Por: Gonzalo Soto
Fotos: Diego Alvarez Esquivel

EL JUGADOR DE BEISBOL, GANADOR DEL PREMIO CY YOUNG EN 2020, TENÍA TODO PARA SER UNA HISTORIA DE ÉXITO. AHORA BUSCA CONTRIBUIR Y DEJAR UN LEGADO, A LA VEZ QUE TRATA DE RECUPERAR SU SITIO EN LAS LIGAS MAYORES.

Trevor Bauer baja del montículo de lanzamiento aplaudiendo sobre su manopla color menta que combina con su jersey de los Diablos Rojos del México, las medias y la gorra. No lo sabe aún, pero acaba de entrar en los libros de historia.

“Fuck yeah!”, grita luego de conseguir el último out de la sexta entrada, una bola rodada lenta que el shortstop mandó a primera base.

En su camino al dugout, voltea a ambos lados del campo y luego dirige una mirada a las gradas del estadio Alfredo Harp Helú, casa de los Diablos, que lo ovacionan de pie. El mánager del equipo, Lorenzo Bundy, se acerca a él para decirle que lleva 87 lanzamientos en su cuenta. Antes del partido acordaron no forzar el brazo de Bauer y permitirle solo entre 80 y 90 pitcheos.

“Yo nunca me voy a sacar de un partido, así que tú dime”, le dice el jugador. Bundy le toca el brazo en señal de agradecimiento y de que el juego ha terminado para él. De pronto, un integrante de la organización de los Diablos llama a Bauer a un costado de la banca.

“Lanzaste nueve ponches al hilo”, le dice en inglés. “Es un récord de la liga”.

“¿Récord de la liga?”, espeta Bauer, un tanto incrédulo.

“No se había hecho desde 1979, debes volver a salir”.



FOTO: ENRIQUE GUTIÉRREZ PERALTA



El pitcher, con la manopla en su mano derecha, sale y saluda a una afición rendida ante su actuación. Aquella tarde de domingo a finales de abril, Bauer lanzó seis entradas limpias, 14 ponches, nueve de ellos de manera consecutiva y una entrada inmaculada (tres bateadores ponchados al hilo con tres strikes para cada uno).

Desde que se anunció su llegada el 19 de marzo como refuerzo para los Diablos Rojos, el equipo más ganador de la historia de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), con 16 títulos, Bauer ha sacudido al deporte con actuaciones históricas. Hasta el cierre de este especial, Bauer es el pitcher más efectivo de la liga, con 9 victorias y 102 ponches. Con excepción de su primer partido, contra los Tigres de Quintana Roo, ha sido prácticamente imbatible y recibido ovaciones inéditas de parte de fans en estadios rivales. El 21 de junio, Bauer tuvo otra noche histórica, al convertirse en el primer lanzador en los casi 100 años de beisbol profesional en México en ponchar a 19 bateadores en un solo partido.

Sentado en la banca de los Diablos Rojos una tarde lluviosa de inicios de mayo, Bauer sabe que no es coincidencia o suerte el dominio que ha generado en una liga que parece quedarle chica. Aquí se ha convertido en un ídolo, pero no le es suficiente. “He disfrutado mucho aquí en México, los fans son geniales, el ambiente y la atmósfera es fenomenal”, asegura. “Pero sí, debería estar lanzando en las Ligas Mayores”.

Bauer es una figura dominante con su 1.86 metros de estatura y más de 90 kilos, pero habla en un tono de voz bajo y calmado que contrasta con su intensidad en los partidos. Con la gorra volteada y el rostro enrojecido tras cinco sprints para terminar su entrenamiento del día, asegura que se ha quedado sin razones para explicar por qué esa tarde responde preguntas en una entrevista en México y no como parte de una organización como los Dodgers, los Yankees o cualquier otro equipo de la máxima categoría del beisbol profesional.

“Debería estar lanzando en las Mayores”, reitera. “Soy lo suficientemente bueno para pitchar en las grandes ligas, soy probablemente uno de los mejores 15 pitchers en el mundo ahora mismo, pero no puedo cambiar eso ahora”. Desde un punto de vista meramente deportivo o estadístico, Bauer tiene razón en creer que su lugar está fuera de México, pero esa historia, como aparentemente todo en su vida, es mucho más compleja.

Bauer nació el 17 de enero de 1991 en North Hollywood, California, pero creció en Valencia, un suburbio de clase media de Los Ángeles. Desde los tres años, su papá lo introdujo en el mundo del beisbol, del que se obsesionó. “Mi papá es, sin duda, una de mis mayores influencias a lo largo de mi carrera”, comenta. “No jugó beisbol, así que aprendimos este deporte juntos. Él es ingeniero, así que es mucho de procesos”.

Mientras crecía, su personalidad callada y el acercamiento casi científico al deporte lo hizo víctima de bullying por parte de sus compañeros, por lo que se refugió aún más en el beisbol.

Bauer se convirtió en un pitcher dominante a corta edad y tras graduarse anticipadamente del bachillerato, la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) lo reclutó para formar con Gerrit Cole, ahora lanzador estrella de los Yankees de Nueva York, uno de los dúos más temidos de la historia del beisbol colegial. En 2010, fue seleccionado en tercer lugar general del draft por los Diamondbacks de Arizona, con quienes lanzó apenas 16 entradas en 2012.

Un año más tarde, Bauer fue cambiado a los Indios (ahora Guardianes) de Cleveland, donde jugó hasta mediados de 2018, para luego llegar a los Rojos de Cincinnati. En 2019 batalló con una de las peores temporadas de su carrera en las Ligas Mayores (MLB, por sus siglas en inglés), pero un año más tarde repuntó, en medio de la pandemia de covid-19 y con una temporada reducida, para ganar el Cy Young, el premio al mejor pitcher del año. Fue la primera vez en toda la historia del equipo que uno de sus lanzadores ganó el reconocimiento. Tras ese logro, firmó un contrato histórico por tres temporadas con los Dodgers de Los Ángeles, por un total de 103 millones de dólares.

“Crecí viendo a Greg Maddux, a Tom Glavine, a esos pitchers de los Bravos de Atlanta”, dice. “Pero prefiero a Pedro, era más dominante”. El dominicano Pedro Martínez, miembro del Salón de la Fama del Beisbol, es para muchos sinónimo de un pitcher casi intocable, cuya velocidad y control de sus lanzamientos lo hicieron uno de los rivales más temidos para cualquier bateador.

El estilo de Bauer en el montículo es también avasallante y se basa en el dominio de su rival. En su arsenal maneja rectas de cuatro y dos costuras, además de una curva y un slider, otro lanzamiento rompiente, con el que suele engañar y ponchar a sus rivales con grandes resultados. Durante sus años en las Ligas Mayores acumuló 1,416 ponches en 1,297 entradas lanzadas y una efectividad comparable con la de algunos de los mejores pitchers de su generación.

“Su talento es innegable”, asegura un exdirectivo de las Ligas Mayores, quien pidió el anonimato para hablar libremente sobre el jugador. “Si ves sus lanzamientos juntos, su recta y sus lanzamientos rompientes, parecen exactamente iguales hasta casi llegar al plato, ahí una bola termina en un sitio y la otra, en uno completamente distinto, es de mucha calidad”.

Bauer, además, suele estudiar a detalle a sus rivales y a lo largo del partido identifica con rapidez sus debilidades para explotarlas. “No soy la persona más dotada físicamente, así que para triunfar frente a otras que sí lo son tuve que encontrar ventaja en otro lado”, asegura. “Mi ventaja viene de la capacidad de procesar información más rápido y mi voluntad para trabajar más y por más tiempo que otros”.

CARRERA EN PAUSA


La carrera de Bauer dio un vuelco en 2021 cuando la liga le impuso una suspensión administrativa para llevar a cabo una investigación por acusaciones de abuso sexual en su contra. Las Ligas Mayores y el sindicato de jugadores acordaron extender el plazo de la suspensión por toda la temporada. En abril de 2023, el comisionado de la MLB, Rob Manfred, anunció que Bauer sería suspendido por 324 partidos, equivalentes a dos temporadas completas, sin paga. Era, hasta ese momento, la suspensión no vitalicia más grande de la historia del beisbol profesional. Bauer apeló la decisión y en un arbitraje logró una reducción a 194 partidos.

Una de las dos mujeres que lo acusaron públicamente desistió de la denuncia en su contra, luego de un arreglo extrajudicial en el cual no hubo intercambio de dinero. La otra enfrenta cargos por fraude y extorsión en contra del beisbolista. En ninguno de los casos se levantaron cargos formales en contra de Bauer. “Nunca hice lo que supuestamente dicen”, insiste el beisbolista. “Ya serví mi suspensión y no hay una razón, desde ese punto de vista o desde el talento, para no dejarme jugar en las Mayores”.


Una fuente del sindicato de jugadores profesionales de la MLB explicó que no existe ya una razón “en firme” para sostener una suspensión en contra de Bauer. Sin embargo, añadió que “algunos en Grandes Ligas consideran todavía que su regreso podría ser negativo en términos de relaciones públicas”.

“He cometido errores en el pasado, desde luego”, comenta. “Dije cosas que no debí decir del comisionado (sobre su manejo de la pandemia en las Ligas Mayores), tuve una mala relación con personas en los medios, he cometido errores en mi vida personal y todo eso, pero no hice nada de lo que se me acusa”.

Bauer afirma que ha tenido “la boca cerrada” y que no es, por mucho, el primer pelotero que comete errores y es sancionado. Una larga lista incluye a algunos como el mexicano Julio Urías, con suspensiones por violencia doméstica, y a otros por uso de sustancias no permitidas. “Varios de ellos obtuvieron una segunda oportunidad”, añade. “A mí no se me está dando la misma oportunidad y quiero entender por qué”.

Apenas el 13 de mayo, Bauer escribió en X un mensaje donde apunta a presiones en los dueños para no permitirle jugar en las Mayores. “No hay un solo equipo en la MLB que tenga tres abridores mejores que yo. Dejemos de lado cinco. Y soy tan barato o más que cualquiera de ellos porque estoy dispuesto a jugar por el mínimo. Y aunque tengo el apoyo de jugadores, entrenadores, fans, mánagers y gerentes generales en toda la liga, cada que van con un dueño para pedirle que me firmen les dicen que no. Te hace preguntar quién le dice a los dueños que no me contraten”, posteó.




Pese a ese tipo de mensajes, el pitcher asegura que ha aprendido su lección. “Hubo momentos en los que no consideré cómo mis acciones afectaron a personas a mi alrededor y debí ser más consciente de ello. Al inicio de mi carrera era abrasivo, pero ya no soy así ”, comenta. “Quiero ser alguien que se sienta orgulloso de sí mismo y más consciente de los demás”.

Estar lejos de las Mayores no le impide disfrutar de México. Dice que la liga tiene nivel y, particularmente, los Diablos tienen un equipo capaz de ganar un campeonato este año. Su tiempo aquí no es, para él, algún tipo de redención.

“No hay nada que redimir”, asegura tajante. “Para mí, la redención es enfocarte en el pasado, algo que se quedó allá y aún tratas de recuperar. Veo hacia adelante, ¿qué quiero conseguir en el beisbol? ¿Cómo impacto a las personas a mi alrededor? Ahí mantengo mi enfoque”.

¿Dónde se ve Trevor Bauer en el futuro?, se le pregunta. “No tengo idea, honestamente”, responde. Los últimos tres años, dice, no ha sido dueño de su destino. Desde que salió de los Dodgers, pasó un año jugando en Japón y luego llegó a México. Una parte positiva de ese trayecto ha sido lo que considera una serie de aprendizajes culturales.

“He podido ampliar mi visión del mundo aquí, hay cosas de la cultura estadounidense que no me gustan y no sabía que no me gustaban”, explica. “Algunas veces, en Estados Unidos hay una sensación de autoridad, de creer que somos mejores que otras personas, que tenemos la razón, que lo tenemos todo resuelto”.

BAUER, EMPRENDEDOR


capitular

na faceta que le emociona es la de empresario. En 2019 lanzó la productora Momentum, que realiza contenido de beisbol para su canal en YouTube, que suma 756,000 suscriptores.


Sus videos en México muestran a Bauer y sus rutinas de calentamiento, sus conversaciones con otros jugadores, los traslados y hasta ha hecho recorridos por los estadios de los Piratas de Campeche y los Olmecas de Tabasco. Y utiliza en sus partidos un micrófono que graba todo lo que dice durante el juego.

“Acceso a los fans es lo que le hace falta al beisbol”, asegura. “Una persona común nunca tendrá la oportunidad de jugar en las Mayores y conocer cómo es la vida ahí, no se puede identificar con los jugadores”.

En EU, el beisbol, considerado tradicionalmente como el deporte nacional, ha sido desplazado por la NFL y la NBA. Incluso el futbol, a través de la MLS y personajes como Leo Messi, han ganado adeptos más rápido en algunas zonas. “Si miras la NBA, hay mucho acceso, historias, los fans conocen a los jugadores y pueden usar los mismos tenis que Kevin Durant, por ejemplo”, dice. “Incluso la F1 tiene series que muestran la vida de los pilotos (...) y en el beisbol nadie sabe cómo es la vida en los vestidores, qué se come. La MLB está años atrás”.

Con Momentum, intenta aportar a ese contenido y consolidarse como empresario, tomando como guía a algunos de sus personajes favoritos, como Elon Musk y Jeff Bezos o Peter Thiel.

Quienes ven al californiano en YouTube descubren su gusto por el metal y bandas como Lamb of God y Amon Amarth, su análisis puntual de cada lanzamiento, su pasión por la tecnología y algo más… a Trevor Bauer le gusta meterse mucho con el rival.

“No trates de adivinar, mamagüevo”, le dice a un bateador que ponchó con su slider. “Pon atención”, le grita a otro. Cuando un pitcher rival escribió en la parte trasera del montículo la palabra ‘Dios’, Bauer con el pie modificó para que se leyera ‘Días de Muertos’.

“Hasta los 17 me hicieron bullying en la escuela y no decía nada o no respondía”, menciona. “A los 17 decidí que era feliz con mi forma de ser y me iba a defender y solo comencé a responder a la gente que me decía cosas. Con el tiempo, mejoré en eso de ser un troll, pero no lo hago si no soy provocado”.

UNA NUEVA ERA
DE ORO


Dado que no es redención, Bauer busca en México hacer crecer el beisbol y aumentar la pasión por este deporte. A diferencia de Estados Unidos, en el país se vive una nueva época de oro para el beisbol. Tan solo en el primer mes de la temporada regular 2024 de la Liga Mexicana, 1.346 millones de aficionados habían acudido a los estadios, 20.2% más que el mismo mes de la campaña 2023. Los Diablos han sido el equipo que más fans han movido en la presente temporada.

Óscar Gámez es uno de esos fans que desde la época en que los Diablos jugaban con poca afición en el Foro Sol apoyaba al equipo cada que podía. Ahora va con sus dos hijos y su esposa al Alfredo Harp Helú y, aunque no es abonado, busca asientos detrás de Home. Bauer es su jugador favorito esta temporada, él y Robinson Canó, el segunda base dominicano excampeón de la Serie Mundial con los Yankees.

“Lo vi el día que rompió el récord de ponches y es pura emoción ese gringo”, dice con cerveza en mano en el estadio. “Ojalá se quede el resto de la temporada para ser campeones”.

Hace 10 años que los Diablos no obtienen un título y la afición ha puesto en el brazo derecho de Bauer, quien ya extendió su contrato en México una vez, toda su fe. Es ya para muchos y en muy poco tiempo uno de los mejores jugadores extranjeros que hayan estado en la liga nacional.

El fenómeno Bauer se ha traducido en estadios llenos, en y fuera de casa, la gente se aglomera para verlo calentar y la desesperación de algunos rivales ha llevado a pedirle a los oficiales que le revisen el guante en búsqueda de sustancias que lo ayuden. No han hallado nada.

Si no es redención, Trevor Bauer puede encontrar en México un legado, un título y muchas tardes como aquella de los récords en abril.









Créditos

ARTE Rodrigo Heredia / DISEÑO Y PROGRAMACIÓN WEB Pamela Jarquin Rojas / ANIMACIÓN Nayeli Araujo