El parque fue concebido para que los habitantes volvieran a caminarlo, además de devolverle la vegetación al centro de la ciudad.
Por: José Ávila
Luego de recorrer el centro de Toluca, capital del Estado de México, el arquitecto Víctor Márquez tuvo la idea de que su zócalo volviera a tener áreas verdes para invitar a las personas a disfrutarlo, ya que su deterioro alejaba a los habitantes de la zona y, aún más, a los turistas.
Tras dos años y medio de trabajo, la ciudad consiguió un nuevo rostro. Con Parque Centro Toluca I (primera etapa de la transformación), el núcleo ya no tiene solo interminables planchas de concreto, ya que se sustituyeron por vegetación, andadores, fuentes y luminarias.
Los habitantes, señala Márquez, fundador del despacho Víctor Márquez Arquitectos (VMA), regresaron a apropiarse
de su centro. “Paga cualquier esfuerzo que hayamos hecho”, presume.
La nueva imagen refresca a Toluca sin interferir en su historia. En el lugar se pueden ver las copas de los árboles a la altura de las entradas de los inmuebles, decenas de personas recorriendo el espacio y un equipamiento urbano que se esconde en un lugar totalmente verde y renovado, más asemejado a un parque que al zócalo.
Con el nuevo aspecto de la alameda, se redujo la inseguridad e incrementó la plusvalía, debido a que se volvió uno de los puntos más atractivos de la ciudad, en donde hay actividad todo el tiempo, dice el fundador del despacho,
también autor de obras como el parque La Mexicana.
La vegetación tuvo un gran impacto en la superficie, pero también tuvo una doble función. Por el primer cuadro de Toluca corre un río subterráneo,
por lo que al quitar las planchas de concreto y arbolarlo se permite que el agua de lluvia baje al manto freático.
El sistema francés Storm System, comenta Márquez, permite recolectar el agua pluvial, que se utilizará posteriormente durante
la temporada de estiaje, calculada además para regar el parque durante todo el año. “Los requerimientos de riego que tiene un parque público
son muy altos. Ya no se pueden hacer parques que no tengan círculos cerrados de captación de agua”.
DOBLE FUNCIÓN.
En el parque no solo se capta agua de lluvia para garantizar el riego todo el año, también se reinyecta el agua al manto freático.
Foto Jaime Navarro
Su empeño y esperanza en la obra es que no sea única en su tipo, sino que se replique en otras ciudades. “Este proyecto va a ayudar a que tomen confianza otros municipios de que vale la pena ir hacia allá. Se tienen que reforestar no solo los parques suburbanos, sino los centros históricos”, apunta el arquitecto, quien añade que esto ayudará a regular la temperatura en las ciudades y una mejor calidad ambiental.
A los logros alcanzados se suma el haber realizado el proyecto en un tiempo récord. “Un proyecto que tomaría una década en cualquier otro lugar, lo resolvimos en un año de proyecto y gestión y, luego, un año y medio de construcción”, destaca Márquez.
El proyecto cuenta con tres polígonos: el Parque de las Ciencias, entre el Cosmovitral y el palacio de Gobierno;la plaza España, que era un sitio que estaba subutilizado; y un predio donde ya se estaba ejecutando el proyecto de un vaso regulador que recolectaba agua de lluvia. La zona, al tener un alto valor patrimonial, requirió el involucramiento
del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para no dañar los edificios.
De este modo, el organismo determinó que no era posible construir del nivel de la banqueta hacia arriba, pero el despacho vio esta resolución como una oportunidad, ya que ‘enterró’ el proyecto y, con ello, se logró garantizar el acceso a personas con capacidades diferentes y con carriolas; así como delimitar distintas secciones del espacio, que incluye parques y un estacionamiento vertical.
A la vez, se buscó evitar que el parque se convirtiera en un vestíbulo político. “Las gestiones fueron, de verdad, un trabajo titánico. Tuvimos que convencer a diferentes partidos políticos, al INE federal, al INE estatal”, recuerda el arquitecto.
Tras haber concluido con su tarea, la administración del parque está a cargo de un cuerpo de gobierno compuesto por la Secretaría de Cultura, la de Obras Públicas y el gobierno municipal, mientras que el INAH quedó como observador permanente del proyecto, apunta Márquez.
INTEGRAL.
El espacio tiene accesibilidad para personas
con capacidades diferentes y requirió la participación de distintos organismos.
Foto Jaime Navarro
FOTO DE PORTADA Jaime Navarro / DISEÑO Y PROGRAMACIÓN WEB Paula Carrillo / César Hernández / Salvador Buendía