Por: Puri Lucena
El deseo de emprender siempre estuvo ahí, pero Stephanie Conejo no tenía claro cuándo, cómo ni dónde. Hasta que egresó de Ingeniería en Alimentos y decidió explorar una idea de negocio para proveer a su familia de alimentos cárnicos más saludables.
Esta inquietud se consolidó en 2019 con la creación de ANNIT, una empresa con sede en el estado de Guanajuato que propone un modelo de producción ganadera alternativa.
La start-up trabaja con pequeños productores a quienes acerca capacitación, tecnología (data science, internet de las cosas, inteligencia artificial) y los nutrientes naturales que necesita el ganado, para dar trazabilidad y seguridad alimentaria. Todo desarrollado por las cuatro personas que actualmente forman la empresa.
Así, genera un triple impacto: mejora la rentabilidad de los pequeños productores porque los incluyen en la cadena de comercialización de mayor valor, reduce la huella ambiental, sobre todo, la hídrica y de emisiones de gases de efecto invernadero, y mejora la alimentación de los consumidores con productos funcionales.
En 2021 fue una de Las 100 soluciones de inteligencia artificial reconocidas por la Unesco para desarrollo sostenible en beneficio de la humanidad. El Centro Internacional de Investigación en Inteligencia Artificial, que apoya el desarrollo de soluciones para lograr los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), señaló que ANNIT ayudaba al fin de la pobreza, al objetivo de Hambre Cero, a la igualdad de género, la reducción de desigualdades y la producción y el consumo responsable, entre otros.
ANNIT se encarga de colocar la producción en canales de venta especializados en carne sustentable, especialmente, cadenas hoteleras y de restaurantes que cuentan el storytelling del impacto social que tiene la iniciativa en las comunidades, aunque también en el sector retail, y proporciona a los ganaderos las certificaciones para ello. “Agregamos valor al pequeño productor para que pueda vender un producto de mayor calidad, a mejor precio y en un mejor mercado”, dice Conejo.
La emprendedora señala que la propuesta busca ofrecer una solución a uno de los principales problemas globales de la ganadería: el sistema no es equitativo con los productores y el valor de los alimentos se basa más en la logística que en la calidad que ofrece a los consumidores.
Conejo, que habla poco de ella misma porque, asegura, su vida hoy es su familia y su empresa (“Me levanto pensado en ANNIT y me acuesto pensando en ANNIT”, dice), usó el financiamiento de inversionistas ángeles que logró en 2019 para levantar una granja experimental donde verificar la tecnología, hacer pruebas de alimentación y obtener todas las validaciones en laboratorio y campo, tanto en México como en otros puntos de América Latina y Estados Unidos.
Actualmente, se encuentra cerrando una ronda de 1 millón de dólares para terminar de implementar la tecnología, ampliar el equipo y desplegar la propuesta en México y Latinoamérica, donde ya cuenta con contratos de compraventa en hoteles y restaurantes. El chef Drew Deckman, una de las figuras más reconocidas de la cocina sustentable, es embajador de marca de la empresa.