El corredor ferroviario que une el Pacífico con el Atlántico ha atravesado diferentes etapas a lo largo de su historia, pero esta vez, la apuesta empieza a materializarse, aunque con retos. Expansión realizó un recorrido para conocer el trayecto.

Por: Tzuara De Luna y Luis Alberto Zanela / Salina Cruz, Oax., y Coatzacoalcos, Ver.
Fotos: Oliver Campa

Hablar del corredor interoceánico en México es evocar el pasado, pero con bocanadas de aire fresco, porque en el mosaico de ecosistemas que alberga el Istmo de Tehuantepec, el ruido de una locomotora emerge ahora con más fuerza de entre sus selvas, bosques y matorrales.

La vía ferroviaria que conecta los puertos de Salina Cruz, en Oaxaca, con Coatzacoalcos, en Veracruz, fue recorrida por Expansión a lo largo de sus poco más de 300 kilómetros para constatarlo. Como casi todos los trazos ferroviarios del país, fue inaugurada por el entonces presidente Porfirio Díaz, en 1907, con el objetivo de transportar mercancías entre el Pacífico y el Atlántico, vía el golfo de México.

Pero más temprano que tarde, el sueño de Díaz se vino abajo. La creación del Canal de Panamá, en 1914, revolucionó los flujos marítimos mundiales al permitir que los barcos navegaran sin la necesidad de maniobrar la carga, lo cual tenía que ocurrir en México al bajarla por los puertos, trasladarla al ferrocarril y después, subirla nuevamente a un barco, con los costos que conllevaba.

La idea de Díaz no era descabellada, simplemente irrumpió en la escena del transporte marítimo una opción más eficiente. Tanto, que se mantiene hasta ahora. Pero, a final de cuentas, la vía ya estaba y había que usarla, por lo que el transporte ferroviario operó desde entonces hasta que la vía fue obsoleta, con curvas y pendientes que la volvieron ineficiente. Y, aun así, funcionaba, hasta que vino una renovación profunda en el año 2020.

LA PROMESA. La presidenta Claudia Sheinbaum continúa con el proyecto que pretende ser motor de desarrollo económico y social para la región.

Los pobladores de la región lo tienen muy presente. Juan, un maestro oaxaqueño, incluso asegura recordar que en su infancia tomaba esta ruta con su madre para trasladarse a Veracruz. Sin embargo, esos mismos pobladores también fueron testigos de la debacle de este transporte que, a lo largo de la historia, se convirtió más en un discurso político que en acciones concretas de rescate, con carga como su principal motor y muchas limitantes operativas.

Y entonces llegó a la presidencia Andrés Manuel López Obrador. Denominado como Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) por decreto presidencial en 2019, el proyecto creció y contempla ahora la utilización de 1,200 kilómetros de vías férreas para carga y pasajeros, 610 puentes, 41 estaciones, 30 laderos, ocho patios de trasvase y 12 parques industriales, conocidos como Polos de Desarrollo para el Bienestar (Podebis). El área de atención ya no se centra solo en Oaxaca y en Veracruz, también se extiende a Chiapas y a Tabasco.

El principal reto, admite Octavio Sánchez Guillén, almirante en retiro y director general del CIIT, dentro de la Secretaría de Marina (Semar), radica en la integración de todo lo que pretende ser el corredor: una plataforma logística e industrial que genere desarrollo económico con un impacto en el bienestar social.

INTEROCEÁNICO MÉXICO

El recorrido va más allá del istmo y se extiende a Chiapas y Tabasco.

Fuente: CIIT.

Al funcionario le cuesta trabajo hablar de inversiones, al estar involucradas diferentes entidades de gobierno, aunque un estudio reciente del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) da cuenta de 73,142 millones de pesos erogados en el proyecto, que no necesariamente ha tenido un impacto tan significativo en el empleo, cuyo crecimiento entre 2018 y 2024 fue del 11.2% en la ocupación total; apenas 2.6% en la construcción y 6.3% en la generación de empleo formal.

“El Corredor Interoceánico muestra un rezago significativo en el impacto laboral, aunque la inversión se incrementa a partir de 2020; el crecimiento en empleo formal asociado es bajo y volátil, incluso con una caída de 3.6% en el empleo formal de 2021. Esto puede indicar que el impacto de este proyecto es más indirecto o que su ejecución ha sido más lenta o fragmentada”, detalla el documento del CIEP.

Como sea, las expectativas en torno al CIIT son altas, sobre todo, cuando empiece a reflejar mejores indicadores laborales, sociales, de transporte e industriales. Las estimaciones de la Secretaría de Economía (SE) indican que cuando esta plataforma logística entre en total funcionamiento, podría aportar hasta el 5% del PIB Nacional. Los especialistas consultados no prevén que esto ocurra antes de 2030.

López Obrador inauguró la primera fase del proyecto en septiembre de 2023. A dos años de distancia, la materialización de todos sus beneficios aún está en dicho porque el ferrocarril, que primero fue planteado para carga y después incluyó pasajeros, apenas transita por el ramal principal del istmo, es decir, la línea Z, entre los puertos. Los ramales hacia Chiapas (línea K) aún no funcionan y el que pretende conectar Tabasco (línea FA) con el puerto y la refinería de Dos Bocas, llegando hasta el Tren Maya, está en proceso de iniciar su construcción. Lo importante, para Sánchez Guillén, es que las obras no se detienen.

Al abordar nuestro recorrido en Salina Cruz, parece que se ha entrado a una máquina del tiempo. Entre las zonas económica y de primera clase, el tren, que proviene de manufactura estadounidense de los años 60, tiene una capacidad hasta de 400 pasajeros. Su itinerario es fácil de memorizar. En temporada baja, solo hay cuatro corridas a la semana, una cada día –de jueves a domingo–, con salidas puntuales a las 8 am. Los precios varían según los tramos que se recorran, con rangos que van desde 22 pesos en los más cortos hasta 476 pesos si se toma hasta la terminal de Coatzacoalcos.

“Grosso modo, el 60% de los pasajeros son turistas y un 40% es un pasajero regular o que utiliza el tren para poder ir de un punto a otro de manera habitual o por necesidad”, comenta el capitán Édgar Vilchis, encargado de la operación de pasajeros. En una semana habitual, el factor de ocupación ronda el 60%, pero la situación cambia en temporada alta, con trenes al 100% de su capacidad.

131,326

pasajeros transportados desde el inicio de las operaciones.

Pasajeros en el tren

Al igual que la carga, los pasajeros no han sido consistentes en este medio de transporte desde el inicio de las operaciones, en diciembre de 2023.

Pasajeros transportados



Fuente: Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.

El viaje al pasado comienza al subir. Aquí se le dice adiós a las grandes velocidades que alcanzan algunos trenes en Europa o Asia. El Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT) corre a 60 kilómetros por hora, y si bien tiene aire acondicionado y tomas de corriente, no cuenta con wifi, además de que durante la mitad del viaje no hay señal satelital.

Pero contar o no con internet parece no ser algo tan trascendente estando a bordo. La familia Suárez viaja solo de Matías Romero a Donaji, un tramo de más de una hora que usan por lo menos una vez cada dos semanas para visitar a sus seres queridos. Ya conocen la ruta de ida y vuelta. No hay por qué perderse. Otros paseantes toman rutas más cortas, como la de Salina Cruz a Ixtepec, que dura alrededor de 50 minutos y tiene un costo de 74 pesos, frente al recorrido del autotransporte de pasajeros que obliga a hacer una parada en Juchitán y cuesta 130 pesos, ya que es necesario tomar dos transportes. Para estos pasajeros, tampoco parece imprescindible internet.

ENCARRILADO. El servicio para pasajeros ha funcionado hasta ahora mejor que el planteado para carga y se prevé una nueva ruta interurbana.

A diferencia del Tren Maya, otro proyecto insignia del gobierno federal, el FIT no cuenta con cafetería a bordo, de tal manera que, para conseguir alimentos, es necesario esperar el tránsito del carrito de venta, que pasa entre una o dos veces cada hora con café y otras bebidas, tortas y sándwiches con precios que no rebasan los 100 pesos. Las cifras del volumen de pasajeros del FIT aún no muestran una conducta uniforme, dado que no se ha encontrado el equilibrio entre oferta y demanda, de acuerdo con Sánchez Guillén. Es por eso que la Semar alista, para el cierre de este año, la puesta en marcha del ‘Tehuanito’, un tren más interurbano en una ruta corta más pequeña y cuyas estaciones todavía no se terminan de definir, que pretende hacerse dos veces al día, con miras a brindarle un mayor beneficio a las personas, que podrán ir y venir en el tren el mismo día.

Para Óscar Cortés Hidalgo, socio fundador de la consultora ferroviaria ALTTRAC, la rentabilidad del ferrocarril, y también del propio CIIT, no está en función del traslado de personas, pues este modelo en todo el mundo, no solo en México, necesita subsidios para su existencia; el verdadero negocio está en otro lugar. “Claramente, todavía está en ciernes este corredor. Es complicado pensar ahora en la rentabilidad porque esto lo da la carga, y esto apenas está despegando, debe consolidarse. Son proyectos que tienen un periodo de maduración para poder evaluarlos de una manera más precisa. Es necesario esperar”, comenta.

Como señala el especialista de ALTTRAC, la rentabilidad del proyecto radica en el tráfico de mercancías y, con base en los datos disponibles, todavía no representa un volumen considerable. El traslado para la carga contenerizada aún tiene dificultades estructurales, pero los clientes empiezan a subirse al tren, aunque en tránsitos locales y con otro tipo de productos.

Mientras que para el servicio de pasajeros las rutas ya están establecidas y los vecinos de las estaciones como Salina Cruz ya saben a qué hora comenzará el ruido de la locomotora; para quienes viven cerca de las vías del tren que conecta la ruta con el puerto, la situación es diferente porque los itinerarios cambian para la carga de acuerdo a las necesidades de los clientes.

“Lo hemos escuchado aquí muy temprano o muy de noche. A veces, también en la tarde, porque no hay fechas o tiempos exactos en los que pase”, comenta Susana, una habitante cercana quien, desde su hogar, puede observar las vías del tren que conectan de manera directa con el puerto.

EN PROCESO. Aunque no hay rutas regulares todavía, la carga comienza a fluir en el corredor y el equipamiento va en aumento.

Lenta carga ferroviaria

Desde 2023, cuando comenzó el proyecto, la carga registraba un comportamiento por debajo de las 50,000 toneladas, con crecimientos a partir de junio de este año.

Datos en miles de toneladas-kilómetro



Fuente: Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.

Cemex y Gruma fueron de los primeros clientes. La cementera, con recorridos desde abril del año pasado con rutas que van de Medias Aguas a Pearson y de Medias Aguas a Ing. Ayala; mientras que Gruma ha utilizado el tren desde julio de 2024 en la ruta Salina Cruz-Chinameca y Coatzacoalcos, para transportar maíz de Sinaloa a sus plantas en Veracruz, con un acumulado de 110,000 toneladas. También Minsa lo ha hecho desde agosto, con rutas entre Salina Cruz y Jáltipan y, de manera más reciente, se han unido empresas como Moctezuma, Pemex, Bachoco y ADN Energía.

Hasta el momento, la cartera de clientes se ha volcado hacia la carga a granel, con cemento, maíz, coque, arcilla, ácido fluorhídrico y arena, entre otros. Esto ha hecho que el equipamiento del corredor aumente en este rubro, hasta contar con 184 tolvas graneleras, 104 furgones de 50 pies que permiten movilizar desde pallets de hierro hasta abarrotes y autopartes, así como 84 góndolas enfocadas al movimiento de grava, acero y materiales para la construcción, aunado a otro tipo de equipos para el movimiento de mercancías.

843,611

toneladas total de carga transportada entre septiembre de 2023 y septiembre de 2025.

VIENTO EN POPA. El gobierno y los privados aceleran en la adecuación de infraestructura para mover más carga.

Así como sucede en el flujo de pasajeros, la carga se ha mantenido con un enfoque nacional y no ha tenido un crecimiento sostenido. Pese a ello, la atracción de clientes desde el exterior está avanzando. El único viaje interoceánico realmente efectuado hasta el momento fue el de la armadora automotriz Hyundai, que desplazó 900 autos de Salina Cruz a Coatzacoalcos, un movimiento que duró seis días desde que llegó el buque Glovis Cosmos a la costa oaxaqueña hasta que los automóviles terminaron el 3 de abril del año pasado de nuevo a bordo del RCC África, listos para zarpar de Coatzacoalcos a la costa este de Estados Unidos.

El capitán Juan Carlos Cruz, director comercial del CIIT, destaca que siguen en conversaciones con Hyundai para poner en marcha otra operación interoceánica, lo que aún continúa en planeación, pero con “una alta expectativa” de que se materialice en el primer trimestre del año entrante, ya con mayor frecuencia.

Además de esta firma, otra automotriz asiática ha mostrado interés en hacer una operación similar. Mientras tanto, el CIIT ya cuenta con 33 Auto Max II binivel para el traslado ferroviario de vehículos.

Los contenedores aún esperan y las cifras no se reflejan. El capitán Cruz acepta que el negocio está en su traslado, pero los grandes volúmenes se ven lejanos porque los puertos ancla aún no cuentan con la infraestructura necesaria para que esto se realice a gran escala o con habitualidad.

La esencia del transístmico es que Salina Cruz reciba los contenedores de Asia para dirigirlos al tren, lleguen a Coatzacoalcos y se vayan hacia la costa este de Estados Unidos y hasta a Europa, pero esto se complica dadas las características del puerto, que además compite con Manzanillo y Lázaro Cárdenas, ambos con grandes terminales especializadas de contenedores y una infraestructura logística más robusta para el desalojo ferroviario y carretero de estas cajas de acero; así como otros puertos, como Mazatlán y Ensenada. El caso de Coatzacoalcos no es distinto, aunque mueve pocos contenedores, tampoco cuenta con la infraestructura idónea, pero ya se está atendiendo eso.

En Salina Cruz se trabaja para recibir buques pequeños tipo Panamax y post Panamax, denominados así por sus capacidades hasta de 6,000 contenedores de 20 pies (TEU), a través del dragado a una profundidad de 12 metros desde los 10 actuales, la ampliación de la bocana de acceso al puerto, de 80 a 120 metros, y la del muelle, de 275 a 550 metros; así como la culminación de la construcción de un rompeolas que permitirá, en un futuro, incrementar su capacidad. Por ponerlo en perspectiva, Manzanillo puede recibir buques con más de 14,000 TEU y Lázaro Cárdenas, hasta 18,000 TEU y más.

Movimiento portuario en Salina Cruz

El puerto busca recibir los contenedores de Asia y que transiten por el tren hacia Coatzacoalcos, pero en 2024 no movió ninguno y en lo que va de 2025, solo cuatro.

Movimiento portuario en Puerto Chiapas

El puerto se insertará en el proyecto una vez que concluya la rehabilitación de la vía K. El potencial se observa en carga hacia Centro y Sudamérica.

Movimiento portuario en Coatzacoalcos

Este puerto es el otro componente importante del corredor transístmico, ya que de aquí, la carga puede partir vía marítima o terrestre hacia Estados Unidos.



*Datos a agosto.
Fuente: Coordinación General de Puertos y Marina Mercante de la Secretaría de Marina.

En lo que respecta a Coatzacoalcos, ya se ha dragado a 12 metros pensando en buques de mayor capacidad y se avanza con inversión privada en la construcción de la TUM, que en una fase inicial brindaría una capacidad anual de 300,000 TEU.

Al estar en el lugar, es sencillo discernir que estos puertos ancla se encaminan a incursionar en nuevos negocios y horizontes, porque, a diferencia de otros recintos, como el de Manzanillo o Lázaro Cárdenas, en donde desde la carretera, a distancia incluso de kilómetros antes de llegar, ya se observan grúas enormes y robusta infraestructura, aquí la situación es diferente. No hay grandes grúas ni enormes caminos de acceso que se puedan ver desde lejos. La mayor actividad se visualiza por las labores de infraestructura que se están haciendo, y no porque haya un gran movimiento o dinamismo de clientes como tal.

Aun así, la intención es que con esta capacidad portuaria inicial, el ferrocarril alcance a movilizar hasta 1.5 millones de TEU anualmente en una etapa un poco más madura, porque ahí es donde parecería estar la principal fuente de recursos, pero las cifras lucen poco alentadoras si se considera que, en 2024, Salina Cruz no tuvo actividad en contenedores y, en lo que va de 2025, apenas ha movido cuatro, por las labores de infraestructura por las que atraviesa actualmente el puerto.

Octavio Arellano, consultor en desarrollo regional y portuario, considera que antes de buscar que se realicen viajes interoceánicos con empresas internacionales, en lo que la infraestructura está lista, la apuesta podría encaminarse a trasladar carga con un enfoque más local.

“Yo pensaría que necesitamos enfocarnos en el corto plazo, en lo que sí se puede hacer con lo que tenemos, que sería buscar cargas regionales. Como rutas que por medio de cabotaje (transporte marítimo entre puertos nacionales) se pueda conectar a Salina Cruz con Lázaro Cárdenas o con Manzanillo”, opina.

Mientras la infraestructura adecuada para el cruce de mercancías por contenedor aún no esté lista, competir con un cruce logístico de calibre internacional, como lo es el canal de Panamá, luce complicado, tal cual lo ha planteado el gobierno federal, aunque con un discurso más matizado de complemento y no de competencia. Incluso, Sánchez Guillén, director del CIIT, reconoce que ha sido complicado que esas empresas que mueven más del 80% del comercio mundial, las navieras internacionales, muestren por ahora un interés por desarrollar rutas marítimas regulares que alimenten de contenedores el trayecto.

El proyecto debe funcionar con un engranaje perfecto. Pero el tiempo también parece detenerse cuando pasa el tren a lo largo de los 10 Podebis que alberga la línea Z, porque, aunque se anunciaron desde el inicio del CIIT, las expectativas de ver un complejo industrial se mantienen en deseos. La apuesta incluso podría elevarse a 14 Podebis, con otros que no están presentes en el trayecto interoceánico, considerando los ramales hacia Tabasco y Chiapas y aún sin definir.

Desde la perspectiva de Alejandra García Velázquez, coordinadora general de Desarrollo Comercial del CIIT, el polo de Texistepec, en Veracruz, es el que más avance acumula, pero desde el interior del tren solo se alcanza a observar un terreno ligeramente aplanado.

Y es que la puesta en marcha de los polos se ha trazado como una labor conjunta. El gobierno se ha encargado de encontrar los terrenos y facilitar la ‘tramitología’, pero los privados son los que deben encargarse de habilitar los parques industriales, atraer a los clientes y potenciar los negocios, todo esto a través de las licitaciones públicas y las adjudicaciones a diferentes empresas. “La última milla es de ellos. Nosotros solo les garantizamos que el área cercana al polo contara con conectividad, que tuviera cerca, por ejemplo, el ducto de gas, la línea de agua, la conexión a la energía eléctrica”, comenta García.

Las inversiones en estos centros industriales son diferentes, de acuerdo con la empresa Proistmo México, que se adjudicó cuatro Podebis de la línea Z. La compañía describe que desarrolla y opera más de 1,500 hectáreas con beneficios fiscales, aduaneros y logísticos a lo largo del corredor y, con el apoyo de firmas arquitectónicas y consultoras especializadas, ha concebido un plan maestro que incluye 6,000,000 de m2 de naves industriales.

BLINDADO. Al igual que otros proyectos insignia del gobierno, el corredor está custodiado por elementos de la Semar.

Fabián Vargas, director de Estrategia y Ejecución de la firma, explica que, dependiendo de los estudios para cada Podebi, las inversiones pueden variar, de tal manera que no existe una cifra promedio. “Por ejemplo, el proyecto de energía para Texistepec lo teníamos prospectado en 350 millones de pesos, sin embargo, derivado de la demanda y el tipo de consumo, de media a alta tensión, pasó a casi 1,110 millones”, comenta.

El objetivo principal es que las industrias que se asienten se encarguen de transformar y darle valor agregado a las materias primas provenientes de Asia llegando a Salina Cruz, para luego procesarse y que terminen llegando como un producto final destinado a la exportación, zarpando de Coatzacoalcos. A final de cuentas, esto es lo que va a dar volúmenes al corredor y empleo a la población porque ver solo pasar la carga no traerá beneficio social.


Evidentemente, es muy complejo que alguien decida poner inversiones en alguno de los Podebis si todavía no está la infraestructura básica.

Gilberto Lozano Meade,
socio de Roland Berger México.

Gilberto Lozano Meade, socio director de Roland Berger México, opina que el modelo de negocio propuesto parece complicado, ya que las industrias de manufactura se fijan en elementos básicos para su producción, como recursos energéticos, hídricos y de pavimentación, por lo que las primeras empresas que podrían llegar, antes de grandes centros de manufactura, serían agentes económicos como compañías de logística o afines, en lo que se consolida el proyecto. “Conforme se empiece a generar inercia, la iniciativa privada comenzaría a movilizarse, y así se generaría ese efecto natural.

Pero, evidentemente, es muy complejo que alguien decida poner inversiones ahora en alguno de ellos (Podebis) si todavía no está la infraestructura básica”, enfatiza.

Pese a ello, Proistmo asegura que, para el primer trimestre de 2026, podrían anunciarse las primeras empresas que apostarán por instalarse, en un inicio, en el Podebi de Texistepec, con enfoques hacia la producción de paneles solares y de componentes automotrices.

Aunque el CIIT parece una gran maraña, con detractores y apostadores, lo cierto es que tiene avances y ambiciones; y mientras tanto, su recorrido continúa, atravesando la extensa vegetación del istmo de Tehuantepec y siendo un hito de esperanza para un mayor dinamismo económico para los pobladores de la región.

De estar limitado en un inicio a la región del istmo, el área de oportunidad abarca Tabasco y Chiapas, conectando los puertos de Dos Bocas y Puerto Chiapas. Además de la carga contenerizada en la línea Z, el negocio también se observa en el movimiento de alimentos y mercancía a granel en los otros ramales, como el FA que termina en Palenque y hará cruce con el Tren Maya, así como con la K, que conectará de Ixtepec a Puerto Chiapas.

Pero algunos especialistas, como Octavio Arellano, cuestionan la viabilidad de haber extendido el proyecto a tal magnitud sin antes haber visto la total maduración de su columna vertebral, es decir, la línea Z, con una robusta infraestructura portuaria que permita el cruce de contenedores y, por ende, fuera el atractivo para las industrias que desean realizar operaciones transoceánicas y de manufactura en el país. Y es que las dudas surgen con más fuerza al observar la vocación de estos puertos recién añadidos.

“En Dos Bocas, la actividad portuaria es muy limitada y en Puerto Chiapas también, por problemas de azolve permanente. Pensar en que se puedan ligar de manera importante y activa al corredor lo veo complicado”, enfatiza Arellano. “No creo que haya una base realmente comercial o técnica que diga que esto puede funcionar como una unidad”.


En Dos Bocas y Puerto Chiapas, la actividad es muy limitada... No hay una base comercial o técnica que diga que esto puede funcionar como una unidad.

Octavio Arellano,
consultor en desarrollo portuario.

Sin embargo, especialistas como Cortés, de ALTTRAC, y Lozano, de Roland Berger, ven con buenos ojos que la apuesta haya crecido y se decida aumentar sus capacidades aun estando en fase de despegue, pues no se trata de una iniciativa que pueda rendir frutos de la noche a la mañana. Lo que sí es que consideran que es necesario que el CIIT madure, porque no se trata de un proyecto que pueda alcanzar su brillo total o máxima capacidad en un solo sexenio.

La apuesta en los otros ramales es la misma que mantiene a flote la línea Z: revitalizar una ruta que se usó en el pasado, pero, esta vez, buscando nuevas oportunidades de negocio que, de acuerdo con el almirante Sánchez Guillén, ya están en puerta. “Hay mucha agroindustria que quiere mover su carga de Chiapas hacia el centro de la República. Otros la quieren mover hacia Sudamérica, y donde podrían hacer esto sería por la línea K cuando ya esté activa. Ya tenemos varios clientes que nos han ido a ver para estar preparados y mover carga por ahí”, asegura.

EN TRAYECTO. Los especialistas consideran que la integración del proyecto como plataforma no será antes de 2030.

Aunque el tiempo parece detenerse a bordo del tren, en donde en el trayecto solo se observa verde de tanta naturaleza en la zona, el tiempo en realidad es decisivo, aun para la puesta en marcha del primer tramo de la línea K, que se extiende a Chiapas, y que tenía por objetivo inaugurarse en agosto o septiembre de este año, pero cuya fecha ya se aplazó para finales de 2025 o inicios de 2026.

La región sureste necesitaba un proyecto de gran envergadura y alcance como el CIIT, pero mientras continúa escribiendo su historia en tiempo real, la vida y los negocios son algo que no se detiene, y siempre habrá otras opciones. Incluso la integración de todo, como plataforma logística, no la ven los especialistas para antes de 2030.


Créditos

DISEÑO EDITORIAL Alina Torres DISEÑO WEB Paula Carrillo EDITOR DE FOTOGRAFÍA Diego Alvarez COORDINADORA DE FOTOGRAFÍA Betina García