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Miembro de la red PRIDE+ de American Express, desde que llegó a la compañía se propuso sumar a todos sus objetivos de diversidad e inclusión. Ha participado en la estrategia de comunicación y contribuyó en el desarrollo de mensajes sobre DEI para los colaboradores.
En su opinión, las empresas necesitan mantener los ojos y los oídos abiertos a las necesidades de la plantilla, para entender su punto de vista, impulsar sus ideas y escalar el mensaje de que las perspectivas diversas generan equipos poderosos para el negocio.
Con ello, se retendrá también al mejor talento. “Mis experiencias laborales anteriores se desarrollaron en empresas en las que no existía una política clara de no discriminación, o un apartado de DEI dentro de sus códigos de conducta. En algunos casos, se experimentaba un ambiente machista y en otros, se vivía un entorno de discriminación hacia la comunidad LGBTIQ+. En uno de esos casos, renuncié por eso”, dice.
Cuando se encontró en un equipo de trabajo en el que su orientación sexual no era un tema para generar diferencias, decidió levantar la voz. “Pensé que si en un área de la compañía en donde yo trabajaba no era problema ser yo, seguramente, iba a poder lograr, de la mano de más colegas, permear el mismo ambiente al resto de la compañía”. Así, se acercó a las personas que le supieron guiar en la construcción de apartados de DEI y que creyeron en que estos temas podían traer un cambio positivo a la empresa.
Ahora, forma parte de un equipo de comunicación que se encarga de generar influencia dentro y fuera de la compañía. “Igualmente, desde el lugar que ocupo en el comité multidisciplinario que se encarga de revisar y aprobar la comunicación que Amex envía a sus distintas audiencias, tengo como prioridad darle visibilidad a la comunidad LGBTIQ+, a las mujeres, a grupos subrepresentados y mostrar las diferentes facetas que pueden vivir, en lo personal y profesionales”.