El proyecto realizado por el Taller de Arquitectura Contextual utiliza la naturaleza y los exteriores como elemento central.
Por Gabriela Lara
En un mundo afectado por la pandemia y el confinamiento, el contacto con la
naturaleza cobró mayor significado. Casa La Loma es un espacio para
mimetizarse con el entorno natural y para permitir que los exteriores tengan
importancia hasta en las estructuras de la vivienda.
Madera, acero, piedra y plantas de la zona son los componentes que se utilizaron
para esta obra que, orgánicamente, se fusiona y se adhiere a su entorno, creando
un lugar que no solo destaca por su singularidad, sino por ser un refugio natural.
“Ya hemos gritado bastante, es hora de hacer arquitectura escondida y discreta.
La casa es un refugio lejos de la ciudad y de zonas urbanas”, dice Alejandro
D’Acosta, fundador del despacho Taller de Arquitectura Contextual y creador de la
obra.
Ubicada en la sierra de San Felipe, Oaxaca, Casa La Loma surge de un análisis
detallado de la topografía. La estructura se conforma de tres dedos largos unidos
a través de un pasillo de cristal.
El tridente está recubierto con rocas y flora desértica endémica del sitio. Esto,
además de discreción, le da un doble uso, pues los habitantes disfrutan de los
espacios como si no hubiera construcción alguna.
Las secciones tienen remates de cristal en el mismo extremo, que enmarcan la
vista de lo que sucede en el exterior y brinda iluminación natural al interior, pero
cuidando que no se eleve la temperatura.
El producto final es reflejo del proceso constructivo, coherente con la filosofía de
D’Acosta: nada es basura y ningún componente que entre a la obra debe salir.
“Se llama arquitectura a la distancia de la mano”, comenta el arquitecto. En el
caso de Casa La Loma, se dio un segundo y tercer uso a las aguas tratadas que
se aprovechan en caballerizas y jardines a modo de pequeños estanques, donde,
además, se crea un espejo que duplica el paisaje exterior.
En línea con esta ideología, la obra se desarrolló con especial cuidado en la
mano de obra y el uso de materiales. “Para crear Casa La Loma y ejecutar la
fusión natural, es una virtud utilizar el 80% de la inversión en mano de obra y 20%
en material, dando como resultado una arquitectura ecológica, natural y artesanal,
es como ir moldeando la naturaleza”, especifica D’Acosta.
“En esta obra se busca hacer un sistema restaurativo, es decir, hacer una
intervención para restaurar el daño que exista en cualquiera de los elementos,
tanto en su concepción como en su estructura”, agrega el arquitecto.
Esta obra, que llevó un año de planeación y un año y medio de construcción,
incita a que el habitante disfrute y viva más en los espacios exteriores que en el
interior de la casa.
FOTO DE PORTADA Cortesía / DISEÑO Y PROGRAMACIÓN WEB Paula Carrillo / César Hernández / Salvador Buendía / COORDINADORA DE FOTOGRAFÍA Betina García