Vivienda Unifamiliar Residencial

Casa Mola

Despacho: ESTUDIO ATEMPORAL


Una casa en el bosque


El entorno natural, la arquitectura y los momentos que crea son los pilares de este proyecto en uno de los lugares más atractivos del Estado de México.

Por: Rafael Mejía



La conexión entre las personas y la naturaleza con el fin de crear un entorno saludable para sus habitantes rige la concepción de este proyecto, la casa Mola, una vivienda en Valle de Bravo desarrollada por Estudio Atemporal.

La coexistencia de su diseño con el paisaje de gigantescos árboles del popular municipio del Estado de México es un homenaje al sitio donde se encuentra, ya que el proyecto sigue los principios de la biofilia y se aborda de una manera integral y respetuosa en los espacios donde no hay vegetación. Además, expresa la importancia de cómo la arquitectura y el medioambiente pueden jugar a favor del contexto del diseño, para que cada lugar pueda llevar de un lado a otro y los habitantes se puedan tomar el tiempo para hacer pausas y disfrutar el momento.

Luciana de la Garza, cofundadora de Estudio Atemporal, explica que cuando los dueños decidieron comprar el terreno, buscaban un lugar en el que pudieran salir de su cotidianidad y poder apreciar el contexto de la casa, y que al abrir una ventana lograran sentir la razón por la que llegaron ahí. Esto se ve en la integración que tiene cada espacio con el entorno.

FUERA DE LO COMÚN. Los propietarios buscaban un lugar en el que salir del día a día y disfrutar del espacio.

La vegetación y la naturaleza toman el control y le dan un valor agregado a la vivienda, señala De la Garza, que ejemplifica cómo en la temporada en la que las tejas se llenan de hojas secas el espectáculo hace que todo merezca la pena. “Yo creo que dejar que las cosas hablen por sí solas es una parte muy bonita del proyecto”, comenta.

Uno de los desafíos en la construcción fue integrar los árboles de la zona, ya que a medida que avanzaba la obra iban teniendo un valor aún mayor en el entorno. “Eso era una parte fundamental en nuestra metodología, en nuestra ética laboral. La idea de no tirar ni un solo árbol para desplantar todo el proyecto fue un reto aún mayor porque nos obligó a tener ciertas decisiones de separar todo el proyecto en distintos volúmenes o pabellones para que, encontrando cada una de las manchitas, pudiéramos hacer un desplante.

Presupuestalmente no es lo ideal, pero es la manera en la que teníamos que llegar a ese espacio y abordarlo”, explica la arquitecta.

Esta disposición crea recorridos entre los diferentes volúmenes, que se mimetizan con el entorno y permiten tener contacto con el bosque y la contemplación de la naturaleza.



Fotos: Luis Gallardo