Equipamiento urbano

Proyecto Parque Acóatl

Despacho: Víctor Márquez Arquitectos


Equipamiento para Tlalnepantla


El parque soluciona el problema de falta de espacios verdes y recreativos en uno de los municipios más poblados del Estado de México.

Por: Gabriela Lara



En el límite norte-oriental entre el Estado de México y Ciudad de México, en donde sólo había un terreno con maleza y unas canchas de futbol improvisadas, ahora se levanta uno de los parques más modernos y equipados de toda la Zona Metropolitana del Valle de México, el Acóatl.

Se ubica en la colonia Industrial La Presa, en Tlalnepantla de Baz, y, desde el segundo semestre del año pasado, es un espacio de recreo y descanso para las 750,000 personas que habitan en el municipio. Resuelve, además, un problema que fue una preocupación latente durante años: la carencia de un espacio público de esta magnitud en la zona.

El área elegida para el desarrollo del parque se encontraba en deterioro por el paso del tiempo, por lo que el proyecto también la revitalizó. Era el epicentro de un territorio mal equipado y prácticamente sin un solo parque público.

“Esa necesidad social y demográfica hizo de este lugar una prioridad”, explica Víctor Márquez, el arquitecto detrás de este proyecto.

La extensión del terreno es de aproximadamente 85,000 metros cuadrados en su primera fase y se prevé una segunda que podría aumentar su tamaño. Este ambicioso plan de expansión busca una mayor integración del parque con el tejido urbano circundante al mejorar su accesibilidad y su visibilidad desde las avenidas cercanas.

CONVIVENCIA. El diseño del parque, que puede ampliarse en una segunda fase, busca integrarse con el tejido urbano.

“Este proceso de diseño se ha forjado en estrecha colaboración con la comunidad local, mediante entrevistas y una comunicación constante que culminó en la cocreación de un programa urbano, un proyecto paisajístico y arquitectónico”, comenta Márquez.

La inversión total para llevar a cabo este proyecto, también conocido como Parque de la Ciencia, fue de 100 millones de pesos por parte del gobierno del estado.

La construcción del parque se completó en seis meses y, aunque al principio presentaba una apariencia inusual que desconcertó a algunos vecinos, el arquitecto cuenta que, con el tiempo, ha adquirido una identidad distintiva. “La arquitectura en este parque se caracteriza por su capacidad para mimetizarse con la naturaleza circundante. Los edificios y estructuras están diseñados para fundirse con el paisaje y no competir con él”, agrega Márquez

Este enfoque se traduce en un diseño que pretende desaparecer en el entorno. La Galería Científica, un espacio que se encuentra techado y en donde los visitantes tienen actividades interactivas, por ejemplo, parece fundirse con la tierra en uno de sus lados y exhibe sólo una fachada en el otro.

SUSTENTABILIDAD. El espacio juega con un gran cuerpo de agua, un elemento escénico que además es un reservorio de agua pluvial.

Los edificios de servicios, construidos con acero, piedra y concreto, envejecen de manera natural y armonizan con la paleta de colores de su alrededor, que incluye los característicos tonos rojizos del tezontle.

Entre las amenidades del parque Acóatl destaca una cancha de futbol profesional, que se convierte en el eje central de la actividad deportiva y social en la zona. Su presencia se debe, en parte, a las intensas negociaciones con ligas locales de futbol que utilizaban parte del terreno antes de la construcción del parque.

Además de las instalaciones deportivas, el parque cuenta con áreas de juegos infantiles y espacios para que los jóvenes disfruten de actividades al aire libre. Las áreas de césped también ofrecen un lugar tranquilo para que la gente pueda relajarse y disfrutar de la naturaleza, un respiro necesario en una zona densamente poblada sin mucho espacio verde. Los retos a lo largo de la obra fueron significativos. La orografía irregular del terreno planteó desafíos considerables para el acondicionamiento de las amenidades. Se requirió de un estudio para saber la composición y la naturaleza del suelo en su relación con las plantas y el entorno para mejorarlo y evitar la contaminación de los sistemas paisajísticos.

Una característica única de esta zona verde es su gran cuerpo de agua, que funciona como un reservorio de agua pluvial. “Este cuerpo de agua no sólo cumple una función ecológica importante al recolectar y almacenar el agua de lluvia, sino que también añade un elemento escénico y de contemplación al parque”, señala Víctor Márquez.



Fotos: Jaime Navarro, Cortesía