Traje, Ralph Lauren para Diseños Labor.
Si hay una celebridad mexicana asociada al movimiento feminista es Regina Blandón. ¿Cómo fue que surgió esta faceta en una actriz que podría estar muy cómoda gozando de su éxito? Ella misma se lo cuenta a Life and Style en exclusiva.
Por Alberto Rojas Eguiluz
El movimiento feminista en México no es nuevo, pero desde hace algunos años ha cobrado una fuerza y vitalidad innegables. Esto se debe, en gran medida, a la cantidad de personajes públicos que se han sumado y comprometido con él. Uno de ellos es la actriz Regina Blandón.
Cuando le preguntamos cómo fue que se adhirió al movimiento feminista nos sorprende escuchar que es algo relativamente nuevo en su vida, algo que coincidió con el inicio de la pandemia. La marcha del 8 de marzo de 2020 –ocurrida poco antes de que todos tuviéramos que modificar a la fuerza nuestros hábitos y repensar la vida como la teníamos concebida hasta ese momento– fue el momento en que esta actriz mexicana, al igual que muchas otras mujeres, despertó a una nueva visión de esta causa. “Algo se modificó desde la marcha, por lo menos ya se escucha hablar de feminismo, aunque digan que es una moda, hay chavitas diciendo que quieren igualdad de circunstancias y oportunidades”, comenta Regina, quien recuerda que justo comenzaron a filmar Mirreyes vs Godínez 2, su más reciente película, unos días después de la marcha. “Acabando la marcha nos fuimos a Veracruz y a los 10 días nos mandaron a nuestras casas, nos dijeron que nos veíamos en un mes (risas), pero la retomamos después de un año para terminarla”.
El cambio personal del que habla Regina no lo comprobó de inmediato, haciendo memoria recuerda que fue cuando retomaron las grabaciones de la película que se dio cuenta que pensaba de una forma distinta. “Viéndolo ahora, me acuerdo que había un diálogo mío horrible con un mensaje que no podíamos mandar, no era que no le quedara al personaje, sino que no había un juicio que dijera que eso estaba mal. Entonces, le dije a Diana Bovio, mi compañera actriz en la película, lo cañón que era que dos años atrás, antes del caos mundial, ese texto no nos hubiera saltado, pero ahora sí. Eso habla de que nos estamos dando cuenta de diferentes cosas y de que hemos puesto lo que tenemos para que esto avance y cambiemos lo que está mal”.
Cuando Regina recuerda la marcha de marzo de 2020 acepta que nunca había vivido algo así. Al acordarse de la energía de hermandad que experimentó ese día para gritar “Ya basta, todo lo quemo y lo rompo si un fulano te apaga los ojos”, se le ilumina el rostro de una manera muy particular. No como si le llegara a la memoria un recuerdo feliz, más bien como si recordara el dolor y el sentimiento de las miles de mujeres con las que marchó ese día y que por fin estaban haciendo algo para protegerse entre ellas. Sin embargo, sabe que el camino es largo y apenas se está empezando a caminar: “Vamos paso a paso porque somos un país muy machista, como toda Latinoamérica, me fui dando cuenta que de alguna manera yo también lo era”. “La mayoría tuvimos una educación machista y violenta, pero darme cuenta de los micromachismos a los que estaba atada, que no son tan pequeños, me hizo abrir los ojos y deconstruir para construir, reaprender para aprender, para eso es muy importante la información. A veces, el feminismo está mal encausado porque nos falta información. En ocasiones, se cree que esto es una lucha de mujeres contra hombres y que somos unas viejas feminazis locas, cuando en realidad solo es una búsqueda de igualdad de situaciones y oportunidades”.
A Regina se le hace difícil entender que la gente no se informe más. Como dice: “Esa información la tenemos, literalmente, en la punta de los dedos todos los días”. Por otro lado, reconoce que ella habla desde una posición privilegiada por vivir en un país que favorece a las mujeres blancas, pero justo por eso es importante luchar desde todas las trincheras. “Nos falta escuchar y tener mucha empatía, por ejemplo, con nuestras mujeres trans. Pero la cosa es sentarnos a escuchar, amplificar voces y no querer tener la razón a la fuerza”, comenta.
Cuando Regina habla de lo que sucede en su medio no tiene reparo en decir que en el cine, la televisión y el teatro también existen esos micromachismos que ya nos había comentado. Aunque se ha rodeado de gente afín a sus ideas, dice que basta ver los vestuarios de las mujeres en las películas o en las series, que por lo regular resaltan sus atributos físicos, pero también acepta que la mentalidad ha ido cambiando. “A veces, mis compañeras de generación y yo hemos dicho en los ensayos que tal texto que tenemos que decir es misógino. Afortunadamente, me ha tocado trabajar con directores que lo entienden perfectamente”, acepta Regina. “De eso se trata, de aprender por qué no está bien. Los que se quejan de que ya no se puede decir nada están en un error. Lo que pasaba es que siempre nos estábamos burlando de alguien más siendo crueles y lastimando, se puede decir todo lo que quieras si eres inteligente y no te vas por lo fácil”.
Las victorias que va obteniendo el movimiento feminista son en muchos flancos, no solo en el cine o la televisión. Incluso en las publicaciones masculinas es más común ver a mujeres ocupando espacios importantes sin tener que usar poca ropa. “Es valiosísimo que ese tipo de inclusión y diversidad suceda, poner los puntos sobre las íes que no nos saltaban antes. Ahora es importante romper los paradigmas de género”, comenta Regina. “Me honra mucho que me hayan invitado a estar en esta portada, tenemos que hablar de las cosas que se tienen que hablar, porque lo que no se nombra no existe. Además, la mitad de la población somos mujeres, así que tenemos que ocupar esos espacios, no es que queramos quitar a nadie, solo queremos ocupar esos sitios que ya han tenido los hombres”.
Aunque Regina se hiciera famosa gracias a la televisión por su personaje de Bibiana en La familia P. Luche y el cine le ha dejado buenos dividendos, el máximo amor actoral que tiene es el teatro y para admitirlo no tiene que pensarlo dos veces. “Me gusta más el teatro porque me encanta estar en control de la situación. Si alguien tiene que improvisar o se equivoca, la cosa no se mueve, tienes que ir del punto A al punto B”, explica. “El teatro tiene algo que el cine y la tele no, que es que el público y los actores están entregados a lo mismo, ya sea que estén llorando, riendo o pensando, pero siempre al mismo tiempo. Eso muy enriquecedor y gratificante, hacer catarsis en una historia que te hace ver reflejada como actor o como público en un personaje y entender las cosas de otra forma”.
Regina va a tener unos meses muy ocupados en los que, curiosamente, se va a reencontrar con el teatro, pues además del estreno de Mirreyes vs Godínez 2, el 22 de julio comienza temporada en el Foro Lucerna con la obra Pulmones, un texto de Duncan Macmillan que habla de una pareja joven que duda acerca de tener hijos en un mundo donde se va a acabar el agua, cada vez hay más guerras y las cosas no pintan nada bien para nadie. Se trata de solo son dos actores representando las diferentes etapas de la vida de sus personajes, discutiendo sin escenografía ni cambios de vestuario. Justo a sus casi 32 años (los cumple el 25 de julio), Pulmones es una obra que ha puesto a pensar a Regina en la maternidad.
“No sé si quiero hijos o no, nunca he sido la persona más maternal ni muy niñera, me caen bien los niños y las niñas, pero por un ratito. Nunca fui la que siempre se quiso casar y formar una familia, pero veo a los hijos de mis amigas y sí quiero un ‘mini me’. Creo que es egoísta querer ser madre, igual que no querer serlo, porque, por un lado, está tu deseo de maternidad y por el otro el que tu vida siga como está. La responsabilidad es enorme y el mundo está que no sé a dónde vamos, estoy feliz de hacer esa obra porque espero que me de respuestas”, dice entre risas.
Ya pasaron más de dos años desde la marcha de marzo de 2020 y el inicio del encierro, y aunque Regina no ve que vayamos a salir más fuertes, como muchos pensaban, acepta que ahora valora muchas cosas como antes no lo hacía, como estar con la familia o con sus amigos. Con todos los divorcios que el encierro trajo se siente afortunada de tener una pareja que la entienda, el actor Martín Altomaro, pero no quita el dedo del renglón. El movimiento feminista es algo que llegó para quedarse tanto en su vida como en el de las demás mujeres que marcharon con ella el ocho de marzo de 2020.