CUANDO EL DESIERTO ES EL PROTAGONISTA

Hacer dos viviendas para familias diferentes es de por sí un reto, pero edificarlas en un terreno rodeado de arena fue toda una odisea.

Por Ana Luisa Gutiérrez

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Todos Santos, Baja California Sur, es un lugar considerado un oasis mexicano. La meseta rodeada del azul del mar ha hipnotizado a artistas y extranjeros a tal punto que deciden quedarse a vivir, pero la realidad es que edificar una vivienda en medio del desierto es una odisea, como lo descubrió el grupo de arquitectos María Gómez + Héctor Coss + Giovanni Ocampo.

Un par de familias (que forman parte de su grupo de amigos) poseía un terreno de 368.76 metros cuadrados. Al darse cuenta del estilo de vida que podían tener en el pueblo, decidieron usar el pedazo de tierra para convertirlo en su casa.

Por su amistad, decidieron que ambas viviendas ocuparan el mismo espacio, pero habitando de manera independiente. Para hacer realidad esta paradoja recurrieron al grupo de arquitectos, que se encontró con más retos.

Héctor Coss reconoce que la ubicación del terreno y el entorno mostraban las complejidades. El protagonista en Casa Santos es el desierto, donde predominan las cactáceas y el mar, no así los desarrollos de inmuebles. La solución no fue pelear con el entorno, sino adaptarse a él.

Crearon un inmueble que funcionara como una extensión del desierto: sentir los cambios de temperatura que generan a diario el sol y la noche, así como mostrar los colores que tiñen la arena y esto, llevarlo al interior de las viviendas.

Casa Santos se compone de cuatro cubos de una planta y dimensiones iguales, una habitación con cocina y tres cuartos con baños individuales. Cada cubo se integra al exterior a través de una puerta corrediza que actúa como fachada. La casa también cuenta con un patio marcado por la piscina y un centro de bronceado.

Para lograr el efecto mimetizador, los arquitectos decidieron que los muros de los cubos fueran de concreto color arena, así como parte de su mobiliario, como las mesas, para dar un toque de desierto. Todo, acompañado de ventanales que fungen como una suerte de espejo que permite reflejar parte del entorno externo de Todos Santos.

“Vives todos los momentos del desierto: los colores que la luz le va dando al concreto o la fachada en el día. Por un lado, el amanecer en las montañas y luego en el atardecer se mete el color del mar y del sol, y esas tonalidades que genera el mismo sol en el desierto lo genera el proyecto”, apunta Giovanni Ocampo.

CONSTRUIR ENTRE LA ARENA Y LA NADA

Los traslados de la mano de obra a esta zona implicaba alojamiento cercano, que es escaso, así como el traslado diario al lugar de la construcción, por lo que los arquitectos contrataron solo a 18 personas.

En consecuencia, la obra también debía simplificarse. El proyecto se valió de cimbras metálicas en forma de cubo, estructuras que sirven de apoyo para mantener en su lugar la construcción hasta que llegue a un punto donde pueda soportarse por sí sola, explica la arquitecta. Esto permitió ahorrar costos y dar la forma de cubos en medio del desierto.

Otra ventaja de las cimbras metálicas fue asegurar un equilibrio en términos de tamaño de cada casa. “El cubo nos solucionaba la estructura, hacía que el armado fuera repetitivo y hubiera una proporción muy parecida o más igualitaria”, apunta Gómez.

El traslado de los materiales también debía ser eficiente, por lo que se usó un contenedor. Sin embargo, Ocampo reconoce que si bien se optimizaron algunos costos, se invirtió más en el uso del concreto color terracota para dar una sensación de estar en contacto con el desierto.

La construcción de Casa Santos llevó alrededor de 10 meses e implicó un costo final de 7.7 millones de pesos, ya que cada metro cuadrado tuvo un precio de 21,100 pesos, lo cual representa una disminución si se toma en cuenta que, en un principio, cada metro cuadrado implicaba un costo de 24,000 pesos.

El despacho asegura que la innovación de Casa Santos se encuentra en crear un parteaguas en la zona, es decir, que a partir de esta estructura, el lugar pueda empezar a detonar más desarrollos parecidos sin la necesidad de afectar el entorno ambiental y de los sitios aledaños.

“Yo creo que la innovación es el hecho de haber ideado una estructura que se convierte directamente en arquitectura. Además, es un proyecto que cuenta una historia en donde sí nos importa la conciencia social, la reactivación económica, un arquitectura más sustentable que puede ayudar a detonar más proyectos más mimetizados”, afirma Coss.

EQUILIBRIO. Ambas casas logran mimetizarse con el entorno derivado de los materiales usados en la construcción y por el mobiliario.
Foto Jaime Navarro

AHORROS. El componente más costoso fue el concreto color terracota, pero se optimizaron costos en mano de obra y transporte.
Foto Jaime Navarro



Créditos

FOTO DE PORTADA Jaime Navarro / DISEÑO Y PROGRAMACIÓN WEB Paula Carrillo / César Hernández / Salvador Buendía / COORDINADORA DE FOTOGRAFÍA Betina García