POR: Por: Claudia Torres Álvarez / Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).
La adopción de políticas anticorrupción y códigos de ética dentro de las empresas es fundamental para construir un gobierno corporativo fuerte y para protegerlas de riesgos de corrupción y reputacionales. Sin embargo, es igualmente relevante la existencia de políticas que incluyan, de manera directa y exclusiva, a los distintos socios comerciales, proveedores, contratistas y terceros con los que las empresas mantienen relaciones.
Los terceros pueden llegar a representar importantes riesgos de corrupción materializados en conflictos de intereses, soborno, fraudes, lavado de dinero y otras violaciones a la leyes nacionales e internacionales, que generen responsabilidades directas para las empresas contratantes.
Un primer paso al establecer cualquier relación con terceros es realizar una evaluación de riesgos de corrupción, así como implementar un proceso de debida diligencia.
El Índice de Integridad Corporativa 500, IC500, analiza cómo se encuentran las empresas en esta materia a través de la existencia de una política anticorrupción exclusiva para terceros o, en su defecto, que las empresas tengan la mención de apego de los terceros a sus códigos de ética, siendo la primera un indicador de mayor efectividad.
Cuando inició este ejercicio, en 2017, solo 115 de las 500 tenían una mención de controles anticorrupción para socios comerciales, contratistas y proveedores, a través de una política específica para estos o con la mención explícita de ser sujetos a los códigos de ética de las compañías.
Seis años después, en 2022, hay 185 empresas con políticas de integridad exclusivas para socios comerciales; 182 aún consideran como medida suficiente solamente hacer sujetos a los proveedores al código de conducta general de las empresas y otras 133 no tienen una sola mención de sus terceros en sus políticas de integridad.
‘Las 500 empresas’, como líderes en su sector, tienen la corresponsabilidad de extender y requerir que aquellos actores con los que mantienen relaciones comerciales tengan controles internos para reducir prácticas corruptas dentro del sector privado. En este sentido, aún hay un largo camino por recorrer.
Si bien este índice evalúa a las 500 más importantes de México, el avance esperado en términos de integridad no se limita solamente a este grupo.
Una de las apuestas de este ejercicio es generar un efecto dominó alrededor de las cadenas de suministro de estas organizaciones. Por eso es tan importante el compromiso integral de las empresas líderes en su sector.
Este compromiso puede materializarse a través de la exigencia de políticas en terceros y generando procesos de acompañamiento a micro, pequeñas y medianas empresas. Sin un esfuerzo conjunto, seguirán existiendo brechas que den espacio a la corrupción.
Fuente: MCCI, IC500.