La empresa de tecnología ha reducido el aforo de sus oficinas y establecido protocolos para ofrecer seguridad a sus colaboradores.
Por: Puri Lucena
A la hora de rediseñar los espacios para adaptarlos a las nuevas necesidades de un mundo pospandemia, Grupo Tecno tiene una ventaja. Antes de la irrupción del coronavirus, la empresa lo había pensado todo al detalle. La compañía, por ejemplo, no tiene sistemas de aire acondicionado, porque cuenta con un sistema de ventilación cruzada y de techos altos. “Yo diseñé personalmente el edificio y tuve largas discusiones con el arquitecto”, explica Juan Carlos Lovo, director general de la empresa.
Los casi 3,000 m² del corporativo de Grupo Tecno, que acaba de ganar la licitación de la emisión de los pasaportes nacionales entre 2021 y 2026, también están equipados con rampas, pasamanos, baños amplios, apagadores y hasta los microondas a la altura de personas en sillas de ruedas. También está totalmente señalizado y con piso táctil para personas con discapacidad visual.
EXPANSIÓN: ¿Cómo adaptaron los procesos de la empresa a la situación sanitaria?
Juan Carlos Lovo: Una ventaja es que toda la parte de tecnología remota y las herramientas de trabajo ya la teníamos. Antes de que se declarara, a nivel oficial, las labores en casa, ya habíamos tomado la decisión de que las personas que por su edad o condición de salud pudieran estar en riesgo dejaran de venir. De los 130 colaboradores de la empresa, cuando el gobierno declaró la emergencia, hoy venimos solo 15 personas, entre ellas, yo. Si no viene prácticamente nadie a la oficina, porque todos están en home office, es más fácil porque tenemos casi 3,000 m² de oficinas y con tan poca gente es prácticamente como si hicieras home office. Permite lograr bien la sana distancia.
E: ¿Qué medidas han puesto en marcha?
JCL: Por ejemplo, tenemos salas de juntas de cierto tamaño que permiten la distancia. Las que eran antes para seis personas, ahora están marcadas solo para dos. En las zonas de trabajo, los cubículos cerrados no tienen problema, pero la mayor parte de la empresa tiene lugares abiertos, así que estamos usando uno sí y uno no. El comedor de empleados es de capacidad para 32 personas y hoy tiene un máximo de siete permitido. Además, tomamos la temperatura de toda persona que ingrese a la compañía, al entrar y al salir, porque así si varía en el tiempo que estás en la oficina, podemos saber con quién tuvo contacto y dar un inmediato seguimiento. Y está prohibido entrar sin cubrebocas. Como organización, todo ha sido enfocado para poder seguir trabajando y ofrecer seguridad a los colaboradores, porque incluso a veces vienen por alguna firma o documento. Algo más que ha sucedido, y que las empresas deberíamos ser conscientes, es que la gente está en su casa sentada, pero no necesariamente en sillas ergonómicas. Lo que hemos hecho ha sido prestarlas. Cuando adquirimos estas sillas, hicimos un estudio en el que evaluamos 21 modelos durante cuatro meses. Es un activo de una empresa, una de las cosas con un costo más elevado, y una mala silla tiene consecuencias futuras en la espalda de la gente. Contribuye a la salud y la productividad.
E: Cuando vuelvan a la oficina, ¿qué cambios mantendrán?
JCL: No vamos a regresar al aforo que teníamos antes. Estamos conscientes de que la pandemia seguirá y tendremos que tener todo el cuidado del mundo hasta que no haya una vacuna, un tratamiento que sepamos que permite curarla. La oficina es muy necesaria, a pesar de que estamos trabajando bien en home office. Hemos hecho encuestas con equipos de trabajo donde vemos que la gente sigue teniendo esa parte social entre ellos, pero la invasión de espacios es brutal también, las interrupciones. Además, al estar en el mismo espacio resuelves muchas cosas rápido, en el mismo pasillo. Hoy todo se convierte en un correo al que hay que dar seguimiento. Vamos a hacer una combinación y el aforo va a cambiar.
E: ¿Ya tienen fecha de regreso?
JCL: En 2020 no habrá regreso y, en 2021, dependerá de la fecha de las vacunas, porque hoy estamos peor que antes: hay más gente en la calle. Llevamos cinco meses trabajando fuera, ¿cuál es la prisa? No podemos permitir aún que la gente venga, hay que dejar de pensar que esto (la pandemia) se acabó. Una cultura enfocada hacia el colaborador ayuda a tomar estas decisiones de forma fácil. Lo que más nos importa es la gente y no vamos a tomar el riesgo. El primero que no se quiere enfermar soy yo.