QUIMICAL

CUANDO EL LUGAR
SE VUELVE UNA VENTAJA

Estar en un área agrícola de Baja California y tener grandes espacios le permitió a Quimical seguir operando sin modificar sus instalaciones.

Por Víctor Lomelí

Las oficinas de Ensenada tienen ocho años de existencia y espacio suficiente para mantener la sana distancia entre los colaboradores. Foto: Cortesía.

A 20 kilómetros de Ensenada, Baja California, está una de las dos oficinas centrales de Quimical, empresa agroindustrial integrada por 100 empleados. Seis de cada 10 son administrativos y de producción y el resto está en la comercialización fuera del sitio. Casi ninguno hizo home office. ¿La razón? Las dos hectáreas de espacio disponible para laborar y contar con otra sede administrativa y de producción en Mexicali, de otras 1.5 hectáreas. “Son áreas muy grandes, con poca gente y espacios separados”, dice Martín Torres Prieto, director general de la empresa.

Considera que la mayor ventaja de la compañía para sortear la pandemia ha sido estar en una zona rural. “A nosotros, las medidas de protocolo que se tomaron para enfrentar la pandemia nos cayeron como anillo al dedo porque ya estábamos ahí”.

Expansión: ¿Qué cambió en el espacio laboral por la pandemia?


MARTÍN TORRES: Los espacios evolucionan según el giro del negocio o el sector. En el caso de Quimical, al estar en una industria catalogada como esencial (agroindustria) tuvimos la ventaja de no dejar de trabajar; pero ahí el reto fue cómo lograrlo sin que nos creara un problema de salud entre los colaboradores, que salvo algunas excepciones, todos continuaron laborando en el lugar. No podíamos hacer home office porque teníamos que tener abiertos los almacenes, la recepción de proveedores, parte de producción y entrega a nuestros nueve puntos de venta en toda la península.

La gran ventaja ha sido tener oficinas pequeñas pero con una baja densidad de trabajadores, y almacenes muy grandes en el área de producción. Cumplir con los protocolos sanitarios, como la sana distancia, no era problema y no se requirieron grandes modificaciones en cuanto al espacio.

De hecho, nuestras oficinas nunca estuvieron en línea con la tendencia de contar con grandes áreas con muchas personas. Tenemos salas de juntas muy amplias y cubículos personalizados que, al parecer, hoy están más vigentes. Donde hubo cambios mínimos fue en las oficinas de atención al público con la división (acrílicos) de los mostradores.

E: ¿Cómo reaccionó el equipo por tener que trabajar en la oficina?


MT: Lo tomaron bien... por nuestra actividad, es difícil realizar el trabajo remoto, quizá el área administrativa, pero ni ellos quisieron hacer home office porque decían que en el lugar tenían todo lo necesario. Sí tuvimos que mandar a sus casas a gente que estaba en una condición vulnerable ante la enfermedad, mayores de 60-65 años, especialmente en la parte crítica de la pandemia entre abril y mayo del año pasado. Sí recortamos horarios laborales, en parte porque la dinámica de nuestros clientes se redujo por sus políticas internas, y antes de la segunda retomamos el horario habitual. Nos hemos adecuado a la realidad que impone la pandemia.

E: ¿Qué rol deben asumir los líderes en la reconexión de los equipos con sus espacios de trabajo?


MT: Estar en la zona rural nos da una posición privilegiada y aunque nuestra experiencia no implicó desapego de los lugares de trabajo, sí creo que los líderes deben conocer bien las necesidades de su sector y de sus clientes para capacitar a su personal; crear nuevas estrategias de interacción y orden interno donde también el empleado tenga voz y exponga cuales son sus necesidades. El teletrabajo y las juntas remotas llegaron para quedarse, pero no pienso que deba ser al grado de saturación al que hemos llegado. Hay que tomar lo bueno, balancear y equilibrar las necesidades.