Rafael Pamias toma las riendas de una de las empresas mexicanas más globales y reconocidas por los consumidores con un objetivo: proteger y ampliar el legado de éxito de la compañía.
Por: Gonzalo Soto
Fotos: Diego Alvarez Esquivel
afael Pamias se desvía un momento mientras menciona los retos que tiene Bimbo para contar una breve
anécdota. Es algo que aprendió hace poco, pero que le ha ocupado la mente lo necesario para decidir
comentarlo. “‘Compañero’ viene del latín cumpanis, significa ‘compartir el pan’”, explica.
Quizá la mayoría de los más de 151,000 empleados de Bimbo, distribuidos en 35 países, no tenga idea de esa
etimología que como anillo al dedo le queda a una de las empresas productoras de pan más grandes del mundo,
pero Pamias se encargará de que la gente lo sepa, de la misma forma en que constantemente refrenda y habla
de los valores corporativos que tanto éxito le han significado a la compañía.
Si Bimbo hoy es una empresa que en 2023 reportó ingresos por 399,879 millones de pesos, un resultado récord y que supone un crecimiento de casi 40% respecto a 2018, es, según quienes trabajan ahí y especialistas en cultura corporativa, porque se ha comprometido con una misión basada en los principios que hace casi 80 años (la empresa los cumple el año próximo) decretó Lorenzo Servitje. Y que con férrea disciplina mantuvo su hijo Daniel, la tercera generación en el liderazgo de la compañía, y quien desde el 1 de mayo dio un paso al lado para asumir una recién creada presidencia ejecutiva y ceder la dirección general a alguien que no lleva el apellido familiar, algo que solo había ocurrido durante los cuatro años que Santiago Castro ocupó el puesto.
Pamias no es ningún ajeno a la empresa, pero su llegada en relevo de Daniel Servitje, quien tiene 65 años de
edad y 43 de trabajo en la empresa, supone un cisma en las entrañas de la cultura corporativa del país, tan
acostumbrada a que los roles más altos de liderazgo queden entre los miembros del clan familiar. Larga es la
lista de compañías mexicanas que no ceden los espacios más elevados de la toma de decisiones, aunque formen
parte de las mejores prácticas de gobierno corporativo. Bimbo decidió servir de ejemplo y en su nuevo director
general descansa, no solo un cambio interno, sino una señal del impacto que este tipo de movimientos puede
tener en el ecosistema empresarial del país.
Rafa, como suelen llamarlo sus colegas, ocupaba la Dirección General Operativa y la Dirección Global de
Sustentabilidad antes de ser llamado por Servitje para tomar las riendas de toda la empresa. “Fue una
emoción”, dice sobre el momento en que le fue avisada su selección como director general. “Primero es una
emoción de ‘esto es grande’ en el sentido de la responsabilidad, en sentido también personal, de logro. Luego
sientes orgullo, el compromiso de hacerlo bien, el agradecimiento, (...) todo eso en un segundo”.
Deliberadamente escueto y cuidadoso al hablar de conversaciones privadas con Daniel Servitje y otras personas
involucradas en su proceso de selección, el nuevo director general se limita a responder que la transición se
llevó a cabo de manera planeada, informando de manera oportuna a todos los grupos de interés de la empresa y
explicando a todos los colaboradores el objetivo del movimiento.
Licenciado y maestro en Administración de Empresas por la Esade de su natal Barcelona, una de las escuelas de
negocios más importantes de Europa, tiene 35 años de experiencia en estrategias empresariales y mercadotecnia
y en su historial laboral presume nombres como Henkel y Danone, que lo trajo por primera vez a México en 1999
como director de Marketing.
Posteriormente, Pamias volvió a Europa para dirigir Bonafont allá, aunque en su mente se mantuvo en búsqueda
de una oportunidad que le permitiera regresar. “Volví a México porque quería vivir en México, también mi
esposa (mexicana) quería vivir aquí”, relata. “Los mexicanos, si no están en su país, están aburridos”, dice.
Grupo Bimbo no ha dejado de subir sus ventas, que han registrado una tasa de crecimiento anual compuesta (TCAC) del 8.6% en la última década.
Fuente: Grupo Bimbo.
Pamias, su esposa y sus dos hijos regresaron en 2011 y en Bimbo encontró la que, para él, es la “gran
compañía” para trabajar y con la que comulga en filosofía y valores. Esa última palabra la repite con
frecuencia porque, afirma, de ahí parte el éxito que ha llevado a la empresa a ser incluso el sustantivo
propio con el que millones de personas en México y fuera de nuestras fronteras se refieren al pan de caja.
Aquí, ese pan es pan Bimbo.
De hecho, Bimbo es la cuarta marca de consumo más elegida en Latinoamérica, según el informe Brand
Footprint, el ranking anual de Kantar Worldpanel que mide y compara el éxito de marcas en diferentes
mercados y regiones. Es la primera latinoamericana que aparece en el listado.
Colaboración, perseverancia, resiliencia y solidaridad son los valores corporativos que de inmediato resalta
el directivo como parte del ethos de Bimbo. También, esos intangibles son, a su parecer, el gran legado de
la familia Servitje y el resto de los fundadores de la empresa, y en cuyo centro se encuentra una filosofía
humanista.
PRESENCIA. Rafael Pamias era director general operativo y director global de Sustentabilidad antes de su nombramiento como CEO de Grupo Bimbo.
“Esta filosofía está expresada en la regla de oro que todos en Grupo Bimbo practicamos día a día: tratar a
todas y todos con respeto, justicia, confianza y afecto”, señala. “Para mí, es fundamental continuar
promoviendo esta visión humanista de la empresa y esta visión optimista de la humanidad”.
En lo personal, asegura que llega a la cabeza corporativa de Bimbo con otro valor muy particular: el civismo.
“Es el respeto a otra persona, el respeto a la comunidad de la que formamos parte”, dice. “Porque es la
comunidad la que nos alimenta y la comunidad la que nos hace crecer”.
Francisco Fernández, director ejecutivo del Centro de Empresas Conscientes del Tec de Monterrey, explica que,
en el caso de Bimbo, la empresa ha trabajado por institucionalizar su cultura, para que no dependa de
personas. Por ello, el cambio en la dirección general no debería suponer un desvío importante de esos
principios, sino un relevo para fortalecerlos con una nueva mirada.
“Ayuda a que entiendan lo que es una empresa y cuál es su rol en la sociedad”, explica. “Las empresas como
Bimbo son tractoras entre sus clientes, sus proveedores, pues, de alguna manera, arrastran a muchas otras.
Cuando tienes una empresa que pone esa vara y exige ese tipo de cultura, también te llevas a otras allá”.
Hay evidencia clara, apunta Fernández, de que las empresas que son congruentes con sus valores mantienen una
ventaja competitiva en el mercado. Hacer rentables los valores es también un objetivo de Pamias.
“El gran reto es ese, cumplir lo que nos hemos prometido a nosotros mismos y a la sociedad mexicana”, afirma
el directivo. “Queremos ser una empresa altamente productiva, 100% sustentable y plenamente humana, y ese es
un reto diario, porque una cosa es lo que declaras, incluso lo que decretas, y otra cosa es lo que realmente
pasa”.
Bimbo llegó en el primer trimestre de este año al país número 35 donde tiene operaciones, tras la compra de Moulin d’Or, el líder del mercado de pan dulce empacado en Túnez.
*EAA (Europa, Asia y África).
Fuente: Grupo Bimbo.
La agenda de Bimbo es particularmente ambiciosa y Pamias pone sobre la mesa, con frecuencia, sus objetivos en
el terreno agrícola, donde la empresa pretende encontrar nuevos métodos de cultivo que reduzcan la huella de
carbono, el uso de agua y fertilizantes artificiales, al tiempo que mantiene el rendimiento de la tierra y
capacita a los productores para que adopten mejores prácticas.
“En cuanto a avances, en 2023 superamos nuestras metas anuales con más de 170,000 hectáreas de maíz y trigo en
México, Estados Unidos, Canadá y Francia”, detalla. “Efectivamente, nuestra meta para 2050 es que el 100% de
nuestros ingredientes clave provengan de tierras cultivadas con prácticas de agricultura regenerativa”.
En el terreno de la sustentabilidad, Bimbo ya presume la flota de camiones eléctricos más grande de América
Latina, con la que pretende reducir, drásticamente, la huella de carbono en el reparto de sus productos, en la
que es una de las redes de distribución más grandes del país. Pocas comunidades en México, si es que acaso hay
una, no tienen una tiendita en la que los productos Bimbo estén presentes. Fuera de las campañas de
vacunación, ni siquiera el gobierno a veces tiene ese nivel de acceso.
La expansión de la compañía por el mundo seguirá aún como un eje y tan solo en 2024 ha realizado cuatro
inversiones clave que no han recibido tantos reflectores, pero que representan un impulso para la empresa en
distintas regiones: compró Trei Brutari, un productor de pan y galletas en Rumanía; Moulin d’Or, líder del
mercado de pan dulce empacado en Túnez, y que le permitió entrar a ese país, el número 35 para la compañía;
además de adquirir La Zarcereña, líder en pan dulce y competidor en la industria de galletas y botanas en
Costa Rica, y ampliar su presencia en el mercado turco.
Ser la segunda empresa mexicana más global, solo por detrás de Orbia, según el ranking ‘Las 100 mexicanas
globales’, de Expansión, conlleva retos como el incremento en el costo de los insumos y el aumento en los
tiempos de entrega de algunos equipos de producción, que la propia compañía reconoce. “Sin embargo, nunca nos
hemos visto afectados por disrupciones mayores en la cadena de suministro”, comenta Pamias. “La continuidad
del negocio se ha debido a la estrecha colaboración y planificación con clientes y proveedores, con los que
hemos interactuado con anticipación, flexibilidad y generosidad”.
Esto ha permitido que en el primer trimestre de 2024, pese a las complejidades del periodo, los resultados de
la empresa hayan sido, en palabras de Diego Gaxiola, director global de Administración y Finanzas de la
compañía, “buenos” y “resilientes”, aun con el impacto del superpeso y la base de comparación de los primeros
tres meses del año pasado, que supusieron resultados récord en varias métricas.
MÁS QUE UNA MARCA. Pamias tiene el reto de que el pan de caja se siga denominando, en México y en gran parte del mundo, 'pan Bimbo'.
“Ser una empresa global diversificada tiene sus ventajas y desventajas: Norteamérica tuvo un comienzo débil
del año por un entorno complicado, como esperábamos, mientras que México y EAA (Europa, Asia y África) se
mostraron fuertes, permitiendo que Grupo Bimbo siga en línea con nuestras expectativas”, señaló el directivo
en el reporte trimestral de la empresa.
Entre las principales críticas a la compañía ha estado, desde hace años, el contenido nutricional de sus
productos y ahí, su nuevo director general menciona que con independencia del cumplimiento del etiquetado
que muestra las calorías y los excesos de azúcares o sodio, la empresa continúa con el desarrollo de
opciones que se adapten a las nuevas tendencias de consumo más saludables.
“Algunos de nuestros avances son que hoy, el 98% de nuestros productos de consumo diario, como panes,
bollería y tortillas, están libres de sabores y colorantes artificiales”, detalla. “En nuestra oferta de
productos (...) usamos como parámetro de medición la metodología establecida en el Health Star Rating System
(HSR), que califica el perfil nutricional general de los productos alimenticios, asignándoles un valor
(estrellas), de acuerdo con el contenido de nutrientes que se busca promover y limitar en la dieta”.
En 2017, la empresa lanzó Bimbo Ventures, una rama de venture capital corporativo para invertir en
innovaciones en productos y tecnología para cadenas de suministro y otros temas comerciales. El año pasado se
realizaron 31 transacciones, desde nuevas inversiones hasta participaciones en fondos especializados.
Pamias recuerda cada vez que puede el enorme tamaño de la responsabilidad que tiene ahora y, ya sea en
entrevista o en un foro de sustentabilidad, el valor que le da a su encargo es constante. “Yo tengo un legado
que proteger y que ampliar”, afirma. “Es el legado del éxito y es el legado de cómo se hacen las cosas”.
Pese a la seriedad que aparenta en primera instancia, Pamias es un tipo que agrada y es rápido en soltar un
comentario que arranca sonrisas y, de pronto, risas de pulmón entero. Cuando se le pregunta qué le gusta hacer
cuando no está dirigiendo Bimbo, su respuesta es “nada” y con prisa explica que se basa en el concepto
italiano del dolce far niente, o el placer que se experimenta solo al ver la vida pasar sin mayor agenda.
Desde luego, es fan del Barça, el club de futbol de sus amores.
La compañía ha establecido sus metas de sustentabilidad, que deberán cumplirse hacia 2025, 2030 y 2050.
Fuente: Grupo Bimbo.
De los breves vistazos que permite a su faceta más personal, se muestra su lado culto y otro profundamente
agradecido con el momento profesional que vive. “Quisiera ser recordado como una persona a la que le pasaron
una responsabilidad y supo conservar esos valores tan importantes en la compañía con la cultura, la filosofía,
el sistema de creencia, pero también una manera de hacer las cosas”, dice. “Me gustaría que se me recordara
como aquel directivo que, de manera solidaria, con cooperación, avanzó a una economía sustentable”.
La suya no es una mentalidad que mire solo hacia el futuro y recuerda una frase que uno de sus compañeros en
Bimbo le dijo: “Si solo Bimbo supiera lo que Bimbo sabe”.
“¿Qué significa eso? Que nosotros tenemos muchas soluciones, a veces no las conocemos porque no han sido
compartidas internamente y a veces las conocemos, pero no las escalamos”, explica. “Es hacer que Bimbo sepa lo
que sabe Bimbo y que Bimbo haga lo que mejor sabe hacer, para mí, esa es la gran oportunidad”.
SUSTENTABILIDAD. Bimbo cuenta con la flota de camiones eléctricos más grande de América Latina.
Nota de la editora: En la versión impresa de este reportaje, en la edición de la revista Expansión del mes de agosto, no aparece la mención a Santiago Castro, que aquí se agrega para dar mayor contexto a nuestros lectores.
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