FOTO: Cuartoscuro/Enrique Ordoñez
Durante su planeación, se reportaron problemas en la estructura de esta ruta del metro. Desde entonces, estos se fueron acumulando sin que hubiera una solución definitiva, hasta que ocurrió el desplome de la trabe en la estación Olivos que provocó 26 fallecidos y más de 70 heridos.
Texto:
Diana Zavala
Las familias de las víctimas tendrán que esperar cinco semanas, igual que el resto de los mexicanos, para saber cuál fue la causa directa del desplome de la trabe que provocó la caída de dos vagones.
La empresa noruega DNV ya comenzó a realizar los peritajes para determinar las causas. Mientras tanto, Florencia Serranía, directora del Sistema de Transporte Colectivo (STC), se ha deslindado de la responsabilidad al decir que en las labores de mantenimiento realizadas con anterioridad no se encontraron señales de un posible colapso. Pese a ello, diversos análisis han constatado que existen problemas que se han tenido que atender desde 2014, cuando la Línea 12 cerró a causa del desgaste ondulatorio de las vías.
Durante la gestión de Florencia Serranía se mantuvo casi un año vacante la subdirección de mantenimiento, tiempo en el que la funcionaria se hizo responsable de este tema y en el que la compañía TSO realizó la conservación del tramo, como lo hizo desde 2015, por un precio de 120 millones de pesos anuales.
Pero las dificultades comenzaron desde el inicio.
El proyecto fue complejo ya en el origen. El tipo de suelo de la zona, una mezcla de rocoso con minerales blandos, hacía complicada su construcción.
En 2014 se descubren problemas con la estructura que causan el cierre de estaciones.
Se reanuda la operación, pero se vuelven a detectar daños tras el sismo del 19 de septiembre de 2017. Las constructoras realizaron la rehabilitación y cinco meses después, el metro operó de nuevo.
En 2019, residentes de la zona dieron a conocer que la trabe de la estación Olivos mostraba debilitamiento.
EDICIÓN:Diana Zavala / DISEÑO Y PROGRAMACIÓN WEB: Tania Domínguez / INFOGRAFÍA: Oldemar