Los estragos de la pandemia, el conflicto entre Rusia y Ucrania y el cambio climático han provocado una escalada en los precios que daña los bolsillos de los consumidores.

¿México se queda sin ‘balas de plata’ ante la ola inflacionaria?



Por: Dainzú Patiño

S

Son las 10 de la mañana y el calor arrecia. La previsión es de 31 grados como temperatura máxima y de tormenta eléctrica por la tarde. Las jefas y jefes de familia hacen las compras para la comida. Hay que ganarle al día, pues una vez que la lluvia comienza, no para.

Las gorditas de chipilín, el menudo de cerdo y el pollo frito son algunos de los platillos caseros en Tapachula, la segunda ciudad más relevante de Chiapas después de la capital, Tuxtla Gutiérrez, y, hasta julio, la tercera urbe con una inflación mayor a 10%, superior al 8.15% nacional que reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) al cierre del séptimo mes. Tehuantepec, Oaxaca, y Ciudad Jiménez, Chihuahua, lideran el top cinco de ciudades donde el costo de los productos y servicios se ha salido de control.

Los precios varían según el punto de la república, pero el promedio nacional indica que un kilo de aguacate puede variar entre 95 y 130 pesos; hace un año costaba entre 48 y 66 pesos y el litro de aceite ronda los 50 pesos, cuando en el 2021 estaba sobre los 36 pesos. “Ofrezco marcas económicas, si no, no se vende lo esencial: frijol, arroz y verduras para los de Honduras, Haití, El Salvador; jitomate y cebolla para los de aquí. No hay guiso que no los lleve”, dice ‘Berthita’ López, comerciante del mercado de San Sebastián, en el centro de la ciudad fronteriza con Guatemala.

(Arriba) MÁS. Las loncherías y taquerías han tenido que aumentar sus precios ante el alza en los costos del gas, la carne y las verduras. (Abajo) MARCHANTES. Los pasillos del mercado de San Sebastián atestiguan el esfuerzo de las familias por hacer rendir el gasto. FOTOS: Israel P. Vega.

MÁS. Las loncherías y taquerías han tenido que aumentar sus precios ante el alza en los costos del gas, la carne y las verduras.



MARCHANTES. Los pasillos del mercado de San Sebastián atestiguan el esfuerzo de las familias por hacer rendir el gasto. FOTOS: Israel P. Vega.

La fruta y la verdura que vende regularmente llegan de Comitán, otro municipio chiapaneco, pero ahora es distinto: “Hubo inundaciones, entonces el jitomate viene de Puebla, pero como el transporte está caro suben los precios, ahorita está en 22 pesos el kilo. Todo está caro, vas al súper por papel, detergente y te gastas 1,000 o 1,200 pesos. Antes eran 700 u 800 pesos”, cuenta la comerciante, quien participa en la manutención de una familia de cuatro integrantes.

La de López es una realidad que se replica por casi todo el país y con mayor afectación en 34 ciudades de las 55 en las que el instituto de estadísticas sigue la evolución de los precios al consumidor. A finales de junio, el rango inflacionario en ese grupo iba de 8.2% hasta 11.25%.

pollo

Salir de una y entrar a otra

Las razones detrás del México con precios que van del ámbar al rojo en la escala del INEGI son claras. La pandemia trastocó las cadenas de suministro en todo el mundo y provocó una reducción en la oferta de bienes y servicios, como alimentos y el transporte de carga. Con el avance de la vacunación, se incrementó la demanda y la movilidad, factores que provocaron una oleada de alzas en los precios que empezó a sentirse en los bolsillos desde finales del 2021.

En agosto de ese año, la inflación promedio en México rondaba el 5.5% a tasa anual. De ahí se mantuvo con alzas continuas hasta 7.3% en diciembre y en junio de 2022 alcanzó una tasa de 8.15%, su nivel más alto desde diciembre de 2000, impulsado por un incremento de 12.09% en alimentos, bebidas y tabaco, y otro de 16.05% en productos agropecuarios. En el séptimo mes del año, por ejemplo, los precios del aguacate, la cebolla, la papa y la sandía aumentaron 58.78%, 49.50%, 60.26% y 26.09%, respectivamente, de acuerdo con el INEGI.

34
Ciudades del país, de las 55 en las que el INEGI da seguimiento a los precios, tenían una inflación por arriba del 8.15% nacional.

Otro factor que ha recrudecido la inflación se desencadenó en Europa oriental. Tras meses de amenazas, el 24 de febrero de 2022, el presidente ruso, Vladimir Putin, dio luz verde a una invasión militar a Ucrania. Rusia es el tercer país productor de petróleo del mundo, su participación en un conflicto bélico sube el riesgo de que su suministro se interrumpa y, por ende, aumente su precio en el mercado internacional, explica Arturo Carranza, especialista en materia energética. “Y cuando sube el petróleo, sube la gasolina, y cuando sube la gasolina en México, sube todo”, agrega Mariana Campos, coordinadora del Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas de México Evalúa.

pollo

El economista en jefe para América Latina de Barclays, Gabriel Casillas, añade que el conflicto impacta directamente en el suministro de fertilizantes y energéticos, pues Rusia y Ucrania son exportadores líderes de estos productos. “Estábamos saliendo de la peor pandemia en más de un siglo y nos topamos con esto, parece que estuviéramos regresando a los años 80, por este conflicto bélico y por la inflación a niveles de esos años”, refiere el especialista.

3.5%
Es el pronóstico de inflación general promedio para el cuarto trimestre de 2023, el primero dentro del rango de 3% de Banxico.

La expectativa del Banco de México es que México tenga una inflación no menor a 7% en lo que resta del año y que no sea hasta finales de 2023 o inicios de 2024 cuando la inflación converja hacia la meta de 3%, prevista por el banco central. Pero ¿qué harán las familias mexicanas para sortear esta situación y cómo impactará en el desarrollo de la economía nacional? Para ambas, la respuesta no es alentadora.

Suerte y paciencia, los aliados contra la inflación

MÁS. Jonathan Heath ve necesario que el banco central realice más alzas a la tasa de referencia para ayudar a controlar la inflación en el país. FOTO: Cortesía BANXICO.

Jonathan Heath

Subgobernador del Banco de México

Lee la entrevista aquí

De Tijuana a Tapachula

El impacto de ambos factores se resiente en todo el país aunque no de forma pareja. Un mismo producto no cuesta lo mismo en Tijuana que en la Ciudad de México, Oaxaca o Tapachula, debido a factores intrínsecos de cada lugar, como los procesos de intermediación, los hábitos de consumo de su población, los costos logísticos que implica la distancia entre el centro de producción y los puntos de comercialización o la inseguridad en el transporte de los bienes, de acuerdo con Rodolfo de la Torre, director de Desarrollo Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).

pollo

En el centro del país, donde la inflación estaba por debajo del promedio nacional, ‘El Chimino’, un locatario de abarrotes en el mercado de Tacuba, en la Ciudad de México, sortea los efectos de la escasez de semillas de girasol para el aceite, y de suministros para el detergente, que sus proveedores en la Central de Abastos le dicen para argumentar el alza en costos. “Un día vendo el aceite en un precio y cuando voy a surtirme, el precio es el mismo al que lo ofrecí, no hay ganancia, solo reinvierto, a esto se suma el alza en el transporte”, comenta.

pollo

Mientras atiende a sus clientas, ‘El Chimino’ cuenta que el maíz, el frijol y el arroz los compra con agricultores que dejaron de trabajar sus cultivos por dos años de pandemia. Este año, dice, será a finales de noviembre o inicios de diciembre cuando se empiece a recoger y se sepa qué tan buena fue la cosecha. La esperanza es que la producción local permita acceder a granos con mejores precios.

AL ALZA. Locatarios del mercado de Tacuba en la CDMX, como ‘El Chimino’, batallan para dar mejores precios. FOTO: Israel P. Vega.

12.4%
La inflación en alimentos y bebidas en la Zona Metropolitana de la CDMX, a finales de junio.

Es una expectativa poco fiable. A inicios de julio, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) alertó por una sequía de moderada a excepcional en casi la mitad del territorio nacional incluyendo a 12 municipios de Sinaloa, considerado como el granero del país. Además, México solo produce 52% de los granos y oleaginosas que consume, el resto lo importa, principalmente, de Estados Unidos, donde van atrasados con la siembra de maíz y de soya, explica Juan Carlos Anaya, director de GCMA. “Los precios de importación están aumentando los costos de las empresas pecuarias y agroindustriales: las refinadoras de trigo, de maíz; las aceiteras, por el tema de la semilla de girasol”, añade.

La escasez de techos

El encarecimiento de los insumos dificultará poder contar una oferta de vivienda más accesible.

PRESIÓN. El encarecimiento de los materiales y servicios en el sector de la construcción eleva el costo de la vivienda y complica el acceso a financiamiento hipotecario. FOTO: Jesús Almazán.

Por: Diana Zavala

Romina y Mario tienen 32 y 38 años. Desde hace tiempo viven en un departamento rentado en la colonia Postal, en la Ciudad de México. A inicios de 2022 decidieron dar el siguiente paso y adquirir una vivienda juntos, pero han pasado seis meses y, poco a poco, han perdido la esperanza al ver que no pueden costear un departamento que cumpla con sus expectativas. Confiaban en que con lo ahorrado para el enganche obtendrían un crédito adecuado, pero las mensualidades salen muy altas y con periodos de pago de 25 años. “No sabemos si seguiremos queriendo lo mismo para entonces”, dice Romina. “La mayoría de la vivienda en esta colonia está por arriba de los 3 millones de pesos”, agrega.

Millones de personas en el país comparten la historia. El incremento de los últimos años en los costos de la vivienda hace más lejana la meta de comprar una propiedad. Datos de la Sociedad Hipotecaria Federal indican que el precio de estos inmuebles al primer trimestre de 2022 fue de 1,466,989 pesos a nivel nacional, 44.7% más que en 2018. En tanto, el salario promedio de las personas es de 7,380 pesos al mes, según el INEGI; es decir que una vivienda cuesta 198 meses enteros de su salario.

“En créditos bancarios, el ticket promedio es de 1.5 millones de pesos, mientras que en Infonavit es de 700,000 pesos. Es muy cierto que existe un problema en sectores de la población con ingresos más bajos, de entre 8,000 y 12,000 pesos. No se les está atendiendo, no se les está ofertando y no se está construyendo”, comenta Luis Alberto Gómez, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi).

La inflación y el encarecimiento de los productos para la construcción ha empeorado el panorama. Entre mayo de 2012 y mayo de 2022, el precio de materiales, alquiler de maquinaria y remuneraciones en el sector aumentó 87.05%. Desde 2019, antes de la pandemia, el incremento fue de 32.98%. La escalada inflacionaria, dice Gregorio Sánchez, del Banco Inmobiliario Mexicano (BIM), ha derivado en el aumento de la tasa de referencia por parte de Banxico e “impactará 16 o 17% en la vivienda”. El encarecimiento será notorio en los siguientes meses, según Jesús Orozco, director general de Tinsa México.

La Canadevi ya trabaja para que los incrementos sean, en primera instancia, absorbidos por las empresas y con aumentos paulatinos para no salir del mercado. También analiza soluciones para atender la base de la pirámide con menores ingresos. Mientras tanto, el problema persiste y trae consecuencias como la autoconstrucción deficiente y el hacinamiento, explica Máximo Ernesto Jaramillo, cofundador del Instituto de Estudios sobre la Desigualdad.

Él considera que, a menos que haya una intervención del gobierno, el fenómeno de la disparidad entre el poder adquisitivo de los mexicanos y el costo de la vivienda continuará. El panorama muestra que la mayor parte del mercado no demanda productos de costos elevados que no puede pagar; sin embargo, al ser una de las herramientas favoritas de inversionistas, continúa su absorción.

“En términos generales, la inflación afecta más a las familias de ingresos más bajos porque las familias de ingresos medios o altos pueden sustituir algún producto y las familias de ingresos bajos no”, señala Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.

En el mercado de Soconusco, en Tapachula, un pollo entero de dos kilos costaba –a finales de junio– entre 180 y 200 pesos, 30 pesos más respecto a un par de semanas atrás, según Juana Pérez, locataria. En su trabajo, Gilda Ruiz, subdirectora de una escuela secundaria del municipio chiapaneco, escucha las estrategias de compañeras para hacer que ese pollo dé para una comida de cuatro días: “Se utiliza todo, patitas, alitas, hígado, porque no alcanza”.

52%
De los granos y oleaginosas que consume el país se producen en México, el resto lo importa, principalmente, de Estados Unidos.

“La situación no es diferente en Tijuana, ciudad fronteriza con Estados Unidos que anotó una inflación de 9.48%. Ahí, Maribel Luna administra un negocio familiar de juguetes y espectáculos infantiles, además del dinero para la manutención de un hogar de seis personas, cinco con actividad económica. “Una echa cifras y se desmaya. Ayer pagué 70 pesos por una piña, el kilo de pechuga de pollo subió de 90 a 160 pesos en menos de un mes. Compré un aguacate en 52 pesos. Antes, con eso me llevaba cuatro”, cuenta.

AL NORTE. Maribel Luna administra un negocio familiar de venta de juguetes y espectáculos. Apenas se recupera de los estragos de la pandemia y ahora enfrenta una ola de altos precios que también afecta los productos infantiles. FOTOS: Ariana Drehsler.

AL NORTE. Maribel Luna administra un negocio familiar de venta de juguetes y espectáculos. Apenas se recupera de los estragos de la pandemia y ahora enfrenta una ola de altos precios que también afecta los productos infantiles. FOTOS: Ariana Drehsler.

Algo similar pasa con María Domínguez, quien trabaja como empleada doméstica en la Ciudad de México, una labor por la que percibe entre 400 y 500 pesos diarios. Junto con su esposo y su hijo, aporta al gasto de la casa donde viven cuatro integrantes y cuya renta subió de 3,000 a 3,500 pesos en enero. “Ahora, si tenías pensado comprar zapatos o ropa, ya no lo haces para completar para la renta, la comida, el gas; a la hora de comprar, todo está muy caro, el arroz, el aceite estaba en 38 pesos, ahora está en 50”, explica.

aguacate
aceite

¿Sin balas de plata?

En mayo, la Secretaría de Hacienda puso en marcha el Paquete Contra la Inflación y Carestía (Pacic), que incluye estímulos fiscales a las gasolinas (que aplican al 100% desde marzo), aumento en la producción de granos, entrega de fertilizantes y eliminación de cuota a la importación de fertilizantes, entre otras. También establecía un acuerdo con productores y empresarios para garantizar precios justos en 24 productos de la canasta básica de la Profeco.

GOLPE. El alza de 117% en el precio de los futuros del trigo de 2020 a 2022, según GCMA, impacta a panificadoras y expendios. FOTO: Carlos Figueroa.

De las medidas, los estímulos a las gasolinas, que radican en no cobrar o reducir la cuota del impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS), además de beneficios adicionales a través del IVA y el ISR a importadores y productores, es la que tiene mayor impacto: “Sin subsidio estaríamos hablando de una inflación de 9.7% en México”, estima Casillas, de Barclays.

Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México, ha comentado que sin el Pacic, la inflación sería de 11% y no de 8%, especialmente, por los topes a las alzas de las gasolinas.

Por su parte, la eliminación de aranceles a 21 productos básicos y fertilizantes puede contribuir a la importación de productos provenientes de países con los que México no tiene tratados de libre comercio, como Brasil y Argentina, coinciden Juan Carlos Baker, ex subsecretario de Comercio, y Fernando Ruiz, director general del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (Comce).

Es en todo el mundo

Los incrementos en las tasas de interés de referencia de los bancos centrales han sido insuficientes para calmar el alza en productos y servicios, obligando a los gobiernos a implementar más acciones.1

Desliza para ver más

La mayor economía del mundo tocó su más alta inflación en 40 años, al llegar a 9.1% en junio pasado. Con una tasa de interés de referencia de entre 1.5 y 1.75%, los inversionistas prevén que la Reserva Federal incremente aún más su tasa de referencia en los siguientes meses para tratar de regresar la inflación a la meta de 2%.

En mayo, reportó una inflación de 7.7% anual, un nivel no visto en cuatro décadas. En junio, el gobierno presentó el Plan de Asequibilidad con medidas por 8,900 mdd, entre las que destacan apoyos económicos extras para trabajadores y personas que rentan una vivienda; reducción en tarifas de cuidado infantil; aumento de 10% en pensiones y cobertura dental para quienes ganan menos de 90,000 dólares.

La inflación llegó a 11.89% anual en junio, impulsada por el incremento en alimentos y energéticos. Como respuesta, su banco central aumentó su tasa de interés de referencia a 13.25% y la colocó en territorio contractivo. El gobierno ha implementado medidas como el programa Auxilio Brasil y la entrega bimestral de vales de gas para cocinar.

A tres años de su última recesión económica y una inflación de 64% en junio, los argentinos ven cambios súbitos en los precios de bienes y servicios diariamente. Con la intención de controlar los precios domésticos, en marzo, el gobierno aumentó de 31 a 33% los aranceles a la exportación de harina y aceite de soja, además de la creación del Fondo Estabilizador del Trigo Argentino.

Con una inflación de 17.1% en mayo, los precios alcanzaron un pico antes de lo previsto. ¿Los motivos? El fortalecimiento del rublo y la disminución de la demanda, no obstante, la escasez de productos está latente. En junio, su inflación llegó a 15.9%, aun con sanciones por la invasión en Ucrania, y el Banco de Rusia bajó su tasa de interés a 9.5% frente a la caída en las expectativas de inflación.

Se prevé que la inflación alcance máximos históricos este año, de 7.6% en la zona del euro y de 8.3% en la Unión Europea, y que baje en 2023. La economía sigue vulnerable, principalmente, por su gran dependencia de los combustibles fósiles rusos. El panorama para 2023 es positivo, por su mercado laboral resiliente y el apoyo del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia.

Este país asiático llevaba 30 años en un periodo de deflación (caída general de precios), por lo que la actual tasa de 2.5% de mayo es alta. La forma de enfrentar la coyuntura más un crecimiento económico bajo es no subiendo tasas, lo que, a su vez, castiga a su moneda, una situación que puede resultar favorable, al ser Japón un país exportador.

Con una inflación de 2.5% en junio, el Banco Popular de China busca mantener una política monetaria expansiva para apoyar la recuperación económica. Se utilizarán herramientas de política monetaria de manera oportuna y flexible. Además, el banco central presionará a las instituciones financieras para que reduzcan los costos de financiamiento de las empresas.

1 Fuentes: tradingeconomics.com, Reuters / Departamento de Finanzas de Canadá / Reuters, Banco Central de Brasil / Reuters / Comisión Europea en España / Banco de Rusia y tradingeconomics.com / Reuters / Ramsé Gutiérrez, senior VP/codirector de Inversiones de Franklin Templeton México.



Para Esteban Polidura, director de Asesoría y Productos para las Américas del banco privado Julius Baer, muchas de estas medidas para controlar la inflación suelen ser temporales o tienen un efecto poco significativo. Asegura que lo más importante es entender que las causas de la inflación son globales y que no hay más que esperar a que se normalice y la inflación descienda.

Lo cierto es que esto no evita impactos indeseables sobre la economía y las finanzas públicas. La invasión de Rusia a Ucrania y su efecto en los precios de materias primas y fertilizantes, por ejemplo, es uno de los factores que la calificadora de riesgo crediticio Fitch tomó en cuenta para ajustar su expectativa de crecimiento económico para México de 2.8 a 2.0% este año. “Esperamos que la inflación converja a niveles de las metas de los bancos centrales de manera gradual en los próximos años”, señala Carlos Morales, analista de riesgo soberano de Fitch Latinoamérica.

Algo que llegó para quedarse es la inflación, con tasas que no veíamos en mercados emergentes en 20 años


Gabriel Casillas, economista en jefe para América Latina de Barclays.

De la Torre, del CEEY, afirma que lo que resta es esperar a que Banxico siga aumentando las tasas de interés ante la incertidumbre del panorama que hay sobre la evolución de los precios, una medida que eleva el costo del crédito, desincentiva la inversión privada y, por ende, frena la economía. Los 33 analistas del sector privado consultados por Citibanamex esperan que la tasa de interés de Banxico acabe en 9.50% este año. Al cierre de la edición, era de 7.75%.

Adrián de la Garza, economista en jefe de Citibanamex, es más optimista. Estima que la inflación en México alcanzará un pico en septiembre para después comenzar a estabilizarse. Polidura, de Julius Baer, coincide pero aclara que eso no implica que las tasas de referencia regresen a los niveles de antes de la pandemia: “La inflación alta llegó para quedarse. No quiere decir una inflación de 7 u 8%, sino una más alta a la del pasado porque hay varias fuerzas estructurales que están empujando los precios”.

Casillas, de Barclays, va más a fondo y sostiene que en tanto los sueldos no vayan en línea con la inflación, los niveles de vida de la población mexicana se irán deteriorando. “Es importante atajar con políticas para incrementar el salario mínimo, siempre y cuando no sea inflacionario”, concluye. (Con información de Luz Elena Marcos, José Ávila y Rosalía Lara)

Créditos:

ILUSTRACIONES: Vicente Martí / ÍCONOS: Oldemar González / ANIMACIÓN: Nayeli Araujo / DISEÑO Y PROGRAMACIÓN WEB: Salvador Buendía / COORDINADORA DE FOTOGRAFÍA: Betina García