María Ariza está acostumbrada a ser la única mujer en la sala. Ahora marca el camino a seguir al frente de la Bolsa de Valores BIVA.
Por: Rosalía Lara
María Ariza siempre tuvo claro que quería ser parte del mundo empresarial. Su padre tenía una compañía en la que ella trabajó desde los 16 años, y ese mundo le encantó. Durante sus estudios, su fuerte eran las matemáticas y su padre la animó a estudiar ingeniería industrial, una decisión que ahora ve como totalmente acertada. “Esta carrera prepara a sus alumnos en un espectro bastante amplio de toma de decisiones corporativas, te ayuda a tener mucha sensibilidad y a ser muy cuidadosa en cómo manejas y eficientizas los escasos recursos que tienes a tu disposición”, dice.
En la carrera solo había dos mujeres: ella y una de sus mejores amigas. Ariza cuenta que eso fue un “golpe de realidad”, pues ella venía de escuelas de puras mujeres. Sin embargo, y pese a algunas prácticas consideradas machistas, en su camino no encontró un ambiente hostil hacia ella. Tras dos años de universidad, un grupo en el que ella participaba decidió crear una sociedad de alumnos y sus compañeros votaron porque ella fuera la presidenta. “En ese momento dije: ‘Yo no puedo estar presidiendo un grupo de hombres en una carrera de hombres’”. Pero lo hizo. Ahora, y gracias a su experiencia, forma parte del Consejo de Fomento de Investigación y Cultura Superior (Ficsac) y del Consejo Técnico de Ingenierías de la Universidad Iberoamericana.
Durante sus estudios, Ariza nunca dejó de trabajar en la empresa familiar, pero una vez concluida la carrera decidió explorar otras oportunidades. Comenzó a laborar como analista, con horas de trabajo extenuantes, pero decidida a crecer. Así, junto con el que hoy es su esposo, salió del país para realizar la maestría en lo que siempre le apasionó: Administración con especialización en Finanzas en la Universidad de Harvard. A su regreso, creó su propia empresa, un fondo de capital privado, y una nueva duda se presentó: “¿Como le voy a hacer si quiero tener una familia, como mi mamá, con mis hijas o con mis hijos, y tener una empresa familiar, como mi papá? ¿Cómo iba a poder quedar bien con todo?”, cuenta.
Pronto iba a enfrentarse a las respuestas, porque estaba embarazada en un momento en que su carrera estaba despegando. Era una analista que en foros y congresos comenzaba a ser reconocida. En las conferencias con banqueros y financieros, se ponía trajes sastres grandes y usaba pashminas para ocultar su embarazo. “En esas conferencias no había ni mujeres. ¿Cómo iba a llegar la única mujer con una barriga? Logré esconder mi panza muchos meses para poder continuar mi vida profesional, y al final se notó, y todos han de haber pensado: ‘Pues aquí muere la carrera naciente de esta analista’”, dice.
Y es que, pese a los avances logrados en los últimos años, el sector financiero sigue manejado por hombres. Es un problema de falta de confianza en la gestión de las mujeres, dice Cecilia Durán, académica de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana (y quien sabe bien de lo que habla, pues hace más de 20 años fue parte del ranking ‘Mujeres influyentes’, de Expansión, el antecedente de lo que hoy es ‘Las 100 mujeres más poderosas de los negocios’). Para la especialista en este sector, “el techo de cristal está muy bajito y muy disimulado, no solo en México, sino en otros países. Sigue siendo muy del club de Toby”.
María Ariza no abandonó. Con su labor como analista en un sector aún pequeño en México, el del capital privado, logró el reconocimiento de la naciente Asociación Mexicana de Capital Privado (Amexcap). Y cuando se abrió la posición para la dirección general de la asociación, fue la elegida. De nuevo, las dudas la abrumaron. “Entonces colgué y me dije: ‘Tengo que decirles que me voy de viaje, que mi hija se puso mal, o sea, que no soy yo, que busquen a alguien más’”. A las ocho de la mañana del día siguiente, hizo su primera aparición como directora general de la Amexcap en una conferencia de prensa frente a 50 medios.
Su paso por la Amexcap la llevó a ser la directora general de la Bolsa Institucional de Valores (BIVA). Uno de los consejeros de la Amexcap, quien de hecho fue uno de los que entrevistó a Ariza en esa asociación, se hizo después socio inversionista en BIVA. Cuando se estaba formando el proyecto, Santiago Urquiza, presidente de Cencor –la matriz de BIVA– buscó perfiles para armar el consejo de su nuevo proyecto, y uno de los nombres que salió es el de María Ariza. Ella aceptó. “Y otra vez, la misma reacción. Yo dije: ‘Ay, no, cero, estamos buscando otro perfil’. Es este síndrome del impostor que no nos deja en paz”.
El inicio de operaciones de BIVA se anunció con bombo y platillo: después de más de 40 años, habría una segunda Bolsa de Valores en México. No iba a ser nada sencillo. Muchos detractores criticaban la entrada de una nueva bolsa en un mercado con tan pocas empresas dispuestas a emitir acciones y transparentar sus negocios, pero Ariza asumió la misión. Cuatro años después, la firma ha logrado obtener el 40% de los listados en el mercado, y Ariza asegura que va por más.
Hoy en día, es común verla en conferencias y mesas redondas, pero todavía es la única mujer participante. Entre los 21 miembros del consejo de administración de BIVA, solo hay tres mujeres y dos de ellas son consejeras suplentes. Del lado de su competencia, en la Bolsa Mexicana de Valores, el escenario es el mismo: solo tres mujeres en un consejo de 21 personas. No es un escenario diferente al del resto de las empresas del mercado bursátil. México es el último lugar en América Latina en cuanto al número de mujeres en los consejos de administración de las empresas que cotizan en bolsa. “Cuando llega una mujer pisando fuerte, ¿cómo se hace escuchar en el mundo financiero? Con números. Esos son objetivos. Y cuando una mujer sabe hablar números, tiene el poder para lograrlo. El chiste es que empecemos a perder el miedo”, comenta Durán.
Ariza es consciente de ello. “Desde mi posición, y desde la posición de otras mujeres que están tomando esta bandera, estamos empujando durísimo con políticas, con propuestas, con iniciativas, con conferencias, metiéndonos muy duro a cambiar donde vemos la oportunidad. Definitivamente, esto va a ser mejor”.