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En apenas poco más de una década, la carrera de Mariana Treviño puede considerarse la de una artista que ha cumplido sus sueños. Pero ella no se queda con sus personajes, simplemente los deja y sigue adelante.

Texto: Alberto Rojas
Fotos: Manuel Zúñiga
Moda: Ruth Buendía

Al ver a Mariana Treviño fuera de cámaras mientras bromea y se ríe durante la sesión de fotos para la portada de esta edición de Life and Style, hay una pregunta que es imposible no hacerse. ¿Cómo se ve a sí misma? La gente la ubica a la perfección como Isabel Iglesias de Club de Cuervos, tal vez su personaje más emblemático hasta ahora, pero Mariana no es una actriz a la que se la haya devorado uno de sus papeles. Su versatilidad le ha permitido romper de tajo con el encasillamiento, pero parece que eso tiene mucho que ver con el punto de vista que tiene de sí misma. “Soy una nómada que va de personaje en personaje; que cada vez va llegando a un pueblo nuevo. Ahí hago mi show, recojo mis chivas y sigo por el camino, por eso no tengo una proyección de un personaje que quisiera hacer, porque confío en que los que me van llegando son los indicados”, dice sin pensar mucho su respuesta.

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Justo esa actitud de actriz nómada la ha llevado a actuar cara a cara con uno de los actores más reconocidos de las últimas décadas y uno de sus ídolos personales: Tom Hanks en la película A Man Called Otto, o como se conocerá en México, Un vecino gruñón, una adaptación de la novela del sueco Fredrik Backman.

“Nunca imaginé trabajar con un actor que admirara tanto como Tom Hanks, fue un doble sueño cumplido, porque también trabajé con el director Marc Forster (Descubriendo el país de nunca jamás y Más extraño que la ficción). Me di cuenta que todos los equipos creativos del mundo estamos en la misma búsqueda, en la misma esencia de contar la verdad acerca de una personaje. Además, ver a Tom Hanks, desde la humildad con la que trabaja y su generosidad fue increíble, a nosotros nos tocó crecer con sus personajes, cuando vi Filadelfia fue una apertura de conciencia, por eso es un ícono de nuestra profesión”, dice acerca de su primera experiencia a profundidad en Hollywood.

Echando un vistazo hacia atrás nos damos cuenta que a Mariana siempre la siguió el arte. Nos cuenta que primero estudió danza contemporánea en el Instituto Nacional de Bellas Artes, también cursó la carrera de Lengua y Literatura Modernas Inglesas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y después música en el Berklee College of Music, de donde han salido músicos de la talla de Diana Krall, Quincy Jones y Branford Marsalis, pero al final fue la actuación quien la reclamó.

“La actuación fue el río que tomó todas mis exploraciones previas y las metió en un mismo canal, porque en la actuación expresas todo, trabajas con todas tus herramientas, internas y externas. Tienes tu cuerpo, pero debes observar mucho, te ayuda todo lo que has leído, trabajas con el impacto emocional que tengas guardado”.



Look total, Gucci; reloj, Royal Oak Automático, Audemars Piguet; aretes, Bulgari.

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“Creo que fue un camino que me escogió, me encantaba cantar blues, fue un momento en mi vida, pero luego vino la actuación, que fue el río que tomó todas mis exploraciones previas y las metió en un mismo canal, porque en la actuación expresas todo, trabajas con todas tus herramientas, internas y externas. Tienes tu cuerpo, pero debes observar mucho, te ayuda todo lo que has leído, trabajas con el impacto emocional que tengas guardado”, explica la actriz regiomontana.

Parecería que la carrera de Mariana ha sido corta, su debut en la pantalla grande apenas está llegando a la década y sus inicios en teatro van solo tres años más atrás, pero en ese tiempo ha logrado una colección de personajes tan entrañables como intensos. Así es como los ha percibido el público, pero ¿cómo los vive ella? ¿Cuáles son con los que más la han enganchado personalmente?

“Me entrego mucho a mis personajes en el momento. Tengo la visión de que los personajes, esas conciencias etéricas, necesitan una expresión y uno ofrece lo que es para que se expresen a través de eso, es una comprensión mutua, una simbiosis de conciencia muy interesante, en el momento me permito navegar ese intercambio, pero después lo suelto, hay personajes de los que ya no me acuerdo, no por ingrata, lo que pasa es que cierro los ciclos y sigo adelante, pero siempre les agradezco porque todos vienen a ayudarme, a sanarme y a crecer en ciertas partes de mis contenidos, de mi conciencia y juntos tienen una misión”, aclara.

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Para ella, los personajes son procesos de crecimiento y expresión que comparte con el público, porque reconoce que todos estamos en las mismas búsquedas, pero acepta que ha conectado con todos sus personajes en distintos tiempos y etapas de su vida. “Siento que Isabel Iglesias se metió al corazón de los mexicanos y ellos la entendieron –el porqué de su carácter y el proceso de todo lo que había detrás de ella. Me encantó que hubiera tanta comprensión hacia Isabel, hasta la fecha la gente sigue recordándola. Es un personaje que llegó en un momento específico en que se tenía que hacer conciencia de las mujeres que están en un entorno en el que no las dejan crecer por todos estos conceptos de feminismo real, no como ideología. Siento que Cuervos fue una genialidad en todo su conjunto, que sigue resonando en la gente que me saluda, en las redes sociales con memes y de otras formas”, comenta.

¿Para qué actuar?

En estos tiempos en que estamos saliendo de una pandemia y parece no haber nada seguro, cualquiera podría pensar que ver a alguien actuando no tiene la mayor importancia. Sin embargo, es todo lo contrario, por lo menos eso es lo que piensa Mariana, para quien la actuación no solo es su forma de vida, sino un proceso de conciencia. “Para mí actuar es una herramienta de conciencia porque tienes que explorar lo que tienes, lo que eres, lo que te ha marcado, lo que puedes y no expresar, tus vacíos… Es una vitrina en que todo se ve”, dice y agrega que en general, a la gente nos hace mucha falta tener esa conciencia de quienes somos.

Look total, Chanel.

Look total, Chanel; reloj, Royal Oak Cronógrafo Automático, Audemars Piguet.




“Para mí actuar es una herramienta de conciencia porque tienes que explorar lo que tienes, lo que eres, lo que te ha marcado, lo que puedes y no expresar, tus vacíos… Es una vitrina en que todo se ve”.

“En ocasiones nos quedamos a la mitad, a veces podemos vernos a nosotros mismos y otras no, siento que la actuación ayuda en esos procesos de autoobservación y autoconocimiento porque ves reflejada tu propia humanidad en el otro y te das cuenta que así funcionamos como especie, por eso necesitamos el amor de los otros para seguir creciendo. Es un círculo de crecimiento que tenemos con los demás y eso se ve simbolizado en la actuación, alguien hace un arquetipo de lo que la humanidad es, otro lo recibe y tú recibes lo que el otro recibió, el círculo está completo con el que te observa, así que se hacen unos círculos evolutivos interesantes”, explica.
Si hay algo de lo que no se le puede acusar a Mariana Treviño es de encasillarse, ya no solo en un papel, sino en un mismo género. Ella es capaz de hacer personajes tan divertidos como torturados y dramáticos, y para muestra está su filmografía, que va de polo a polo con series como la misma Club de Cuervos y Narcos: México, por poner solo un par de ejemplos.

Look total, Dior; reloj, Royal Oak Cronógrafo Automático, Audemars Piguet; anillos, Bulgari.

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El ver la facilidad con la que Mariana cambia de piel en cada proyecto obliga a otra pregunta: ¿en dónde se siente más cómoda, en el drama o en la comedia? “Siempre me he sentido un poco mejor en la comedia porque cuando empecé a actuar fue de ahí de donde me conecté, estudié letras en la UNAM y disfrutaba mucho también la comedia escrita, pero todos los actores sabemos que el fundamento de la comedia es la tragedia, está pegadito, es el mismo territorio, solo es otro punto de vista. Me ha encantado en los últimos años poder explorar lo dramático dentro de la comedia, eso empezó con Club de Cuervos, ese fue el momento de explorarlo porque el personaje de Isabel Iglesias estaba en crisis y tenía muchos momentos dramáticos, pero todo dentro de lo absurdo de la comedia que ella misma genera, me encanta navegar entre estos dos polos porque siento que son dos caras de la misma moneda”.
Como la artista nómada que es, Mariana no sabe a ciencia cierta cuál será el siguiente paso para ella. “A veces los actores vivimos a la deriva, no tenemos un camino en el que podamos ver dónde estamos, tienes que estar a la intemperie viendo qué te depara la vida, pero vas haciendo tus caminitos y esos te van guiando por donde tienes que ir, solo hay que seguir andando”, comenta. Ese camino la acaba de llevar a Hollywood a actuar al lado de Tom Hanks. Veremos a dónde la lleva después.

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