A partir del 1 de octubre, Claudia Sheinbaum será la comandanta de militares y marinos, instituciones donde menos del 25% son mujeres.
Por: Lidia Arista
Fotos: Héctor Vivas / Getty Images, Rafa Montiel
Vestida de color blanco con un bordado de flores rosas, sin una señal de tonos verde olivo en su ropa y sin
la presencia de elementos de las Fuerzas Armadas a su alrededor, el pasado 21 de junio, Claudia Sheinbaum
escuchó, por primera vez en un acto oficial, el reconocimiento por el puesto militar que ocupará a partir
del 1 de octubre:
“Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta electa de México y futura comandanta suprema de las Fuerzas
Armadas”, le dijo Raymundo Pedro Morales, director del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Fue
el inicio de un discurso en un evento de supervisión encabezado por el presidente Andrés Manuel López
Obrador como parte de la gira conjunta que realizan los fines de semana. Sheinbaum sonrió y se llevó la mano
derecha al lado izquierdo del pecho, como símbolo de agradecimiento.
Fue el primer llamado público del cargo que también asumirá a partir del 1 de octubre cuando se convierta en
la primera mujer presidenta de México, pues la política y científica de 62 años también estará al frente de
más de 266,000 miembros del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina Armada de México.
Las mujeres en las Fuerzas Armadas aún son pocas, representan el 13.2% de sus miembros. Así, de las 35,234
mujeres que hay en sus filas, el 9.5% se encuentra en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y un 22%
está en la Marina.
Si la presencia en las Fuerzas Armadas es de una mujer por cada 10 militares y dos por cada 10 marinos, en
puestos de alto rango es mucho menor, una realidad que impidió que se nombrara, por primera vez, a una
secretaria de la Defensa o de Marina. Según la Ley Orgánica del Alto Mando, estos puestos solo pueden recaer
en un general de división del Ejército o en un almirante de la Marina y, en 2024, ninguna mujer ocupa esos
cargos.
Gerardo Rodríguez Sánchez, profesor e investigador de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), explica
que Sheinbaum estará a cargo del segundo ejército más importante de América Latina (solo detrás del de
Brasil ) y de la décima fuerza armada más grande del mundo, por el número de elementos.
“No es menor que una mujer esté al frente del segundo ejército más importante de América Latina después del
de Brasil, tampoco es menor para un futuro aumento de las mujeres en las Fuerzas Armadas”, señala el experto
en seguridad nacional, al indicar que menos del 10% de las mujeres en el mundo participan en ellas.
En México, la inclusión de la mujer en tareas militares ha ido poco a poco. En 1934, se incorporó María
González de Cartes, la primera mujer en el Ejército y Fuerza Aérea en la Intendencia General, y en 1938, se
creó la Escuela para Enfermeras del Ejército, exclusiva para el sexo femenino. Después, a las mujeres se les
permitió incorporarse progresivamente a la División de Armas (caballería, artillería, arma blindada y fuerza
aérea) y participar en áreas administrativas, de salud, logística y operativas.
En los últimos 17 años ha habido cambios significativos para la incorporación de las mujeres a las Fuerzas
Armadas. Fue en el gobierno de Felipe Calderón cuando el entonces general y secretario de la Defensa
Nacional, Guillermo Galván, informó que se aceptaría a mujeres en el Colegio Militar, con lo que también se
abrió la puerta para que, en los próximos años, una mujer ocupe el cargo de secretaria de Estado, pero eso,
no será en esta década.
“En las Fuerzas Armadas hay un estricto escalafón, de la noche a la mañana no se puede designar a alguien
general o almirante si no tiene una trayectoria y años de servicio. Para que alcancemos esos niveles donde
una mujer pueda aspirar a la secretaría faltan algunas generaciones, no será este sexenio ni en dos
sexenios”, comenta Alejandro Martínez, especialista en seguridad nacional de la Universidad La Salle.
Para Víctor Manuel Sánchez Valdés, investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila y especialista en
seguridad pública, el requisito de ser un general de división para ser secretario de la Defensa Nacional se
debe a un “coto de poder” que reclamaron los militares cuando aceptaron separarse de la administración
pública.
“En otros países no se requiere ser general o almirante para llegar a ser secretario, sobre todo, en los
europeos, esos cargos son para civiles y la parte operativa se le deja a los militares, pero México fue un
país que configuraron los revolucionarios y ese cargo es un ‘coto de poder’ que se ha ido manteniendo en el
tiempo”, detalla.
EN ESPERA. El mando del Ejército y el de la Marina solo pueden recaer en un general de división del Ejército o en un almirante y las mujeres aún no tienen ese rango. FOTO: Manuel Velasquez / Getty Images
La majestuosidad del desfile cívico militar de cada 16 de septiembre fue la invitación para que María
Dolores Domínguez Rocha se uniera al Ejército y Fuerzas Armadas. A sus seis años, sentada frente a la
pantalla de televisión ella sabía que quería ser militar y portar uno de esos uniformes “elegantes”, pero
no sabía que llegaría al grado General Brigadier Cirujana Dentista, uno de los más altos rangos en la
milicia.
A los 16 años de edad, Domínguez Rocha ingresó al Ejército, una institución androgénica, formada por
hombres para hombres. En los 36 años de servicio, ha visto al Ejército transformarse y quitar cualquier
obstáculo para que una mujer pueda llegar en unos años a dirigir la institución de más 192,550
integrantes.
“Para las mujeres hoy ya está abierto las armas y servicios. Pero además tienes la fortuna de que puedes
ir accediendo a las diferentes jerarquías mediante diferentes exámenes y en igualdad de condiciones que
tus compañeros, entonces llegó un momento que yo dije, sí quiero ser general”, cuenta en entrevista.
En 2024, María Dolores Domínguez Rocha es una de las seis mujeres que tienen el cargo de general. En ese
nivel jerárquico hay 303 hombres.
Sabe que no basta que una mujer llegue, sino que se mantenga, para lo cual la preparación es fundamental.
“No solo se debe abrir la puerta, hay que hacer todo un trabajo para gestionar el desarrollo, tanto en el
sentido horizontal, con diplomados, capacitación, especialidades, pero también en el sentido vertical,
para los ascensos, para las mujeres, porque si solo abres la puerta, ¿qué pasa? Se convierte en una puerta
giratoria, así como entran, salen”, plantea.
En sus más de tres décadas de trabajo para la Sedena, la generala brigadier Cirujana Dentista, la segunda
mujer en ocupar el cargo, ha impulsado proyectos para abrir la puerta a más mujeres sin saber que en el
futuro podría beneficiar a su hija.
“En 2013 me tocó concretar algunos proyectos, y que en septiembre del 2013 ya se aceptaran mujeres de
artillería y de zapadores en el Heroico Colegio Militar. Yo no sabía que le estaba abriendo la puerta a mi
hija para artillería”, comenta.
La hija de Domínguez Rocha estudia en el Colegio Militar y en algunos años podría convertirse en
secretaria de la Defensa Nacional, pero para que una mujer los encabece, asegura no falta mucho.
“En algunos años, no tan lejos, ya están en el camino”, comenta.
Debido a cómo están estructuradas las Fuerzas Armadas, los analistas consideran que el liderazgo de una
mujer no cambiará radicalmente la forma en que se conducen en su vida interna y eso responde a que, en los
hechos, ningún presidente es comandante supremo de militares y marinos.
“Claudia Sheinbaum no puede transformar a las Fuerzas Armadas, no porque sea mujer o porque carezca del
intelecto para hacerlo, sino porque, en general, ningún presidente civil desde 1946 ha ejercido
verdaderamente como comandante supremo de las Fuerzas Armadas”, advierte Víctor Hernández Ojeda,
especialista en seguridad nacional e internacional.
El también investigador de la Universidad Iberoamericana explica que a través del ‘Pacto de 1946’, los
militares aceptaron abandonar paulatinamente sus cargos en la presidencia y gubernaturas, a cambio de que
las autoridades civiles no intervinieran en su política militar.
“A cambio de esta paulatina salida de los militares de la vida política, los poderes Ejecutivo y Legislativo
de la federación se quedaron sin dientes para auditar la vida militar. Cualquier presidente mexicano está
impedido por la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea de nombrar civiles al mando de la Secretaría de la
Defensa. Los militares se gobiernan a sí mismos”, señala Hernández.
La presencia de mujeres en el Ejército y en la Fuerza Aérea en México todavía es poca. Actualmente, no hay generalas de división, que es el máximo rango dentro del Ejército y requisito para ser titular de la Defensa Nacional.
FUENTE: Observatorio para la Igualdad entre Mujeres y Hombres en el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos. Datos a junio de 2024.
FOTO: ROGELIO MORALES / CUARTOSCURO
A semanas de que inicie su sexenio, Claudia Sheinbaum no ha dado señales de que vaya a haber un cambio en
su relación con las Fuerzas Armadas, por lo que expertos consideran que en su gobierno se mantendrá la
confianza en militares y marinos, así como las tareas y recursos para su operación.
Como presidenta electa, Sheinbaum ha propuesto que las Fuerzas Armadas asuman el control de la Guardia
Nacional, una corporación de seguridad pública que fue creada con carácter civil, y ha rechazado que ello
implique la militarización de la seguridad pública, porque “la política de seguridad la define el gobierno
de la República con la presidenta”.
Pero en las entrañas de las Fuerzas Armadas, la comandanta suprema puede enfrentar ligeras dificultades para
ejercer su liderazgo porque la llegada de una mujer puede causar incomodidad en una institución en la que
predominan los hombres y está marcada por el machismo.
“Las Fuerzas Armadas son instituciones de naturaleza patriarcal. En términos de doctrina, son de rituales
profundamente patriarcales por lo cual, ver a una mujer al mando puede generar incomodidad e, incluso, que
puedan no ponerle fácil ciertas decisiones a la presidenta”, plantea Teresa Martínez Trujillo, profesora
investigadora de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey.
Para Mariana Gabarrot, profesora de la Escuela de Humanidades y Educación del Instituto Tecnológico de
Monterrey, la llegada de una mujer a la presidencia y al frente de las Fuerzas Armadas genera expectativas
de que disminuyan las violaciones a los derechos humanos.
“El récord que tiene el Ejército, como todos los ejércitos de América Latina en particular, de violaciones a
derechos humanos, es algo que tenemos que atender y que no podemos quitar el dedo del renglón. Las Fuerzas
Armadas tienen que ser respetadas y respetuosas”, afirma.
POCA PRESENCIA. De los más de 174,000 elementos del Ejército, solo seis mujeres son generales brigadieres. FOTO: Héctor Vivas / Getty Images
Como lideresa suprema de las Fuerzas Armadas, Sheinbaum también tiene varios retos para la vida interna
de la institución, entre ellas, el combate y la erradicación del acoso sexual, el hostigamiento laboral y,
sin duda, la incorporación de más mujeres, que permita alcanzar el 25% en tareas de mantenimiento de la paz,
como lo establece la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
De acuerdo con el organismo internacional, la participación de las mujeres repercute positivamente en los
entornos de mantenimiento de la paz, por lo que se ha impulsado que haya más. En 1993, las mujeres
representaban el 1 % del personal uniformado desplegado, mientras que en 2024, el porcentaje es del 11% en
el mundo.
Para los expertos consultados, la llegada de Sheinbaum al máximo cargo público en el país abrirá la puerta a
que haya más mujeres en sus filas y en cargos de alto rango.
“Llegar a estas posiciones, que se encontraban regularmente reservadas para hombres, ha permitido que se
rompa el techo de cristal que había. En el mundo tenemos muchísimos ejemplos. Hoy, en la OTAN, que agrupa a
países de América del Norte y de Europa, hay siete mujeres a cargo de los ministerios de Defensa. Entonces,
la llegada de una mujer permite una mayor apertura en el escalafón”, agrega Víctor Manuel Sánchez.
Estas seis mujeres son las que tienen los rangos más altos dentro de las Fuerzas Armadas.
Sin conocer la Ciudad de México, a los 16 años de edad Blanca Elsi Cruz Toledo dejó su natal Reforma de
Pineda en Oaxaca para ingresar a la Escuela de Enfermeras. Del Ejército sabía poco: sabía que ayudaba a la
población, mantenían el orden y que eran respetados, por lo que para seguir su vocación en la medicina no
lo dudó y realizó los exámenes con lo que comenzó una trayectoria que la llevaría a ser General Brigadier
Médico Cirujano, una de las seis mujeres generales que tiene el Ejército.
En los 36 años de servicio, Cruz Toledo señala que le ha tocado ver cómo el Ejército se ha transformado y
poco a poco fue abriendo las puertas para que las mujeres llegaran a cualquier rango jerárquico.
“Me ha tocado la modernización del Ejército, tanto que no viví la ideología que decían del Ejército
machista. A mí me ha tocado vivir toda la evolución, la apertura del Ejército para que las mujeres
ingresen a cualquier área”, explica.
Esta apertura permitirá que en algunos años, México pueda tener a su primera secretaria de la Defensa
Nacional, cargo para el que se requiere ser general de división, un rango al que podían aspirar solo los
hombres hasta hace poco.
“Ya dentro de algunos años ya va a haber mujeres generales de división, muy probablemente. Ahorita tienen
el grado de capitana las mujeres que pueden llegar a aspirar a ser secretarias”, dice.
Sabedora de lo lejos que está el Ejército de la paridad, Blanca Elsi Cruz anima a las mujeres a
incorporarse a esa institución, pues afirma que el servicio, la empatía y liderazgo son fundamentales en
las tareas de construcción de paz.
Un uniforme, dice, no es sinónimo de un carácter duro,sino de compromiso con la nación.
“A veces piensas que por traer el uniforme verde son personas de carácter duro, poco empáticos, y la
realidad es que no. Somos iguales. En el Ejército hay muchas oportunidades de crecimiento”, dice.
Sin dudarlo un segundo, Blanca Elsi Cruz Toledo asegura que le debe todo al Ejército, esa institución que
le abrió sus puertas hace 36 años y le hace nueves meses la convirtió de coronel a General Brigadier
Médico Cirujano.
FOTO: PRESIDENCIA / REUTERS
EDICIÓN DE TEXTO: Mariel Ibarra DISEÑO Y PROGRAMACIÓN WEB Evelyn Alcántara / Nayeli Araujo COORDINADORA DE FOTOGRAFÍA Betina García / FOTOGRAFÍAS Getty Images, Cortesía SEDENA / ANIMACIÓN DE APERTURA Nayeli Araujo