Tank top y jeans, Gucci.

Tank top y jeans; lentes, Balenciaga. Gucci.


Iker Sánchez Solano se topó con una oportunidad de oro y no la desperdició. Aquí nos cuenta cómo fue debutar como actor en una película de González Iñárritu y qué es lo que aprendió de todo esto.

Texto: Alberto Rojas Eguiluz
Fotos:
Rodrigo Álvarez
Moda y producción: Salvador Cosio
Peinado:
Leandro Moreno
Maquillaje: Davo Sthebané

Apenas tiene 20 años de edad, pero ya puede presumir de haber actuado en una película de Alejandro González Iñárritu. Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades marca el debut en el cine de Iker Sánchez Solano, un actor que en papel no tenía la preparación artística para afrontar un reto de este tipo. Inmediatamente vienen a la cabeza otros casos similares, como los de Yalitza Aparicio y Barkhad Abdi, por mencionar solo dos. Yalitza fue elegida por Alfonso Cuarón para estelarizar su obra maestra Roma, mientras que a Abdi lo escogió Paul Greengrass para ser el antagonista de Tom Hanks en su filme Capitán Phillips. Ambos recibieron nominaciones al Oscar sin siquiera haber estudiado actuación.

El ojo que tienen algunos directores para localizar talento es impresionante, y aunque no se menciona el nombre de Iker para la próxima temporada de premios, él sabe que se le abrió una puerta enorme que no está dispuesto a desaprovechar. “Actuar era el sueño de mi vida; quería ser actor, futbolista, doctor o bombero (risas). De chiquito quería ser todo, pero, sobre todo, actor. Hice un par de obras de teatro escolares, me interesaba mucho actuar, pero lo abandoné por un tiempo. Era algo que deseaba desde muy adentro y me cayó la oportunidad del universo en las manos; lo que me toca es caminar por ese sendero que acaba de abrirse”, dice Iker en uno de los recesos durante la sesión de fotos que Life and Style realizó con él.

Tank top y jeans, Gucci.

A Iker no se le ve como el chavo que está viviendo el sueño de su vida. Disfruta del momento, habla con todo el mundo, pero no parece tener la cabeza en la nubes, como le pasaría a muchos de su edad que se topan con una oportunidad como la que tuvo; con él es todo lo contrario. Habla como si fuera un veterano de la actuación que sabe cómo reaccionar ante cada situación que le presenta su nueva vida. Me comenta que la filmación de Bardo no fue lo que esperaba, creía que sería algo más pequeño, pero al final, quedó impactado con todo lo que le tocó vivir en el set de filmación y con la experiencia que tuvo con los demás actores.

“Esperaba que la producción fuera más pequeña, me sorprendió ver estos sets gigantes y la organización que tenía la película. Fue una complejidad muy loca, me impactó ver toda la chamba que tienen los productores y lo que hay detrás de una película. Creí que el trabajo entre actores era muy personal y que todo iba a ser muy distante, pero fue una comunicación muy humana, hubo mucho ensayo, una interacción muy íntima, las convivencias personales me dieron muchísima confianza. Si hubiera sido un trabajo individual y luego llegar al set tal vez hubiera estado más ausente; gracias a que Alejandro nos incluyó a todos como una familia el trabajo fue más fácil”, asegura.

Camiseta, GCDS; pantalón, Black Mamba; beanie, Fiorucci; collar, Bold World; todo en Stendhal Store; sneakers, Dior.


Que este nuevo actor haya comenzado una carrera artística sin proponérselo fue una mera coincidencia. La historia de Iker no tiene que ver con aquellas en las que el acompañante del amigo que iba a hacer un casting fue quien se quedó con el papel. Según explica, Luis Rosales, el director de casting de Bardo, lo vio en la escuela y le propuso hacer el casting para otro proyecto en el que trabajaba en ese momento. Después se dio cuenta de que también tenía el perfil para la película de González Iñárritu. Iker fue al casting sin saber de qué proyecto se trataba, fue pasando los filtros y finalmente se quedó con el papel de Lorenzo.

Aunque hace un par de años Iker no tenía en mente convertiste en actor, desde niño estuvo cerca del arte gracias a su mamá, quien siempre le insistió en trabajar su lado artístico. “No era por un arte en específico, podía ser cualquier cosa, esa forma de ver de mi mamá hizo que yo estuviera en todo tipo de clases: de guitarra, de batería, de actuación… Hice un poco de todo, además de que escribía poesía desde muy pequeño. Fue por eso que esta parte sensible hacia la vida se me fue desarrollando desde hace tiempo”, dice y aclara que hoy escribe casi todos los días y que le gustaría en sacar un libro de poesía y cuentos, pues su abuelo era poeta y desde niño quiso imitarlo.

1. Look total, Louis Vuitton. 2. Look total, Dior; anillo de Iker. 3. Camiseta, Supreme; jeans, Gucci; lentes, Balenciaga.


Tal vez lo más sorprendente del caso de Iker es que aunque no contaba con experiencia actoral hasta antes de este proyecto, tenía una idea muy clara de la importancia de la actuación a un nivel personal. “Es una forma mucho más visual de identificarte con tus cosas personales y de conocerte por medio de las historias de otros. Creo que es muy interesante porque en la música, por ejemplo, escuchas a otros artistas y te hacen sentir cosas. Uno interpreta como quiera esas canciones. Pero cuando tú tocas un instrumento lo haces desde tu perspectiva; en la actuación hay algo así pero también hay una búsqueda de algo que no eres tú. En la música es tu personalidad, pones todo lo que eres ahí; en la actuación tienes que poner algo que tú no eres, así que exploras partes que no siempre exploras en la vida”, explica Iker.

La puerta está abierta

En Bardo todo fue nuevo para Iker, desde la forma en que fue elegido para el proyecto hasta la misma actuación e, incluso, lo que está viviendo ahora que le ha tocado promover la película de diferentes festivales. A Iker se le presentó una situación en su debut que a muchos actores experimentados les aterraría: trabajar en una película sin guion. Pero la inexperiencia jugó a su favor.

“Yo no había hecho una sola película antes, así que no sabía lo que era leer y trabajar un guión. Para mí esta fue la forma de introducirme a trabajar en un filme, va a ser interesante cuando haga otro proyecto y me toque leer un guión porque lo que me tocó vivir es lo que es para mí. No hubo tanta dificultad porque ensayamos mucho y hubo mucha preparación para las escenas, pero sí entendería por qué esta sería una forma muy distinta a trabajar para un actor como Daniel Giménez Cacho, por ponerte un ejemplo”, explica Iker.

Camiseta, pantalón y sneakers, Louis Vuitton; lentes, Balenciaga.



Actoralmente hablando, Iker pasó su primaria, secundaria, prepa y carrera en un mismo proyecto, así que se trató de una experiencia de aprendizaje como pocas en la vida. Pero, ¿cuál fue el gran aprendizaje que le ha dejado Bardo? “Aprendí a escuchar muchísimo. Cada plática que escuchaba de Alejandro dentro y fuera del set era muy interesante, todos los días aprendía algo nuevo, una perspectiva diferente y otra forma de ver las cosas que me parecían muy superficiales. Él es muy bueno explicando, así que te abre esta perspectiva”, comenta.

Trabajar en un proyecto como Bardo en este punto de su vida también fue una guía para, en el futuro, escoger los trabajos en los que quiere participar. Por el momento, sus planes son estudiar cine y teatro. En sus propias palabras, quiere seguir viendo películas y leyendo, pero se toma las cosas con calma: “Se acaba de abrir una puerta muy grande para mí y quiero aprovecharla, pero tampoco quiero tomar decisiones muy rápidas”, dice con toda la determinación del mundo.





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