danone México.
“Regresé a Danone a liderar dos proyectos: reciclaje inclusivo y cuidado de manglares, yo solita porque no había un área de sustentabilidad. Luego fuimos incluyendo más proyectos. Empecé con Bonafont y ahora ya llevo las tres unidades de negocio: agua, lácteos y productos a base de plantas, lidero la agenda de sustentabilidad y los nuevos proyectos para cumplir con los objetivos locales y globales”, comenta Díaz de Rivera.
Poco más de 10 años le tomó a Sofía liderar la transformación sustentable dentro de Bonafont y recién entrado el 2020 asumió el liderazgo de la agenda de sustentabilidad en todo el grupo. Su trabajo ha logrado que el índice de botellas recicladas llegara al 42%, uno de los más altos de la industria, que se impulsara la inclusión de recolectores informales a la cadena de reciclaje para que tuvieran mejores condiciones de trabajo y que naciera el programa Eco Alberto, que brinda agua potable a comunidades indígenas en Hidalgo a un precio 3% por debajo del que marca la Organización Mundial de la Salud y que además creó empleo local.
Todos estos proyectos han sido fundamentales en la labor de Díaz Rivera, pues además de que contribuyen con el bienestar de las comunidades donde se desarrollan, aportan un valor agregado a la empresa. La ejecutiva recuerda que el trabajo de la recuperación de manglares no prosperó debido a que no empataba con el modelo de negocio, un aprendizaje que nunca olvidó. “Para que los proyectos sean sostenibles en el tiempo deben generar cierto ingreso, si nada más se dona, llega un punto en que el negocio dice que ya no es prioridad. Pero si haces un proyecto sostenible perdurará en el tiempo”.
8% del PET
que usa Danone procede del trabajo de 400 pepenadores
Sus planes dentro de Danone incluyen trabajar en otros programas que ayuden a facilitar el acceso a agua potable a habitantes de comunidades vulnerables, como lo ha hecho Eco Alberto con más de 130,000 personas. Mientras que en economía circular apuesta por el impulso a incrementar el acopio de botellas PET para que no solo se reciclen en forma de botellas, sino que también puedan hacerse otros productos, como las playeras de la Carrera Bonafont 2019 o el material de protección médica que se ha donado a hospitales públicos que atienden casos por la COVID-19. La meta es que hacia 2030 el 100% de los residuos que producen tengan una segunda vida.
La responsabilidad social y la sustentabilidad al interior de las empresas debe verse como una actividad proactiva, entendiendo a cada acción que se lleve a cabo atraviesa el modelo de negocio, conecta con su propósito y ayuda a la innovación, considera Jaime Martínez Bowness, director de la EGADE Business School en la Ciudad de México. “Esta actitud te dará más datos de la realidad y de tus defectos como empresa para que te vuelvas más eficiente, flexible y que tengas menos residuos en los procesos. No es solo una visión asistencialista o de querer regresar algo a la sociedad lo haces porque te importan los demás y la salud de la empresa”.
Díaz Rivera lo tiene claro: “El marketing me ayudó a poder vender los proyectos de sustentabilidad de forma adecuada”. Con la combinación de ambos conocimientos y experiencias aconseja a las futuras generaciones para que encuentren un propósito en su trabajo, a fin de que la emoción sea como la del primer día de trabajo. “Debes ser empático, no debes asumir lo que necesita la gente con base en tu realidad, la sugerencia es convivir con los beneficiarios porque puede que lo que necesitan no sea obvio para ti”.
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