LA REIVINDICACIÓN DE LA AUTOCONSTRUCCIÓN

El Infonavit y el despacho Manuel Cervantes se aliaron para crear un manual que ayudara a reducir riesgos en la autoconstrucción.

Por Ana Luisa Gutiérrez

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En la cima de un pequeño monte, en Salazar, una localidad de poco más de 1,000 habitantes en el Estado de México, se levanta una vivienda de ladrillos y madera que luce muy distinta al resto. Tiene apariencia ligera y amplia, a pesar de ser pequeña, debido a que su fachada está formada por cristales de piso a techo. Un pórtico la protege de los rayos directos de la luz del sol y una simetría digna de grandes proyectos arquitectónicos da forma a su estructura.

Por su apariencia y su resistencia es difícil adivinar que fue construida por la familia que la habita, sin ayuda de albañiles ni ingenieros, pero la realidad es que es una colaboración con el Instituto Nacional de Fomento a la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) basada en la autoproducción asistida, es decir, la elaboración de una casa a base de un manual sin otro tipo de asesoría. La creación del documento fue realizada con el ojo del despacho de arquitectura Manuel Cervantes Estudio.

Desde 2020, el Infonavit impulsa el programa de construcción asistida, en el que los usuarios reciben un monto que depende del tipo de edificación y del crédito al que tengan derecho, además de contar con la opción de contratar albañiles. Sin embargo, los retos van desde la edificación en terrenos irregulares hasta fallas estructurales o deficiencias en los acabados, por lo que era necesaria una guía que pudiera ayudar a mitigar las probables consecuencias.

Para probar la efectividad del manual se construyó Vivienda Rural Salazar, en un terreno de 80 m2.

Cumplió con ser una edificación económica y de fácil reproducción, características elementales para catalogar el proyecto como exitoso. Implicó una inversión de alrededor de 300,000 pesos, debido a que la familia dueña del terreno decidió ser la mano de obra y terminó el trabajo en seis meses. El fruto fue un inmueble con dos recámaras, un baño, una cocina y un área de convivencia social.

LOS RETOS DE ASISTIR A DISTANCIA

El primer reto para el despacho Manuel Cervantes fue reconocer la necesidad de crear manuales comprensibles, desde el tipo de material hasta las técnicas de construcción, dice José Luis Heredia, líder de proyectos y quien estuvo a cargo.

“Teníamos que asegurarnos de que los usuarios pudieran construir sus casas y el reto fue encontrar un sistema claro y ejecutable. Cuando un albañil construye algo, él está calificado, pero cuando alguien que no lo está logra ejecutar su vivienda, significa que el ejercicio se logró”, asegura.

A esta primera prueba se sumó la falta de confianza de los usuarios. “Uno de los familiares decía: ‘Esta casa no está bien, está muy ligerita’. Pero conforme le fuimos enseñando cómo se estaba desarrollando el sistema de muros de tabique fue cuando estuvo más tranquilo”, cuenta el arquitecto.

El despacho y la familia decidieron valerse de tabiques rojos para levantar muros que serían la base estructural, posteriormente reforzados por un sistema de madera. Estos materiales generaron ahorros porque la casa no requirió de aplanado ni pintura; aunado a que lograron un equilibrio con el exterior y la vegetación.

La casa terminó con un diseño que se asemeja a una cabaña y con un ambiente cálido.

RESISTENCIA. Aunque a simple vista pareciera una casa frágil, el matrimonio entre tabique y madera logró un espacio fuerte y confortable.
Foto Cortesía

CON SENTIDO. La orientación, los materiales y la tecnología se conjuntaron para crear un espacio cálido en una comunidad fría.
Foto Cortesía

CONSTRUCCIÓN CUIDADOSA

Salazar es una localidad donde predomina el frío, por lo que se usó tecnología pasiva para conservar la temperatura. La orientación de la vivienda fue primordial, ya que se buscó que entrara el sol casi todo el día y además se usó la estructura para controlar el elemento.

La cara principal de la casa mira hacia el norte y se hizo un techo inclinado para reducir el impacto de la radiación solar en verano y proteger contra las bajas temperaturas en invierno. Además, los ventanales aprovechan el calor del sol.

El despacho considera que se demostró que es posible edificar sin conocimientos previos, con materiales económicos y fáciles de localizar; mientras que los habitantes fueron adaptando el espacio según sus necesidades, como la creación de un área para jardinería y para extender su espacio social.

“El proyecto Salazar puede ser interpretado como un éxito en términos de la propuesta de utilizar un manual. Sabíamos que podía haber errores al momento de construir, pero todo salió bien y ahora otros pobladores están pensando en replicar el proyecto para sus familias”, finaliza Heredia.



Créditos

FOTO DE PORTADA Cortesía / DISEÑO Y PROGRAMACIÓN WEB Paula Carrillo / César Hernández / Salvador Buendía / COORDINADORA DE FOTOGRAFÍA Betina García