Obtuvo su posición actual en el momento justo, no sin antes haber dejado varias huellas que, aunque incomodaron a su entorno, ahora ve los resultados positivos.
POR: Luis Alberto Zanela
arcela Barreiro se sintió poderosa desde antes de ser presidenta y CEO de Daimler Truck México, la posición
que hoy ocupa en esta empresa de origen alemán. Y claro, poco se le discute a quien sabe de leyes, pues las
decisiones del área legal muchas veces pesan más que las del propio CEO.
Egresada de la Facultad de Derecho de la UNAM, llegó a Daimler por invitación de un amigo que era el
director jurídico y no encontraba al titular de la Gerencia de Litigios. Tras incursionar en la banca, el
gobierno y en un despacho, Barreiro asumió el reto de ocupar ese cargo en una empresa que conoció poco a
poco, pues si bien es famosa por el lujo de los vehículos y autobuses Mercedes-Benz, resulta menos vistosa
en su división de tractocamiones de la marca Freightliner, si es que no se sabe de esa industria.
Y fueron los ‘tractos’ los que sedujeron a Barreiro y la han hecho permanecer 17 años en la empresa. “Yo estaba fascinada, iba a la planta y decía: ‘¡Guau!’, el producto por sí solo, pero también por todo lo que implica en nuestro país, donde los productos se mueven en camiones”, dice. Y es que, en México, el 81% de la carga terrestre y el 57% de la doméstica se mueven en estas unidades, comúnmente conocidas como tráileres, lo que se traduce en 565 millones de toneladas de mercancías, según los datos más recientes de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar).
En 2024, Freightliner vendió 17,797 unidades al mayoreo, lo que supuso un incremento del 27.2% respecto del año anterior; mientras que al menudeo creció 15.8%, al colocar 15,046 unidades. Ese mismo año, produjo en México un total de 117,054 tractocamiones y exportó 99,702, de acuerdo con cifras del Inegi. Actualmente, la marca busca liderar los procesos de producción de camiones con tecnologías más amigables con el medioambiente.
Tras cinco años como gerente de Litigios, donde aprendió a conocer todas las unidades de negocio para poder
entablar una debida defensa jurídica, adentrándose desde la producción hasta la posventa, Barreiro llegó a
la Dirección Jurídica, en donde se decidió a transformar la compañía desafiando incluso a su propio jefe,
Stefan H. Kürschner, el presidente y CEO en aquel entonces, a quien considera su mentor y al que le sigue
reportando como vicepresidente y CFO de Daimler Truck Norteamérica.
Barreiro se convirtió en la mancuerna indispensable de Kürschner para llevar legalmente el negocio en
México, pero también en una piedra en el zapato para todo el board en el que ella era la única mujer.
Y no solo porque tuviera mano firme a la hora de tomar decisiones legales, tal cual lo marca el ADN de la
firma alemana, sino por sus ideas de darle un sentido mucho más humano a todas las actividades.
Fue ahí cuando Barreiro sintió que tenía poder y que lo podía usar de una manera positiva. Instauró la
Semana legal, en la que se capacita a la organización, especialmente al área comercial para evitar juicios;
impulsó el cumplimiento de compliance, cuyo concepto en aquel momento comenzaba a tomar fuerza, y
cimentó las bases de la diversidad y la inclusión que hoy se mantienen en Daimler, entre varias acciones que
emprendió desde otra posición.
El equilibrio entre la vida personal y la profesional siempre ha estado inserto en el liderazgo de Barreiro,
al grado de crear cierta resistencia en sus compañeros directivos, quienes le decían: “Es que todo estaba
bien hasta que llegaste tú”. Eso, incluso, quedó demostrado cuando, en una junta con su jefe, abogó por que
se terminara. “Stefan dijo a las seis y media de la tarde: ‘¿Qué creen? Me cancelaron mi cena, nos quedamos
aquí a morir. Marcela, si quieres vete’. Yo protesté y le dije que no, que la junta se acababa porque si no
yo me perdía de todo lo que sucedía ahí”, recuerda Barreiro, quien ya se había convertido en madre de
gemelos a los que quería llegar a ver a casa, igual que el resto de los hombres en esa junta, aunque no se
atrevían a decirlo.
Pero llegó el momento en el que aquel jefe al que logró sensibilizar en más de una ocasión tuvo que irse del
país para ocupar otro cargo y vio en ella a su sucesora. Sin embargo, el destino tenía otros planes.
Barreiro aplicó en un panel para llegar a la posición en 2017, pero el elegido fue Flavio Rivera. Para ella,
no fue un fracaso, sino un crecimiento lateral que se dio poco después, cuando lideró el área de Recursos
Humanos y desde donde continuó transformando Daimler y a sus 10,000 empleados.
Si hoy se le pregunta de qué se siente orgullosa en esa compañía, la ejecutiva habla sin duda de sus
resultados de negocio, porque considera que van de la mano de todo el trabajo que hizo en sus posiciones
previas para fortalecer y retener a los equipos. “Cuando yo quería empezar, por ejemplo, los temas de
diversidad e inclusión, tener un área y una persona dedicada, incluso mi jefe en Estados Unidos me decía: ‘A
ti no te toca, tú eres el área legal, no tienes por qué meterte ahí’. Y yo le decía: ‘Sí me toca, porque
alguien lo tiene que empezar, y como la única mujer del board, yo lo voy a hacer’”, recuerda.
Para 2021, Flavio Rivera dejó la compañía y, esta vez, Barreiro estaba más preparada, pues ya había
consultado a todos los integrantes del panel en el que había aplicado previamente y les había pedido
feedback. Fue así que, en medio de la pandemia y la labor que hacía al frente de Recursos Humanos en
esa coyuntura, llegó a ser la primera presidenta y CEO de Daimler Truck México, la firma que, bajo su
liderazgo, ha roto récords año tras año.
“Me sentí poderosa porque empecé a tener iniciativas a las que todos me decían que no, que me decían ‘a ti
por qué te encanta armar estos relajos’, unas frases muy duras. Y yo pensaba: ‘pues te salto a ti, a ti y a
ti’, llegando a pedir cosas en Alemania y Estados Unidos que logré en contra de la voluntad de gente en
México”, sostiene Barreiro que, por más cliché que resulte, se abrió paso en el autotransporte, una
industria que aporta el 3.8% del PIB y que ha sido mayormente liderada por hombres, tanto en la venta y
producción, como en los clientes a los que les vende la firma. “Y si me corren, me voy contenta”, pensaba.
Para sorpresa de muchos al interior y más al exterior de Daimler, eso no ocurrió y hoy se siente contenta
por lo que ha logrado. “Se mide por muchas cosas, empezando por la satisfacción de los colaboradores. Los
equipos, al estar balanceados, no solamente en género, son mucho más productivos y más creativos;
naturalmente, tenemos una forma distinta de resolver los temas, de ver la vida distinta y de problemáticas
distintas”, enfatiza. “Y creo que la combinación de resultados, más la parte de diversidad y tener una
representación de mujeres cada vez más grande en los puestos de liderazgo y en la fuerza laboral en general,
ese me parece un legado que voy a dejar ahí”.
Hoy, sabe que la era “del bajo perfil”, que ella misma mantuvo hacia afuera de la empresa, debe terminar,
que se deben dar mayores oportunidades a las mujeres y abrirles camino. “Yo tejí redes de contactos, ahora
participo en las cámaras y asociaciones, en la Canacar, en la Expo Transporte…”. Incluso tres de las cinco
personas que conforman el board en la empresa actualmente son mujeres. Pero, para Barreiro, el logro
más importante está afuera. “Con que mis hijos un día sepan que fui CEO y que estén orgullosos, lo demás ya
lo tengo”.