Por: Gonzalo Soto / SEATTLE, EU.
Fotos: BRUNO MUÑOZ TITTEL
l inicio, le cuesta trabajo sonreír para las fotos. Entre las indicaciones, los cambios de
escenario y las miradas a su alrededor, Matt Garman, CEO de Amazon Web Services (AWS), no se ve en su
elemento. De hecho, por un instante parece fastidiado, y eso que no han pasado ni cinco minutos de
disparos de la cámara. “Es normal”, susurra una de las integrantes de su equipo más cercano. “Pero
saldrá muy bien”.
Por los pasillos de las oficinas centrales de AWS en Seattle, algunos empleados se acercan para pedirle
una foto, en las que sonríe más fácil. Curioso, pues apenas un mes antes de esta entrevista, realizada
en noviembre de 2024, Garman recibió múltiples quejas de empleados por la implementación, a partir del
pasado enero, del regreso total a las oficinas de trabajo. ¿Su respuesta para quienes se quejaron?
Renuncien.
El ambiente, sin embargo, no es tenso y antes de pedir el elevador que lo llevará a otra locación de
fotos, una empleada le aborda para otra selfie. Garman posa y sonríe.
“¿Primera vez en Seattle?”, pregunta antes de entrar a la sala donde se realizará la entrevista, pero no
aguarda la respuesta. Hasta ese momento, las suyas han sido breves y presagiaban una conversación
difícil, aunque al hablar de AWS, la empresa en la que lleva dos décadas y donde inició como becario,
todo cambia.
En junio de 2024 fue nombrado CEO de una de las unidades de negocio más rentables dentro del gigante
Amazon, conocido, principalmente, como uno de los sitios de compra en línea más grandes del planeta. AWS
inició en 2002 como un servicio para satisfacer las propias necesidades de la empresa de
e-commerce, y en 2005, se transformó para ofrecer computación en la nube donde Garman fue su
primer gerente de producto.
En menos de dos décadas, AWS es ya un pilar dentro del imperio de Jeff Bezos, aunque en los últimos años
la estabilidad en la cima ha sido poca. Garman es su tercer CEO en cinco años. A su llegada al puesto,
AWS representaba el 62% del beneficio operativo de todo el grupo y tuvo un crecimiento del 17% respecto
del año anterior.
La nube ya no solo es un recinto para el resguardo de la información, también es el lugar donde se
procesan y analizan datos para entregar soluciones muy valoradas por las empresas, que pagan pequeñas
fortunas para obtener eficiencias. No se trata solo de guardar archivos, es descifrarlos y
transformarlos en herramientas.
AWS se benefició de un factor clave para cualquier empresa: fue la primera en entrar de lleno a los
servicios empresariales en la nube, lo que le permitió dominar con velocidad. Hoy, tiene alrededor del
31% del mercado, y si se suman a sus dos siguientes competidores, Microsoft Azure y Google Cloud, a
veces no alcanzan el porcentaje de la firma que comanda Garman. No obstante, el dominio es un arma de
doble filo.
“Ese tipo de ventajas pueden ser engañosas”, dice. “Es una de las cosas en las que insisto a nuestros
equipos para que no piensen en ello. Sí inventamos este espacio, fuimos los primeros en ofrecer la
computación en la nube y eso nos ha permitido salir e innovar por un periodo largo de tiempo”.
Pero la clave, asegura, es mantener el enfoque en los clientes y comprender los problemas, así como las
apuestas inteligentes en nuevas tecnologías, principalmente, la inteligencia artificial generativa.
Esquemático, Garman recorre los puntos que considera claves para asegurar que sus competidores se
mantengan a distancia, aunque en los últimos años han cerrado la brecha, principalmente, Microsoft.
“Creo que cuando te enfocas en la competencia, particularmente cuando ya eres un líder en un espacio
como este, hay una tendencia, un riesgo, a volverte complaciente”, afirma. La solución, asegura, es
escuchar a los clientes y al mercado.
“Jeff [Bezos] tiene una frase que dice que una de las mejores cosas de los clientes es que están
perpetuamente insatisfechos”, menciona Garman. “Siempre obtienes ideas de ellos y no importa qué tan
buenos sean tus servicios, no importa qué tan innovador seas, siempre hay cosas que se pueden hacer más
rápido, o mejor, o más barato”.
Es una presión única, añade, especialmente porque no pasa un día sin que haya empresas o industrias que
requieran soluciones para abaratar costos que después se traduzcan en la demanda de más servicios de
AWS. “Los retos cambian, los clientes tienen necesidades muy variables a las que nos hemos tenido que
ajustar a lo largo del tiempo”, dice. “Ahora quieren hacer lo más que se pueda en menos tiempo”.
El director de cine Jim Jarmusch decía: “Bueno, rápido y barato… escoge dos”. “Esa opción no la tenemos.
Aquí tenemos un dicho al que llamamos la tiranía del ‘o’, no aceptamos la alternativa o la opción,
debemos llevar a cabo todo y tener todas las opciones a la mano para lo que demandan los clientes”.
Ese enfoque, insiste, es lo que le ha permitido a AWS convertirse en un negocio de más de 110,000
millones de dólares, con clientes en prácticamente todo el planeta. Es más, hay países en donde Amazon
como e-commerce no opera, pero AWS sí. Y aunque suelen ser reservados sobre sus clientes, entre
ellos se encuentran otros gigantes, como Netflix, la NASA, casi todos los servicios de inteligencia del
gobierno de Estados Unidos y varias firmas financieras internacionales.
Aunque la lista es larga, el mercado es vasto. “La mayoría de la data está aún alojada en las
instalaciones de las empresas”, asevera Garman. “Actualmente, la mayoría de las estimaciones apuntan a
que menos del 20% de las cargas de trabajo a nivel mundial se han movido a la nube, así que el potencial
se mantiene enorme”.
El directivo comenta que clientes suyos, a los que se refiere como empresas “muy grandes de
telecomunicaciones”, no tienen la totalidad de sus operaciones en la nube. “Si piensas en la
infraestructura 5G, solo hay una o dos empresas que se han movido completamente a la nube y transforman
realmente la forma en que sus redes y servicios están construidos”, afirma.
Pero no todo tiene que ser intangible y Garman enlista procesos en hospitales, la industria
manufacturera, en particular, la automotriz, que aún están fuera de la nube en lo que considera un
desperdicio de oportunidad.
Luego está el factor expansión y la propia IA. En primer plano, Garman menciona con poco detalle que el
enfoque de AWS está en asegurar que sus servicios estén disponibles para todos los clientes alrededor
del mundo. Para ello, en menos de un año, la empresa anunció inversiones cuantiosas, incluyendo una por
5,000 mdd para los próximos 10 años en México, particularmente, en su región de datos que estará ubicada
en Querétaro. El monto, además, es uno de los pocos anuncios de Inversión Extranjera Directa hechos en
el país que ya comenzó a materializarse. Hace apenas unas semanas, AWS dio a conocer que invertirá
11,000 mdd en la extensión de su centro de datos en Georgia, EU.
Sobre la IA, Garman explica, casi académicamente, que se trata de un giro fundamental para AWS y el
tipo de servicios que ofrecerá en un futuro cercano. “Es una enorme prioridad para nosotros, porque es
una tecnología transformadora con el potencial de cambiar negocios y muchas industrias”, dice. “Creo que
la IA tiene el potencial de realmente transformar y entregar valor adicional en temas de eficiencia,
pero también en nuevas capacidades para las empresas”.
La emoción con la que ahora habla Garman contrasta con la solemnidad de sus fotos. “Vemos clientes que
hacen cosas como descubrir nuevos medicamentos y trabajan en modelos para inventar nuevas proteínas y
curar enfermedades. Antes hallaban 10 o 100 proteínas cada año, ahora son alrededor de 100,000”,
menciona. “La IA está bajando la barra de lo que es posible”.
AWS, de hecho, ya reenfoca buena parte de su negocio para integrar la IA generativa y realiza
inversiones como una por 8,000 mdd para financiar Anthropic, una empresa de IA, para desarrollar chips
que compitan con los de Nvidia o los de Microsoft.
La apuesta no es ciega, pues de acuerdo con IOT Analytics, una firma de estudio del sector tecnológico,
Microsoft está ganando la carrera en la colocación de nuevas soluciones en la nube que integran IA. Al
cierre de octubre de 2024, el 22% de las implementaciones de nube en empresas ya contaba con un elemento
de IA; Microsoft presumía 274 nuevos clientes con ese tipo de soluciones, AWS registró 207 y Google,
solo 102.
“Otro reto es pensar en los centros de datos, en crecer y tener la capacidad suficiente, la energía
suficiente para tener los servicios funcionando continuamente, no solo ahora, sino el próximo año, en
tres, cinco o 10”, dice Garman, añadiendo que hasta hace poco simplemente tocaban la puerta de empresas
de servicio y pedían más energía, ahora será necesario invertir para garantizarla.
El tiempo de un CEO es limitado, pero, antes de partir, Garman asegura que lo suyo es seguir innovando.
“Soy una persona cuyo corazón está enfocado en el producto y amo construir productos interesantes para
nuestros clientes”, afirma. “Es lo que me da energía, es lo que hace las cosas interesantes y lo que me
hace levantarme de la cama. No es obtener más ingresos o crecer el negocio”.
Enfrente tiene un reto inmediato, que es la nueva administración de Donald Trump y las rencillas que ha
tenido con Bezos. Ahí también Garman desestima una debacle. “Hemos estado en este negocio durante 18
años, hemos trabajado con diferentes administraciones y hemos sido exitosos con cada una de ellas”,
dice. “Trabajamos de manera positiva con la administración Trump en la última ocasión y seguiremos
siendo socios esta vez”.
El directivo cierra diciendo que espera que su legado sea haber podido construir todo un mundo en la
nube para sus clientes y aprovechar el potencial que queda de mercado. A diferencia de cuando empezó, se
levanta con una sonrisa y sale corriendo de la sala a buscar esa innovación a veces tan elusiva. Sus
recomendaciones de Seattle, donde ha vivido por años, quedarán para otra ocasión.
DISEÑO Y PROGRAMACIÓN WEB Paula Carrillo / EDITOR DE FOTOGRAFÍA Diego Alvarez / COORDINADORA DE FOTOGRAFÍA Betina García