Los millonarios ahora tendrán arte digital

Los millonarios ahora tendrán arte digital



NFT:
¿especulación o revolución?



El furor por los token no fungibles inició con el arte y cada vez más industrias apuestan por esta tecnología. ¿Ha llegado para quedarse?

Por: Fernando Guarneros

Cuando los franceses Nicolas Julia y Adrien Montfort decidieron fundar Sorare en 2018, nadie hablaba de los NFT. Pero ellos descubrieron y se fascinaron por la tecnología de los ‘token no fungibles’, y decidieron aplicarla a la idea que tenían para su emprendimiento: un juego de ‘futbol fantasy’ donde las personas actúan como si fueran los dueños de un club, comprando jugadores y armando un equipo que luego puntúa según el rendimiento de los deportistas en la vida real.

“Como dos grandes aficionados al fútbol, queríamos construir algo que pudiéramos utilizar a diario y que nos ayudara a conectar con el deporte de una forma divertida. Así decidimos crear tarjetas digitales escasas mezcladas con una de las propiedades intelectuales más codiciadas del mundo: los jugadores de fútbol”, relata Nicolas Julia, CEO de Sorare.

Simplificando, Sorare emplea los NFT —que son activos digitales únicos y no falsificables porque se basan en la tecnología del blockchain— para que los jugadores adquieran ‘estampas digitales’ de los futbolistas, que pueden integrar a sus equipos o revender en el mercado virtual. Todas las operaciones se pagan con la criptomoneda Ether.

Nicolas Julia, cofundador de Sorare. (Photo by PATRICIA DE MELO MOREIRA / AFP)

NFT, Ether, blockchain, criptomonedas… Todo suena muy complicado (y lo es), pero es más sencillo hablar de resultados: Sorare vendió el único cromo que existió de Cristiano Ronaldo en la temporada 2020-2021 por casi 290.000 dólares, tiene alianzas con clubes como Real Madrid, Barcelona, Bayern Munich o Manchester United, y su valor se calcula en cerca de 4,000 millones de dólares. Es una de las startups francesas de mayor crecimiento global.

Y ha mostrado el camino de lo que puede lograrse con los NFT. El mundo descubrió estos activos digitales a través del arte: en marzo de 2021, la obra ‘Everyday: The First 500 Days’, del artista Beeple, se subastó por 69 millones de dólares. Y una colección de imágenes de monos, los ‘bored ape yacht club’ que se ofrecen vía NFT y sirven como tickets para un club social online acaba de sobrepasar más de 1,000 millones de dólares en ventas. Pero la tecnología está encontrando otros usos interactivos además del coleccionismo. Actualmente, las industrias que más están aprovechando su potencial económico son los videojuegos y los deportes. ¿Es una moda o un nuevo negocio?

Qué son y para qué sirven

Los token no fungibles son certificados de propiedad basados en la tecnología blockchain. Es decir, son activos digitales únicos, no se pueden reemplazar y su autenticidad y propietario son fácilmente comprobables. Por ejemplo, en junio de 2021, Jack Dorsey, el fundador de Twitter, introdujo el primer tuit de la historia, escrito por él, en la cadena de bloques de Ethereum, y lo subastó por 6 millones de dólares. Si bien el archivo se puede copiar, al igual que una obra de cualquier museo, sólo hay una persona con el tuit original.

Por sus características, los NFT se han empleado para comercializar gifs, memes y otros elementos digitales, pero sobre todo obras de arte ‘virtuales’. Su utilidad, hasta el momento, es el coleccionismo y la especulación.

No obstante, su ‘boom’ abrió las posibilidades a otros sectores que rápidamente generaron nuevos modelos para aprovechar esta tecnología, destaca Clara Bullrich, cofundadora del fondo de inversión The Venture City. La industria de los videojuegos es una de las que más ha entrado a la tendencia: los NFT permiten desde cambios estéticos para el avatar del usuario hasta esquemas económicos conocidos como play-to-earn, que consisten en jugar títulos asociados a una cadena de blockchain para generar elementos únicos, como personajes o armas, y luego venderlos.

El pionero. Everyday: The First 500 Days, del artista Beeple, se vendió por 69mdd. (Photo by Roslan RAHMAN / AFP)

“En el contexto de los juegos, los usuarios utilizan sus activos NFT a través de internet, pero también comercian con ellos en los diferentes mercados que hay en la web. Esto hace que los activos del juego sean reales en términos de propiedad”, explica Nicolas Julia.

Los videojuegos han intentado aprovechar el entusiasmo por los NFT para generar ‘microeconomías’ dentro de algunos títulos, añade José Luis González, criptocatalyst de Bitso. El ejemplo más relevante en la actualidad es Axie Infinity, que se lanzó en 2018 y donde los jugadores compran monstruos únicos (que son NFT), los entrenan, mejoran sus habilidades y los venden a otros usuarios. La popularidad del título creció hasta el punto de tener 2 millones de usuarios activos al día, y comprar una criatura cuesta hasta 1,500 dólares, por lo que es necesario pedir préstamos a jugadores con experiencia. Entre julio y agosto de 2021, según los últimos datos disponibles, esta plataforma generó más de 420 millones de dólares en ingresos.

Este modelo en los videojuegos está creciendo, pero genera dos grandes críticas: la primera es que se basa en mera especulación, al poner en el mercado objetos escasos que la gente compra y revende; y la segunda, es que los NFT no permiten hacer nada nuevo dentro del sector del ‘gaming’, pues lo mismo que permiten se puede conseguir con herramientas más tradicionales.

Phil Spencer, el jefe de Xbox, la consola de Microsoft, admitió recientemente en una entrevista con el medio Axios que alrededor de los NFT “hay mucha especulación”. “Creo que estamos en ese grupo de personas que los están descubriendo. Cualquier cosa que miremos en nuestra tienda y pensemos que es especulación, sería algo sobre lo que tomaríamos medidas. No queremos ese tipo de contenido en Xbox”, puntualizó.

Millonarios. Estas imágenes de los Bored Ape Yacht Club han superado los 1,000 mdd en ventas. (Photo by Shutterstock)

La cautela de estos actores se debe a que todavía es un modelo en construcción, lo cual significa que por el momento no está regulado y por ello genera incertidumbre, opina Bullrich.

La industria tampoco sabe aún cómo aprovecharlos al máximo. “ “A corto plazo, creo que va a ser un meme. (...) A medida que lo desarrollemos, será parte de una conversación continua, eso es seguro. Será parte del entramado de la industria a largo plazo”, afirmó Franak Gibeau, CEO de la firma de juegos sociales online Zynga, a Bloomberg.

Entre los gigantes del sector que ha dado estos primeros pasos, destaca Ubisoft. El grupo francés acaba de anunciar Quartz, “una nueva manera de experimentar los objetos cosméticos”, según dijo. El sistema consistirá en unos NFT con los cuales los usuarios podrán comprar, por ejemplo, un objeto limitado en uno de sus videojuegos —como un pantalón en Assassin’s Creed— y llevarlo a otro de sus juegos para que otro personaje los use.

La iniciativa causó una reacción negativa casi unánime entre el público y la industria, pues los NFTs de Ubisoft sólo permiten intercambiarse entre productos controlados por la misma empresa y no dejan a los usuarios sacar beneficio de ellos. Las primeras cifras muestran que apenas ha habido compras de estos activos. Además, para comercializar estos artículos digitales en los juegos no son necesarios los NFT ni la blockchain, pues las empresas lo podría hacer a partir de una simple base de datos.

Coleccionando jugadas

En septiembre de 2020, en medio de la pandemia y con los ojos enfocados horas y horas en su smartphone, Michael Levy, un analista financiero de 31 años, vio una publicación sobre NBA Top Shot. Era una iniciativa de la liga de baloncesto con “tarjetas” digitales que muestran jugadas relevantes de la historia y que se podían comprar con Bitcoin, Ethereum o agregando fondos a una cuenta de Dapper Labs, la empresa creadora de la plataforma.

El proyecto no tenía muchos reflectores. Sólo había cautivado a entusiastas por el deporte y por la blockchain, pero Levy creía que ese mercado podría crecer y decidió gastar 175,000 dólares en esas tarjetas. Seis meses después de iniciar, su colección ya valía 20 millones de dólares, gracias al furor que el 2021 trajo por los NFT, de acuerdo con datos de Dapper Labs.

El deporte ha hallado diversas posibilidades en los tokens no fungibles. Además de los ‘cromos’ para jugar en competiciones como la de Sorare, existen los fan tokens, un tipo de NFT que vincula a los dueños a beneficios o pequeñas decisiones dentro los clubes para generar un mayor sentido de lealtad.

“Ofrecen una vía digital que crea nuevas fuentes de ingresos y visibilidad de la marca”, comenta Julia acerca de la oportunidad de negocio para clubes y ligas. Un ejemplo es el Barcelona, que permite que sus seguidores elijan la música del estadio en la previa del partido, y que en febrero lanzó una encuesta para que los dueños de tokens eligieran el mensaje en la banda del entonces capitán, Lionel Messi.

Según el informe global de inversiones tecnológicas en el deporte, realizado por la firma de análisis SportsTechx, de los 8,300 millones de dólares que se ingresaron en el sector por la vía virtual hasta septiembre de 2021, 2,100 millones correspondieron a negocios de NFT. El resto corresponde a apuestas y fitness digital.

¿Una moda?

Los usos de los NFT se encuentran en un proceso de evolución natural que no se debe forzar, afirma González. “Si tratas de lanzar el caso de uso super extravagante, la gente no lo va a entender. Debe haber un proceso de adopción en donde se enseñe qué es y cómo usarlo. Primero fueron los coleccionables, luego el arte, el gaming, los deportes y en el futuro será el metaverso”.

El analista incluso menciona que carreras como la arquitectura o el diseño industrial tendrán un papel relevante en el mundo virtual, pues podrán aprovechar la industria de los NFT a través del diseño de casas o muebles únicos que se podrán utilizar en el metaverso.

Los bienes inmobiliarios digitales ya están cobrando relevancia. La empresa Republic Realm anunció en noviembre una operación de 4 millones de dólares para comprar terrenos digitales en The Sandbox, uno de los varios mundos virtuales que se han desarrollado hasta el momento. Y en marzo de 2020, se vendió la primera casa NFT por 500,000 dólares, la cual es un modelo digital que sólo se puede disfrutar en el mundo virtual.

Único. Los NFT son activos únicos imposibles de falsificar, por lo que se emplean para el coleccionismo. (Photo by iStock)

Todo esto forma parte de la economía de los creadores (como los youtubers o los streamers en Twitch), donde la monetización del trabajo es más directa, pues elimina los intermediarios, detalla Bullrich,.

Los especialistas consultados afirman que los NFT no son una moda pasajera y dicen que pueden tener un valor más allá de lo especulativo. Sin embargo, las empresas aún no han encontrado esos usos, como prueban los ejemplos del sector de videojuegos, y está por ver si los encontrarán (o si existen).

De momento, la mayoría de los compradores de NFT los adquieren para revenderlos. Esto plantea un riesgo añadido: al estar vinculados con Bitcoin y Ethereum, una caída en el valor de la criptomoneda afectaría sus precios, como sucedió en 2018, cuando el naciente mercado de ‘arte cripto’ se ahogó mientras las monedas virtuales colapsaban.

Otro de los problemas de estos activos es la facilidad para generarlos, por lo que no es tan sencillo saber cuáles son realmente valiosos. De acuerdo con un estudio realizado por The Alan Turing Institute, solo el 1% de los NFT que se han comerciado valen más de 1,300 dólares, mientras que el 75% se ha vendido por menos de 13 dólares. Para determinar el precio, se necesita contemplar sus características, la experiencia de quien lo creó, las ventas que ha realizado y su popularidad.

Pese a todo, los pioneros de estos activos aseguran que han llegado para quedarse. “Es un problema de comunicación”, dice Julia, de Sorare. “Se trata de tecnologías nuevas y pueden parecer fraudulentas o aterradoras, pero se necesita hacer mucha pedagogía para explicar qué son y cómo se pueden aprovechar”.



Créditos:

IMAGEN DE APERTURA: Shutterstock / DISEÑO Y PROGRAMACIÓN WEB: Nayeli Araujo / COORDINADORA DE FOTOGRAFÍA: Betina García