Reinventarse
sin perder la esencia


Enfrentó cambios regulatorios al sector minero con poco tiempo en Newmont, pero con su experiencia ha seguido impulsando la actividad.


Ana López Mestre


Country Manager, Director S&ER


Newmont México

POR: Tzuara De Luna

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urante algún tiempo, la oficina de Ana López Mestre parecía más un centro de estudios intensivos que un sitio de trabajo en un corporativo. “Tenía un pizarrón en la pared y todo estaba lleno de acrónimos”, dice la ejecutiva que asumió, a finales de 2022, la posición de Country Manager de la minera estadounidense Newmont en México.

López Mestre llegó a un sector completamente ajeno a los escenarios que le parecían habituales. Esta vez entraba directamente en la vida corporativa y no a una cúpula empresarial, ya que se había desempeñado como directora general y vicepresidenta de la American Chamber of Commerce of Mexico (AmCham), su cargo anterior, así como la Dirección Técnica del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) entre 2007 y 2015.

Si bien la minería no le resultaba un sector totalmente nuevo, sí le requirió leer, subrayar, estudiar y aprender, pero esto no fue más que el inicio.

En mayo de 2023, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la más reciente reforma a la Ley Minera, que trajo consigo cambios mayúsculos para esta industria en los últimos años, implicando modificaciones desde el proceso en la obtención de concesiones hasta el periodo de duración de las mismas.

Para López Mestre, con prácticamente un año al frente de la minera estadounidense en el país, y para todas las personas que se dedican a las industrias extractivas, fue un momento para estudiar de nuevo.

“Yo sabía sobre la Ley Minera que estaba vigente, y eso me duró muy poco. La tenía, ya sabes, subrayada con amarillo, con notas al margen, y bueno, a todas las personas que nos dedicamos a esto nos tocó volcarnos a entender las implicaciones de estos cambios”, comenta la ejecutiva, quien estudió Derecho en la Universidad Iberoamericana.

Cuando aún era universitaria, fue pasante en un despacho durante un par de años y, posteriormente, entró a la Subsecretaría de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, tiempo que le fue suficiente para reconocer que, a futuro, quería desempeñar una labor más cercana a las personas y trabajando de manera colectiva.

“Me empecé a cuestionar si realmente era el tipo de trabajo que yo quería hacer y me di cuenta de que quería algo que tuviera mucho más contacto con las personas. Estar tanto tiempo en una oficina viendo papeles no me entusiasmaba”, sostiene. Así que más tarde encontró lo que buscaba, sí en la minería, pero también desde años antes.

En el CCE coordinaba comisiones de trabajo que abarcaban diferentes ramas de la economía, desde el sector financiero hasta el agrícola. Descubrir ese gran engranaje que conforma y mueve a México fue la piedra angular para la carrera de López Mestre hasta la actualidad. “Yo siempre digo que es muy afortunado tener un trabajo en el que sí, te pagan, pero además viene con maestría incluida”, comenta.

Hoy, Newmont le vuelve a dar otro posgrado. La empresa opera Peñasquito, en Zacatecas, la principal mina de plata del país y una de las más grandes productoras de oro. Su líder en México resalta que, más allá de los retos que significó para sí misma involucrarse en una nueva industria, se ha adentrado, aún más, en lo que representa este negocio que brinda crecimiento económico y oportunidades laborales en zonas remotas, como el desierto zacatecano.

También llega la duda

Si volviera años atrás, López Mestre quizá no estaría tan segura de dedicarse al sector minero, pero ahora se muestra contenta. “Yo quería ser antropóloga, me encantaba. Mi mamá me llevaba al Museo de Antropología y me gustaba muchísimo, pero también me preguntaba si sería veterinaria, porque amaba –amo a los animales–, pero hoy, finalmente, diría que me caigo bien, que me gusta quien soy y que confío también en que cada etapa permite reinventarte en una parte y fortalecerte en otra”, añade.

López Mestre habla siempre con seguridad y a los ojos. Sería fácil pensar que se trata de una mujer dura, pero nada más alejado de la realidad. En medio de los grandes cambios profesionales que han sucedido en su vida, ha habido momentos en los que también la duda ha aparecido.

“No todo el tiempo he sentido que voy a poder. Ha habido momentos en los que me da miedo asumir una nueva responsabilidad o explorar algo que no sé hacer y aprenderlo, pero la verdad es que no lo he hecho sola, siempre he tenido en la parte personal, que es algo que yo creo que me ha definido, a mi familia”, enfatiza.

Pero no solo eso. Para López Mestre, sus amistades, que cataloga como “su familia elegida”, también han estado ahí, al igual que algunas personas que considera que han sido mentoras en su trayectoria, como Mónica Flores, con quien coincidió en la AmCham cuando fue presidenta. “Es una mujer muy consistente entre lo que cree y lo que hace, además de que es divertidísima. Ahí tuve una labor muy enriquecedora”, reflexiona.

Y resalta que le encanta trabajar con hombres y mujeres, pero halla en su género un mayor apoyo. “He sido muy afortunada de encontrar mujeres muy apoyadoras, muy divertidas, muy compartidas. Yo no sé quién inventó eso de que muchas mujeres juntas no van hacia adelante. En mi experiencia, eso parece un absurdo total”, detalla.

Y al rememorar su tiempo en el CCE, agrega que al inicio sí llegó a ser la única mujer que ocupaba un lugar en algunas mesas de discusión, aunque hoy la iniciativa privada posee una mayor conciencia de la importancia y la necesidad de incluir la participación femenina dentro las actividades productivas y al momento de la toma de decisiones, lo cual celebra. “Me entusiasma mucho que en los espacios en los que estoy cada vez hay más mujeres, mujeres muy preparadas y, sobre todo, muy entusiastas con lo que están haciendo, además de que cada vez hay más colaboración”, añade.

Encontrar el beneficio colectivo a lo largo de su trayectoria ha sido fundamental para Ana López Mestre, de tal forma que en la AmCham también le ha servido como un espacio idóneo para generar efectos.

“Permea a toda la cadena de suministro con herramientas que a lo mejor para una empresa pequeña o mediana es difícil que las tengan, pero que se pueden replicar y se pueden compartir. Eso es en beneficio de todos, porque son elementos que te hacen mucho más competitivo”, explica.

En medio de sus múltiples actividades, López Mestre siempre trata de darse un tiempo para sí misma, como para ir a caminar al bosque de Chapultepec, donde aprovecha para pasear a su mascota Abogado.

Y otro de sus “no negociables” es el momento del desayuno, entre lo que considera los huevos pochados como su platillo favorito. Y después, salir a seguir dirigiendo una de las empresas mineras más grandes e importantes del país.