Crear un espacio que atienda las necesidades de decenas de personas ya es complejo, y para Oxígeno Arquitectura el reto se multiplicó por cuatro.
Por Josep Rodríguez
En el Nueva York de 1907, la editorial Condé Nast daba sus primeros pasos en
unas pequeñas oficinas, desde donde se expandió por el mundo. Ahora, su sede
en Ciudad de México se volvió un ejemplo para sus instalaciones en Europa y en
Estados Unidos.
“Estamos comparándonos con la oficina de Berlín, la de París o la de Londres,
que son centros de moda y que, seguramente, tuvieron presupuestos mucho más
altos que nosotros”, explica Jorge Armendáriz, Chief Commercial Officer de
Oxígeno Arquitectura, despacho a cargo del proyecto.
Su tarea fue mostrar la identidad de una empresa con más de un siglo de
experiencia, pero con la modernidad necesaria para seguir vigente. Esto,
tomando en cuenta que el espacio fuera óptimo para que los empleados
desarrollaran comunidad.
Durante las primeras conversaciones con el cliente, se activó una célula del
despacho, dirigida por Génesis Aymes, la diseñadora senior en este tipo de
proyectos.
Condé Nast es una editorial con cuatro marcas de moda, arquitectura y diseño, lo
cual necesitaba reflejar en sus instalaciones. El equipo de Oxígeno Arquitectura
tuvo que coordinar el look and feel de todas las publicaciones. “Para nosotros, fue
muy complicado y tuvimos que hacer diseños individuales en todas las secciones
de la oficina para que tuviera transiciones entre el área de colaboración, área
privada y espacio de eventos. Todo esto es como hacer tres proyectos en uno y el
triple de selección de mobiliario, selección de acabados, iluminación diferente.
Resulta trabajoso, pero el proyecto es más completo para nosotros”, dice
Armendáriz.
Ahora, el espacio cuenta con siete lugares para realizar actividades laborales con
distintos grados de privacidad. El objetivo es que se convierta en un centro más
sofisticado.
FOTO DE PORTADA Víctor Castro / DISEÑO Y PROGRAMACIÓN WEB Paula Carrillo / César Hernández / Salvador Buendía / COORDINADORA DE FOTOGRAFÍA Betina García