Por: Puri Lucena
Se reconoce una adicta al estrés, aunque al escucharla hablar se puede confundir con pasión por su trabajo. Pero, insiste, ama estar a mil por hora. “No sé si debo decirlo orgullosamente”, reconoce. “Si bajo el ritmo, me empiezo a aburrir, siempre me lleno de cosas y estoy buscando el siguiente reto o proyecto, en lo laboral y lo personal”.
Pero esta cantidad de retos que estimulan la vida de Bárbara González Briseño están estructurados y, cuando está en cualquier actividad, se enfoca al 100% en ella. Fue así que dejó la banca de inversión para buscar un espacio donde sintiera que era un agente de cambio.
En el camino se encontró con Daniel Vogel, cofundador y CEO de la empresa mexicana Bitso. “Me enamoré de la misión que traía, transformar los servicios financieros de la región y atender muchas de las necesidades que hoy la banca tradicional no atiende”.
Así, se unió a Bitso en 2018 como CFO global, un periodo en el que lideró la ronda de inversión Serie C por 250 millones de dólares que convirtió a la plataforma de criptomonedas en unicornio en mayo de 2021. “Yo lideraba el proyecto, pero era el reflejo del trabajo de las personas en Bitso”, dice.
Bárbara González ha aprendido en Bitso y en el sector cripto que las cosas pueden cambiar de un momento a otro. Por eso, no hace planes sobre dónde quiere estar a largo plazo, aunque sí se pone metas específicas. “Por ejemplo, nunca había corrido y un día me dije: ‘Este año quiero un maratón’, y pasé de cero a dos maratones en un año. Soy más de estos retos, la planeación a futuro no me funciona porque el futuro no es predecible”.
Desde junio de 2022, es la CEO para México, un país que representa el 90% de las operaciones de la empresa. Su objetivo es avanzar con la agenda regulatoria, posicionar la marca y ayudar a generar los productos correctos. “Ser la voz del usuario es muy importante internamente para dar un mejor servicio”, afirma.
En una industria como la cripto, volátil por naturaleza, es difícil desconectar. González señala que, más bien, no tiene claro si realmente quieren hacerlo. “Es parte de nuestra realidad, de la gasolina que mantiene el fuego prendido de todos los que trabajamos en esta industria. Hay una parte idealista de poder ir contra el statu quo, poder generar mejores productos y servicios para la población”.
Pero también reconoce que parte de sus retos como líder es recordar a los equipos que se trata de una industria muy cíclica. “Quienes trabajamos en la empresa tenemos mucho estómago para saber esto y decidimos trabajar en una industria con cierta volatilidad porque sabemos el poder transformativo que tiene”.
Y advierte que los ciclos no son del todo negativos. La parte positiva es que todo se desacelera y da una oportunidad para la reorganización, invertir en aquello en donde se quiere colocar el esfuerzo y definir el plan estratégico. “Es un tiempo de mucho trabajo e inversión para que, cuando los ciclos se volteen, puedas ejecutar nada más”.