Por: Mara Echeverría
Julio Ordaz llegó a AstraZeneca como becario en 2007. Al escalar después a asociado de
marca se trazó un objetivo claro: liderar la compañía. Esta meta la cruzó en septiembre de
2021, cuando se convirtió en el director general más joven de la farmacéutica en el mundo.
Ordaz rompió el paradigma de que las personas de mayor edad tienen más experiencia, y lo ha
llevado un paso adelante al desarrollar equipos de trabajo con colaboradores de diferentes
edades.
“Todo el equipo directivo tuvimos mentores de la generación Z para mejorar como organización,
el impacto nos permitió tomar acciones como el despliegue de una estrategia de bienestar y las
iniciativas de diversidad e inclusión”, comenta.
Inició su carrera profesional dentro de la farmacéutica donde se ha desempeñado en diferentes cargos, como las gerencias de Producto, de Marketing y la Nacional de Ventas.
Trabaja en la filial de AstraZeneca en Shanghái, China, con el acercamiento a costumbres diferentes donde se percata de que innovar no solo tiene que ver con la adopción de tecnología o procesos de digitalización, sino impulsar cambios en las organizaciones para obtener resultados diferentes.
Al frente de la dirección del negocio cardiovascular, ve de cerca la instalación de una línea de producción de la vacuna contra el covid-19 en México. “Ha sido de los momentos más críticos”, reconoce. “Era primordial la seguridad del equipo, la de negociar y tomar decisiones complejas en conjunto”.
Llega a la dirección general de AstraZeneca y es hasta ahora un sueño cumplido. Desde su primer día, analizó qué le faltaba por aprender y deducir las mentorías de trabajo para impulsar a 1,400 colaboradores. Esta táctica ha permitido que “la empresa reporte crecimientos por arriba del sector”.