- Brechas
+ Integridad


POR: Claudia Torres / Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad




De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las mujeres ocupan un 7.5% de los puestos en los consejos administrativos de las empresas más grandes del país, dato inferior al promedio de 20% que ostentan los países que integran el organismo.

Además de los estereotipos y roles de género que las mujeres enfrentan al incorporarse al mercado laboral, existen tipos específicos de corrupción al interior de las empresas que las afectan de forma distinta a los hombres, e impiden su permanencia y crecimiento profesional, tales como el acoso sexual, la extorsión sexual o ‘sextorsión’, procesos de reclutamiento y promociones sesgadas, brechas salariales, entre otras.

Por ello, cualquier estrategia de combate a la corrupción en las empresas debe incluir un enfoque de género. Lograrlo, de hecho, crea entornos favorables para las propias organizaciones. El enfoque esencialista sugiere que la inclusión de mujeres en puestos de poder y toma de decisiones podría disminuir la incidencia de actos de corrupción.

Sin embargo, investigaciones de tendencia contextual sugieren que la correlación “más mujeres, menos corrupción” no es de causalidad directa y que no son innatas. Los ambientes en los que las mujeres enfrentan la corrupción y la probabilidad de que puedan involucrarse en ella son los que determinan el resultado.

Por otro lado, un estudio realizado por la Universidad de California en Berkeley reveló que las empresas con más mujeres en los consejos administrativos eran más propensas a instituir sólidas estructuras de gobernanza con un mayor nivel de transparencia. Una mayor presencia de mujeres en espacios de toma de decisiones o de poder tiende a correlacionarse con bajos niveles de corrupción.

A pesar de que no existe una postura única sobre la relación entre corrupción y género, lo cierto es que este factor muestra diferencias importantes en los resultados de los estudios sobre corrupción. Por lo tanto, es necesario analizar y entender mejor esta correlación.

Si bien en 2021, 412 de las 500 empresas más importantes de México tienen políticas de integridad, el camino aún es largo. Es fundamental también reconocer la importancia de estos instrumentos en la lucha para cerrar la brecha de género y deben ser transformados para seguir construyendo una ruta que nos permita realmente alcanzar la igualdad.





¿Cómo fomentar la integración de las mujeres EN puestos directivos?


• Generar información y datos desagregados para detectar brechas salariales.
• Establecer políticas de paternidad obligatorias para todos los géneros.
• Desarrollar procesos de reclutamiento con enfoque de género.
• Fijar políticas de integridad con perspectiva de género.
• Crear políticas de cero tolerancia al acoso sexual y la violencia en el espacio laboral.

La raíz de la estrategia


Desarrollar un plan anticorrupción con perspectiva de género pasa por cuestionar los programas y códigos existentes. Aquí, algunas interrogantes útiles, según el U4 Anti-corruption Center.

• ¿Las mujeres y los hombres se benefician por igual de las políticas?
• ¿Tienen las mujeres voz en la toma de decisiones?
• ¿El proyecto presenta riesgos o sesgos de género?
• ¿El proyecto aplica a mujeres de distintas identidades y niveles dentro de la empresa?