Por: Alberto Verdusco
Lo primero que hace Diego Roel al levantarse es sacar a su perro a pasear, más tarde dedica
cinco minutos a la meditación y, finalmente, toma alguna lectura. Durante esa primera hora y
media de la jornada evita tocar su teléfono celular. Después de eso, ya es momento de ir a
trabajar.
Parece una rutina común y práctica, pero una vez que el joven se pone a operar, su mundo se
vuelve distinto: es el momento de desarrollar la tecnología que hoy no existe.
Bajo la filosofía de transitar por caminos no tradicionales, de agarrar el machete, caminar por la
jungla, enfrentar arañas, hambre y frío, ha encontrado la ruta para ser excepcional, algo que le
gusta y le apasiona.
Fue durante ese trayecto que el autodenominado emprendedor por accidente inventó Ara, un
dispositivo háptico con sensores de movimiento que identifica obstáculos en el camino y
permite a personas con cualquier tipo de ceguera (parcial o completa) caminar con seguridad.
Aunque la herramienta no cura un problema de salud, lo que sí logra es devolverles un activo
valioso a estas personas: su autonomía.
Para el desarrollo de esta tecnología, Roel cuenta que hubo dos momentos claves en su vida.
El primero, cuando se enamoró de un robot a los siete años, algo que lo motivó a estudiar
robótica, y la segunda, cuando siendo un niño de 10 años acompañó a su mamá al
supermercado y se encontró con una persona con discapacidad imposibilitada para agarrar una
fruta y, al mismo tiempo, sostenerse de un andador.
Después de ver esa imagen, se prometió que inventaría algún dispositivo para que estas
personas no tuvieran que depender de nadie.
Y lo logró. De las muchas historias de éxito que ya suma su invento está la de Enrique, que
siendo ciego toda su vida probó el aparato, comenzó a caminar y, al hacerlo con tanta
seguridad, su única expresión fue sonreír de oreja a oreja. A un lado, su madre lo veía con
lágrimas de felicidad, de ver que su hijo caminaba muy libremente.
Al preguntarle qué significa para él devolverle la autonomía a las personas con ceguera, Roel
señala: “Es el sentimiento más bonito que he experimentado en mi vida”.
El ejecutivo es inquieto y sabe que el camino aún es largo y hay muchos inventos por crear. Por
lo pronto, cumplió aquella promesa que se hizo a sus 10 años, pero no es la única, vendrán
más... se lo ha prometido.
tenía Diego Roel cuando fundó Strap Technologies. Tuvo que hacerlo en Estados Unidos, porque en México le pedían su RFC para abrir una empresa, pero en ese momento era menor de edad y no podía hacer ese trámite. En Estados Unidos se puede crear un negocio propio desde los 16 años.
fue el año en que vio la luz su proyecto.
fue el primer capital que obtuvo de dos inversionistas en EU, con la condición de que se dedicara a trabajar y se saliera de la escuela. Aceptó. Más adelante levantó 80 mdp para lanzar el producto.
tiene la empresa entre su centro de operaciones en Austin, Texas, y Guadalajara, Jalisco, donde reside.
en el mundo padecen algún tipo de ceguera, lo que equivale a la población conjunta de Rusia, México y Perú, o al número de habitantes que tiene Estados Unidos.