Por: Daniel Cuevas
e mudó desde su natal Cancún a la Ciudad de México para estudiar Dirección de Empresas de Entretenimiento. Andrea Campos se veía a sí misma tras la producción de eventos olímpicos o, por qué no, para la NASA. Pero comenzó a tener dudas sobre su camino y si la llevaría a lograr algo realmente significativo para el mundo. Sumado a otros factores, la llevaron a un episodio depresivo. Abandonó la carrera y vendió sus cosas. “Si no voy a vivir la vida que quiero, no me interesa vivirla”, pensaba en ese momento.
Se mudó a una casa donde se gestaba una start-up; sus roomies eran programadores y la evangelizaron en esta profesión. La animaron a intentar y, mientras aprendía, tuvo un nuevo episodio depresivo. Campos probó suerte con las aplicaciones, pero no halló nada que le sirviera. Comenzó a tomar terapia y, mientras avanzaba, la empezó a ver desde la perspectiva lógica que le daba su nuevo conocimiento.
Un día, su terapeuta le entregó una hoja en blanco con la que debía realizar un ejercicio, pero, al llegar a casa, la perdió. Se preguntó cómo era posible que la terapia dependiera de una cosa tan simple y fácil de extraviar. Ahí comenzó a aplicar lo aprendido en programación para desarrollar la primera versión de Yana, en ese momento como herramienta personal. Fue su trabajo final en un curso de programación y, antes, la presentó, en una fase muy temprana, en un evento de emprendimiento, donde recibió las primeras validaciones y empezó a verlo con potencial de negocio.
Campos constituyó la empresa en 2017 y, tras años de programación, contratación de equipos y validación de parte de instituciones regulatorias, legales y de salud, en marzo de 2020, en la misma semana que inició la contingencia por covid-19, lanzó Yana al público. La app usa la IA como compañía emocional y complementa la terapia, pero no la sustituye y no está hecha para diagnóstico.
A través del registro de emociones, reconocimiento de patrones, un listado de actividades regulares, entre otras funciones, los usuarios pueden encontrar desahogo, explorar perspectivas más sanas sobre su realidad y solicitar consejos para manejar su día. Registra 16 millones de descargas y ha levantado 3.5 mdd con fondos como Hi Ventures, 500 Global, Hustle Fund, MGV Capital o Amplifica Capital.
La recomendación de boca en boca y la perseverancia consolidaron el éxito de Yana, pero no fue hasta que llegó la sensación por las herramientas de IA que se transformó en algo más profundo.
Ahora, tiene una versión de pago, amplió su cobertura más allá de Latinoamérica y añadió inglés, francés y portugués como idiomas disponibles. “La crisis de la salud mental a nivel global va de mal en peor. Las soluciones que existen están reducidas a ‘tomas terapia o no tomas terapia’. Eso no es suficiente. Se tiene que hacer mucho más no solo para cubrir la demanda de hoy, sino la de mañana”, asegura.