La textilera, que nació en 1935, es fabricante para marcas como Adidas y ha logrado posicionarse como una de las manufactureras más competitivas frente a las fábricas asiáticas.


POR: Mara Echeverría





rupo Martex ya anotó un gol en la Copa Mundial 2026. De su fábrica, donde el leve ruido de las máquinas marca el paso, saldrán las playeras que llevarán los aficionados de la selección mexicana. En esta planta, ubicada en Irapuato, Guanajuato, ya se han visto los colores de la escuadra nacional antes y este será el cuarto mundial que vista al equipo, además de haber sido la responsable de las playeras que la selección vistió durante la Copa América, que finalizó a mediados de julio, con resultados nada favorables.

Una primera parte del proceso para hacer estas playeras inicia con la elaboración del hilo, que después pasa a un área de tejido para finalizar en el entintado. Esta parte está automatizada, con una coordinación que permite la continuidad de la operación. La creación de cada una de estas playeras, que se convierten en un artículo de identidad, pertenencia y lealtad hacia la cuadrilla nacional, pasa por otros procesos para adecuar los colores, colocar aplicaciones, como los escudos nacionales o los íconos de las marcas, hasta que se empaquetan, para terminar en un estadio entre adrenalina y porras.

FOTO: RAFA MONTIEL

La compañía ha manufacturado los jerseys de las selecciones de Argentina, Uruguay, Alemania, Chile y España.

Adidas y Grupo Martex colaboran en el diseño, el desarrollo y la planeación de la producción de las playeras que la selección vestirá en la justa deportiva de 2026, aunque no son las únicas prendas que confecciona la firma que dirige Santiago Martí Ascencio, ya que también manufactura para otras marcas deportivas, como Puma y Charly.

Pero el mundial supondrá para la empresa el incremento de la producción y su consolidación como un fabricante para las grandes marcas de ropa deportiva. Para el próximo mundial, la demanda estimada de playeras de México será de cinco millones y Grupo Martex, que se ubica en la posición 438 del ranking de ‘Las 500 empresas más importantes de México’, de Expansión, alista inversiones de entre 30 y 35 millones de dólares para hacer frente a esta demanda.

Santiago Martí considera que la inversión prevista, además, les permite aventajar a los fabricantes chinos y afianzar la posición de la empresa familiar, que, en sus inicios, en 1935, solo producía sedas. Hoy, la fábrica tiene 210,000 metros cuadrados divididos en cinco naves industriales y cuenta con una planta de tratamiento de agua y servicios para los trabajadores, como comedor y guardería.

De hecho, la capacidad de la empresa ha logrado salvar desafíos. “Hace dos mundiales, Adidas nos había pedido una cierta cantidad de playeras verdes y una cierta cantidad de rojas, pero cuando salen al mercado, se empiezan a vender más las rojas y en pleno mundial pudimos reaccionar para responder a esta demanda”, cuenta Martí.


Qatar 2022 fue un parteaguas para la compañía, que inició entonces la modernización de su proceso de impresión. Atrás quedó, por ejemplo, el uso de marcos en los que se encuadra la tela para poner el estampado, de forma manual, para dar paso a un proceso digital que permite una mejor precisión y uniformidad en los colores, además de aumentar la capacidad productiva. “He viajado por todo el mundo y he visto fábricas en condiciones paupérrimas y con nuestro enfoque tenemos una fábrica de primer mundo, con la mejor maquinaria, la mejor infraestructura y sueldos justos. Con eso tomamos ventaja y somos más competitivos”, agrega.

El plan estratégico de la empresa para mantenerse en el partido es cambiar sus maquinarias cada cinco años, sobre todo, porque Santiago Martí sabe que las innovaciones tecnológicas son una de las claves para estar en la misma línea que otros jugadores textiles en el mundo, que se conjunta con una reducción en los tiempos de entrega, otra ventaja competitiva. “Si no tuviéramos esto, no habría forma de competir”, dice.

Una vez pasada la Copa América, para Martex, la primera fecha marcada en su calendario mundialista es 2025, año en el que la piel de la selección llegará a los jugadores y puntos de venta, toda vez que los pedidos se recibieron durante los dos primeros meses de este año. Una vez que el diseño esté aprobado, se iniciará la manufactura.

En la producción de las prendas estarán implicadas más de 3,000 personas de manera directa, que además de realizar las versiones local y visitante de las playeras, elaboran los shorts que complementan el uniforme, aunque en un volumen menor. Grupo Martex no comparte el estimado de producción, no obstante, Martí explica que solo en el área de corte aumentarán de 90,000 unidades por día a 120,000.

Uno de los eslabones en donde Grupo Martex ha fortalecido su propuesta es en la innovación. Para las playeras del mundial 2026, se fabricó poliéster 100% reciclado elaborado a partir de PET. En su producción general, entre el 20 y el 30% de sus telas son de materiales reciclados, una medida para reducir el impacto ambiental, a la que se suman otras acciones, como el uso de tintas naturales o el tratamiento del agua en sus instalaciones.





El otro negocio


El paso de Santiago Martí por una escuela militarizada en Estados Unidos, con la intención de convertirse en piloto aviador (que cambió por la vocación empresarial familiar, pese a graduarse con honores), le inculcó uno de los valores en los que basa su vida y su negocio: la organización.

También, una fuerte vinculación con la industria militar, para la que también elabora prendas. En esta división, como en la deportiva, la innovación es la columna vertebral, con el uso de nanotecnología, que le abre las puertas para destacarse como participante en este mercado, ya que en México hay fabricantes, pero se quedan solo en la parte de uniformes y accesorios.

El grupo utiliza la tecnología Dry Smart, que evapora el sudor y la humedad, y otras que protegen la piel de los rayos UV y hasta de las manchas y el polvo, incluso se planea el uso de telas con plata, que ayuda a la cicatrización de heridas. “Si no se invierte en diseño y desarrollo de nuevas tecnologías de producto a la par que en maquinaria y equipo, uno se queda totalmente obsoleto”, asegura el empresario.

La compañía invierte cada año entre 1.5 y 2 mdd en investigación, diseño y desarrollo de productos. Entre estas innovaciones están Bio Traze, una patente que permite la trazabilidad de las prendas militares que la empresa fabrica, al colocar en los uniformes militares códigos encriptados de alta seguridad. “Con la trazabilidad de las prendas, se tiene un control de inventarios, qué talla corresponde a cada persona y hay una mayor eficiencia para los clientes”, dice Martí.

Este brazo de negocio no atiende solo a los cuerpos militares en México y en Estados Unidos. Para algunas policías estatales, las camisas permiten una mayor movilidad, incluso, las telas se adaptan para ser frescas durante el calor o impermeables ante la lluvia.

Horacio Arredondo, decano de la EGADE Business School, del Tecnológico de Monterrey, explica que la innovación y el desarrollo es lo que permite que las compañías se mantengan en el tiempo, dado que generan valor y, con ello, negocios rentables. “La capacidad de generar innovación y modelos de negocios más allá de los costos de la mano de obra, ese es el gran desafío para mantenerse relevante. Son las inversiones en innovación y desarrollo las que permiten a una empresa competir, mano a mano, con otras en el mundo”, dice.





El camino a la rentabilidad

Grupo Martex está cerca de cumplir 90 años y si bien ahora se ubica como una firma mexicana con relevancia internacional, el camino no ha sido fácil y es Santiago Martí quien se ha encargado de encauzar la empresa familiar como un negocio rentable, como timonel de la tercera generación. Su abuelo, Ramón Martí Cabrera, fundó en 1935 Telas de México, dedicada a la fabricación de telas de seda. De sus 13 hijos, fue Juan Bosco Martí el más cercano a la empresa. Ambos decidieron instalar la fábrica en San Luis Potosí en 1979 y fundaron Martex Potosí, que, cuatro años más tarde, se convirtió en Grupo Martex.

Martí comenzó a trabajar en la empresa a los 12 años y pasó de cargar los rollos de tela en los camiones de reparto a cerrar la compra de telares y aprender su operación en Bélgica. Fue aprendiz hasta los 16 años, cuando se separó para emprender con una lavandería industrial. No obstante, regresó a trabajar al lado de su padre en 2008, seis años después, para llevar a la rentabilidad la compañía, que estaba al borde de la quiebra, a raíz de un complejo proceso de sucesión.

FOTO: CORTESÍA

“La situación de la empresa era muy complicada en ese momento. Éramos 90 colaboradores y no nos daba ni siquiera para poder pagar la nómina”, recuerda Santiago Martí. “Teníamos un crédito con los bancos y todo el patrimonio de mi papá estaba hipotecado; debíamos tres veces su valor”, añade.

Para mitigar la crisis, Martí vendió su lavandería al empresario Nelson Vargas, también exdirector de la Conade y reconocido veterano de los deportes en México, y utilizó los recursos para capitalizar Grupo Martex, de la que adquirió una participación accionaria. Uno de los primeros movimientos que realizó fue la implementación de nuevos sistemas de gestión para la operación de la empresa y la cobranza. Para esta época, ya fabricaba telas sintéticas.

Durante esta gestión, Martí Ascencio conoció a Manuel Hernández, dueño de la empresa Manufactureras MyR, con quien se asoció en 2012. Esta maquiladora de Irapuato complementa la operación de Martex, que pasó de fabricar telas a manufacturar las playeras deportivas.



Manufactureras MyR tenía ya una relación con Lotto Sport, después de que uno de los directivos de la empresa de ropa deportiva encontrara en un tianguis una pieza pirata de una playera de los Pumas con una hechura impecable. Durante la asociación con Grupo Martex, se sumaron otras marcas, como Reebok y Adidas.

“Manuel se enfoca 100% hacia la parte operativa y productiva de la fábrica y yo, en la parte de diseño, desarrollo y finanzas. Eso nos completó muy bien y logró que nos potencializáramos. Cuando cada uno aporta distintas cosas en una relación hay un crecimiento muy importante”, comenta Santiago Martí.

La compañía integró sus operaciones en Irapuato hace un año. Las instalaciones se terminaron hace tres. Con este complejo industrial y las inversiones de cara al mundial, Grupo Martex también apuesta por el mercado del athleisure, estilo de vestir que combina la ropa deportiva en outfits casuales, que cerró 2023 con un valor de mercado de 319,100 mdd y que alcanzará los 430,280 mdd en 2028, con una tasa anual compuesta del 6.16% durante ese periodo, según la consultora Mordor Intelligence.

“Cada vez más hay un enfoque importante hacia la parte del confort y la comodidad de los usuarios. Vemos un crecimiento brutal, en donde lo que más se busca es invertir en innovación y diseño de textiles, para tener telas nuevas, para el confort de la gente”, explica el empresario.

Martí Ascencio señala que Adidas considera a su compañía en su cadena productiva hacia el futuro, sin revelar proyectos. “El éxito está atado con el esfuerzo y la constancia, y en negocios rápidos y fáciles, esto no existe, y mientras uno crece y madura, más se da cuenta de esto”, asegura.



Créditos

FOTOS Rafa Montiel / DISEÑO Y PROGRAMACIÓN WEB Nayeli Araujo / FUENTES ‘Las 500 empresas más importantes de México’ y Grupo Martex.