Presentado por: Enel Green Power
Las compañías dedicadas al sector de las energías limpias y renovables asumen la responsabilidad de contribuir al desarrollo sostenible, aprovechando las oportunidades que se les presentan en temas sociales, ambientales y económicos.
Muchas de ellas, con presencia global, están aportando mayor valor a las comunidades en las que se encuentran presentes, además de que son parte de la mitigación del cambio climático y de estrategias para garantizar la seguridad energética para los ciudadanos.
Como ha asegurado la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), se están sentando las bases para una nueva economía energética, que será “más electrificada, eficiente, interconectada y limpia”.
En este contexto, el establecimiento de las políticas públicas y la innovación tecnológica convierten a las energías renovables y limpias en un modelo que genera empleo y atrae inversiones en el mercado.
Sin embargo, señaló la IEA en el reporte World Energy Outlook 2021, en este año también se presentó un repunte en el uso del carbón y del petróleo en el sector, lo que se vio reflejado en el segundo mayor incremento anual de emisiones de CO2 de la historia.
Por lo tanto, integrar cada vez más fuentes limpias y renovables en la matriz energética se torna fundamental para cumplir las metas de descarbonización, que aportan a la estrategia hacia la estabilización del aumento de la temperatura mundial en 1.5 °C.
Para ellos se debe considerar que uno de los desafíos que apuntó la Agencia es que la demanda de servicios energéticos y muchas economías en desarrollo están atravesando una fase con un elevado consumo de energía y altas emisiones contaminantes, provenientes de la urbanización y el crecimiento de la industria. Al mismo tiempo, la proyección es que la población mundial aumente a 2,000 millones de personas rumbo a 2050.
De este modo, la IEA puntualizó que la pieza clave es acelerar el despliegue de las energías limpias en las economías en desarrollo, ya que “para que el mundo pueda cumplir el objetivo de 1.5 °C, se necesita aumentar la inversión anual en infraestructura y proyectos hasta casi 4 billones de dólares, de aquí a 2030”.
Ante la amenaza del cambio climático, el desarrollo de una nueva era energética se vislumbra como una de las estrategias para hacerle frente.
En este proceso, las inversiones en transformación digital, economía circular, movilidad eléctrica y la reducción de emisiones contaminantes son fundamentales.
De acuerdo con la IEA, se prevé que tan sólo la energía solar fotovoltaica y eólica contribuyan con dos tercios del crecimiento de las energías renovables en 2021.
Uno de los ejercicios que impulsó el crecimiento de las energías limpias y renovables en el país fue el de las Subastas Eléctricas de Largo Plazo, como resultado de la implementación de la Reforma Energética de 2013.
Su implementación significó el cambio de diversos paradigmas en el sector y fue posible la participación de empresas privadas en la generación, transmisión, distribución y comercialización de electricidad. Como resultado se pudo ampliar la capacidad instalada en el territorio mexicano.
De esta forma, se expandió el abanico de oportunidades para que los grandes usuarios adquirieran energía eléctrica a precios más competitivos por megawatt hora (MWh), una cadena de valor donde el monto de las facturas de los gastos operativos se ve favorecido.
Por ejemplo, Enel Green Power logró colocar uno de los precios más bajos para el Mercado Eléctrico durante las subastas, para inyectar energías solar y eólica a la red nacional, con proyectos como la planta solar Villanueva, el parque fotovoltaico más grande de América Latina.
Las centrales solares y eólicas representan las tecnologías que más ágilmente se pueden poner en marcha, con el menor impacto ambiental posible ( a través de diversos estudios y análisis), como la reubicación de la flora y fauna o la reforestación de zonas, en caso de ser necesario.
Esto también implica un aumento en la derrama económica en las comunidades, por la llegada del personal para ejecutar los proyectos, el impulso de las actividades productivas, la creación de puestos de empleo locales y la profesionalización del sector, con capacitación especializada y certificación de competencias.
“El potencial de las energías renovables para generar trabajo decente es una clara indicación de que no tenemos que elegir entre la sostenibilidad medioambiental, por un lado, y la creación de empleo, por otro. Ambas pueden ir de la mano”.
Guy Ryder, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
Sin embargo, para alcanzar estos objetivos, la escucha activa, el diálogo y la colaboración multisectorial se vuelven una prioridad, todo con la finalidad de llegar a acuerdos con organizaciones que favorezcan la construcción de soluciones rumbo a la transición energética.
Todo aprovechando tanto la riqueza de recursos renovables con la que cuenta México por su ubicación geográfica, como la radiación solar y la potencia del viento, como el expertise de su talento humano.