Directora de Bumble para América Latina

31 años

Samantha García



Por: Puri Lucena


No hay café del que te arrepientas, dice Samantha García Puentes. La directora de Bumble para América Latina, una posición que tiene sede en Austin, Texas, tiene clara la importancia de las redes de contactos: ha llegado a sus trabajos anteriores siempre por referidos. Y, en el caso de Bumble, la empresa la contactó a través de LinkedIn.

Samantha García

Directora de Bumble para América Latina

31 años



Por: Puri Lucena


No hay café del que te arrepientas, dice Samantha García Puentes. La directora de Bumble para América Latina, una posición que tiene sede en Austin, Texas, tiene clara la importancia de las redes de contactos: ha llegado a sus trabajos anteriores siempre por referidos. Y, en el caso de Bumble, la empresa la contactó a través de LinkedIn.

2015

Después de terminar sus estudios en Mercadotecnia en Monterrey y trabajar un tiempo en consultoría, llega a Uber con 25 años y marketing manager, cuando la empresa de movilidad empezaba su expansión en el norte del país. “Cuando le dije a mi padre que iba a entrar a Uber, me preguntó que qué era eso, que cómo iba a entrar ahí, que era apostar mi estabilidad de trabajo. Desde ahí dije: ‘quiero apostarle a algo nuevo’. Tal vez podría irme a una marca más tradicional o conocida, pero lo mío era empezar desde cero”, dice García.

2016

Termina el año como marketing manager en Uber Eats, donde permaneció hasta enero de 2021 en diferentes posiciones. “Cuando me dijeron de irme a Uber Eats dije que sí porque era algo nuevo”, explica. En este periodo, trabajó en la apertura de mercado de la marca en más de 40 ciudades de Latinoamérica, y también desarrolló estrategias de posicionamiento y activaciones con los restaurantes socios.

2021

En enero, regresa a Uber como gerente de marketing para México y de producto para Latinoamérica. “Fue un reto muy interesante, porque estábamos en pandemia y uno de los retos era rescatar un segmento que había sido de los más afectados en ese tiempo y volver a posicionarlo”, explica.

Al hacer balance de su paso en Uber, García Puentes señala que lo que más aprendió en la empresa fue a empezar de cero. Cuando ella llegó, la compañía iniciaba también su andadura en México y todos los problemas eran nuevos. Pero también, a lo largo del tiempo, hubo que reinventarse a medida que surgían nuevas circunstancias. “Los dos últimos años nos han enseñado que si no nos podemos reinventar, morimos”, dice.

Abril 2021

Bumble tocó a su puerta y la directiva tenía claro que eso era justo lo que quería. “No lo pensé dos veces, le dije a mi novio [a quien, por cierto, conoció a través de la app]: ‘me hablaron de Bumble y quiero que sea mío’”. Las pláticas, dice, fueron sencillas y en cada conversación se dio cuenta de la cantidad de mujeres que había en los puestos directivos. “Me sentía tranquila contándole a una mujer lo que he hecho. Hubiera sido igual con un hombre, pero era quitarte este síndrome de impostora y decir: ‘todo esto ya logré’”.

Sus tips para acabar con el síndrome del impostor:

“Cuando pienso en tips, porque creo que es importante que nos los compartamos, el primero es recordarte todo lo que has hecho. Uno de los tips es poner post-it y decir: ‘ok, el año pasado logré de 0 a un millón de crecimiento. O conseguí un presupuesto incremental de 50’. Y cada vez que tenía estos miedos de lo voy a lograr o no, regresaba a estos post it y decía: ‘yo ya logré esto’.

El segundo que considero muy importante es el networking. Y Bumble, al ser no ser solo un dating app, sino una red social, también permite tener espacios para conectar con otras mujeres, porque es importante que las mujeres estemos balanceadas en el amor, la amistad y el trabajo. Y también hay grupos como Mujeres en Tech o Latinas en Tech. Es importante conectarte y saber que otras mujeres también están ahí o que están pasando por algo similar.

Las mujeres normalmente no buscamos las mentorías y son muy importantes, el poder pasar consejos de generación en generación, el detectar dónde está el problema. A veces somos nosotras, porque no es que estemos haciendo algo bien o mal, sino que somos nosotras quienes no nos lo estamos creyendo”.

“Hay que quitarnos el miedo [al hacer networking]. A veces, nos incomoda dar el primer paso, pero ha marcado la diferencia sobre cómo me relaciono con otras personas”.