Aunque todo indica que las cosas no podrían ir mejor a Michael Ronda, él las ve desde una óptica diferente. Sabe que el éxito que ha tenido gracias a series juveniles como Soy Luna y Control Z ha sido una bendición en su carrera, y que, además, le están abriendo las puertas en todo el mundo, pero él mismo confiesa que la industria no aprecia sus cualidades como él quisiera.“Estamos en una sociedad que está acostumbrada a estereotipar. Por ponerte un ejemplo, tú eres periodista y se acabó. En el arte eso es bien complicado porque habemos personas a las que nos encanta actuar, cantar y bailar, pero te dicen que solo eres un actor que además canta y baila, o un bailarín que actúa y canta. Sin embargo, la cosa no es así”, dice. “No es la gente la que te cataloga así, es la industria, la banda de los productores. Y de repente, un fan te dice que le encantan tus películas, pero a su hermana lo que le late es tu música; no sé si he logrado que me descataloguen, de hecho sigo en esa lucha, estamos tratando de sobrevivir y poner arte en el espacio”.

A sus apenas 25 años, Michael puede presumir haber puesto su propio arte en el espacio. Hace poco regresó a México del Festival de Cannes, donde fue invitado a hablar de una película que apenas está filmando bajo la dirección de un cineasta italiano.

“No tienes idea la sorpresa que me llevé en Cannes por la atención que me dieron simplemente por ser mexicano, no lo podía creer. Obviamente ayudó que la gente me conocía por Soy Luna y Control Z, pero a la hora de estar con los periodistas me impactó que el hecho de ser mexicano fuera como un imán”, explica con una emoción que no puede ocultar.

Por el momento, el actor mexicano no puede hablar mucho de este proyecto, pero nos cuenta que se trata de una película de cine de autor en la que él lleva el papel protagónico y habla en italiano, su idioma paterno. Después de la plática que tuvieron acerca del proyecto en Cannes, Michael cuenta que fueron invitados a exhibir la película el año entrante al festival, un proyecto que podría catapultar aún más su carrera, que ya iba en ascenso meteórico.

“No tienes idea la sorpresa que me llevé en Cannes por la atención que me dieron simplemente por ser mexicano, no lo podía creer. Obviamente ayudó que la gente me conocía por Soy Luna y Control Z, pero a la hora de estar con los periodistas me impactó que el hecho de ser mexicano fuera como un imán”, explica con una emoción que no puede ocultar.

Por el momento, el actor mexicano no puede hablar mucho de este proyecto, pero nos cuenta que se trata de una película de cine de autor en la que él lleva el papel protagónico y habla en italiano, su idioma paterno. Después de la plática que tuvieron acerca del proyecto en Cannes, Michael cuenta que fueron invitados a exhibir la película el año entrante al festival, un proyecto que podría catapultar aún más su carrera, que ya iba en ascenso meteórico.

Uno de los grandes méritos de la carrera de Michael Ronda es que cada paso lo ha dado por su cuenta, pues no viene de una familia del medio artístico. Su papá es un italiano dedicado a la industria de los dulces y su mamá es de Sinaloa. Si bien a ella le encanta cantar, no tiene nada que ver con la profesión actual de su hijo. “Nadie me agarró de la mano y me dijo ‘el camino es por allá y luego por allá’”.

Al ver el talento y el carisma que Michael le imprime a cada uno de sus papeles, cualquiera podría caer en la trampa de pensar que en su carrera, que abarca ya más de 13 años y 20 créditos entre películas y series de televisión, no ha habido momentos difíciles. La sonrisa casi permanente de Michael hace pensar que ha caminado con calma de proyecto en proyecto, pero el mismo éxito le trajo algunas complicaciones en su momento.

“Cuando entré a Control Z me sentía como un actor mexicano que estaba un poco olvidado por la industria, pues había estado cuatro años en Argentina haciendo Soy Luna; si bien trabajar para Disney es increíble, su nicho de mercado es demasiado específico”, explica. “Venía de hacer 480 capítulos de una serie que a la gente le encantó en México, pero fue como si eso desapareciera de alguna manera, así que cuando llegué a Control Z mi intención era reconectar con el público mexicano, y hoy que estamos terminando con la serie, siento que cumplimos la misión”. Cada personaje ha sido un maestro diferente para el actor, pero el de Javier, que interpreta precisamente en Control Z, fue una paso muy importante, no solo a nivel actoral, sino en lo personal.

“Javier me ayudó mucho a relajarme, como actor siempre tenemos ganas de proponer y colocar cosas en el espacio porque de eso se trata el arte, y Javier necesitaba lo opuesto, tenía que estar en un lugar gris y plano para poder darle fuerza a otros personajes que estaban al lado de mí”, dice mientras reflexiona. “Fue una gran enseñanza para ser un buen compañero y pasarle el balón a quien estaba al lado de mí”.

Si hay algo que le gusta a Michael de este momento de su carrera es justo lo que la gente no puede palpar: la evolución personal que percibe cada vez que se acerca a uno de sus personajes. Pero lejos de ser una actor que reniega de sus orígenes, Michael los sigue revisitando con mucho éxito, como lo hace ahora en la serie Papás por encargo de Disney+, un proyecto con el cual regresa al género familiar y en el que la música también representa una parte primordial de la historia. “Me encanta navegar entre los targets, entre las edades, no me gusta encerrarme en un público, me gusta abrirme y contarle historias a todo el mundo”, comenta.

Pero su amor por los personajes juveniles está lejos de encasillarlo. Michael es ambicioso y cuando habla de los papeles que le gustaría hacer en el futuro, sin pensarlo dos veces dice que le gustaría hacer un villano. Sonríe pensando en el Tony Montana de Al Pacino, pero también comenta que quedó impactado con la actuación de Austin Butler en Elvis; a él también le gustaría interpretar a un personaje de ese estilo y probar suerte en un proyecto en donde pueda aplicar todas sus capacidades artísticas, como West Side Story.

Otro reto que Michael Ronda tiene pendiente es la música, un compromiso fuerte que tiene no solo con sus fans, sino consigo mismo y que adquirió al salir de gira con el elenco de Soy Luna. No obstante, sabe que eso tendrá que esperar un buen rato. “Me encantaría seguir con la faceta musical, pero no es fácil porque el cine demanda mucho tiempo, igual que en la música, encontrar el término medio no es sencillo. En Papás por encargo, mi personaje está en una banda y la gente está pidiendo que salgamos de gira porque le ha ido muy bien a la serie en todo el mundo, por ahí podría salir algo, pero aún no lo sé”, dice el actor.

Acerca del espacio en el que se siente más cómodo para actuar, Michael admite que no podría escoger entre la televisión, el cine o el teatro pues cada uno le gusta debido a sus exigencias particulares. Por un lado menciona el ritmo frenético de la televisión, que exige un aguante fuera de lo común; por el otro, habla de lo agotador que resulta el cine por lo repetitivo que es; finalmente, en el teatro es lo mismo todos los días. “Las tres tienen sus cosas complicadas pero son muy especiales, no sé si puedo escoger una por encima de otra; lo que quiero es campechanearle con todas porque los tres son trabajos muy diferentes”, agrega.

Para convertirse en el primer actor al que las producciones buscan cuando se va a filmar algún musical en México y ser una de las caras mexicanas más conocidas del streaming en todo el mundo, Michael ha tenido que hacer muchos sacrificios, y aunque hoy se ven los resultados, tiene que seguir haciendo muchos otros para mantenerse en la posición en la que está.

“Toda recompensa tiene su sacrificio. No sabes la cantidad de viajes y navidades que me he perdido y eso me ha dolido un montón. Para mí la Navidad siempre fue algo muy especial y me las he perdido por estar de gira, igual que los cumpleaños de mi mamá o de mi papá por estar filmando”, dice con nostalgia. “Para que te des una idea, este año cumpliré 17 años ininterrumpidos trabajando el día de mi cumpleaños, o estoy en serie, o en teatro, o en película, o en algo de música, como sea, pero siempre el día de mi cumpleaños”.

A Michael le gusta vestirse bien y se nota a primera vista. Admite que busca salir de lo cotidiano cuando se trata de estilo, ser diferente y portar cosas que nadie más tiene, “cosas diferentes que se me vean bien y que comuniquen la idea de que estoy caminando”. Uno de esos objetos son los relojes, que siempre le han gustado porque son el complemento ideal para verse bien y estar a la moda. Por esta razón, cuando Tommy Hilfiger lo invitó a ser embajador de su línea de relojes y joyería le encantó la idea. A fin de cuentas, él representa el espíritu y valores de la marca, incluyendo la autoexpresión y el fomento de la individualidad, además de la promoción de una cultura incluyente. “Me gustó enterarme de sus planes de sostenibilidad para el mundo, están haciendo muchas joyas y relojes con desechos que se encuentran en el mar y se me hizo una apuesta muy padre”, dice Michael. “Qué bueno subirme al tren de una familia que es muy exitosa a nivel mundial y que está empujando por estos proyectos que impactan favorablemente en el planeta, además son relojes muy cómodos, seguros y quedan con lo que quieras, se ven súper bien”.

Entre el estilo, las decisiones acertadas y el talento, Michael Ronda no solo está viviendo el mejor momento de su carrera, sigue haciendo todo lo necesario para ser mejor a cada paso.