García Cuéllar se ha convertido en la primera mujer que lidera la ABM con la visión de transformar el sector.
POR: Luz Elena Marcos
a banca quiere dejar atrás el estereotipo de que la representa un hombre de traje y corbata. Y tiene como
aliada a Regina García Cuéllar, quien en septiembre del año pasado se convirtió en la directora general de
la Asociación de Bancos de México (ABM). Esta doctora en Economía busca romper los estereotipos que, por
casi un siglo, han caracterizado al sector en México, para que más mujeres puedan asumir cargos de alta
dirección.
El primer paso, asegura, es llevar a cabo una labor de convencimiento con los liderazgos masculinos dentro
de la banca. “He tenido la fortuna de haber trabajado con Julio Carranza, presidente de la ABM, y está
francamente convencido de que esta diversidad y empuje a liderazgos femeninos se tiene que hacer”, dice.
Para impulsar estos compromisos que ha hecho la banca, especialmente, en los últimos tres años, García
Cuéllar está segura de que se requiere un cambio en el estilo de liderazgo. No es la primera vez que trata
en un ambiente masculinizado. En el pasado trabajó como jefa en el gabinete de la Secretaría de Hacienda y
de Pemex.
Por ello, busca que al frente de la ABM su sello sea una banca más abierta, con menos estereotipos. “Me
gustaría un cambio en el estilo de liderazgo de los bancos, hacerlo más ligero, meterle más investigación y
profundidad al análisis que hace la ABM”, sostiene.
El año 2024 fue intenso para la directiva. Entró a formar parte de los consejos de administración de
Rotoplas, Grupo Gigante y Grupo Aeroportuario Centro Norte (OMA). Antes, ha saltado entre industrias muy
diferentes, lo mismo se ha desempeñado en la banca como en el sector energético, de telecomunicaciones o en
salud, pero hay una habilidad que le ha permitido colocarse entre sectores tan diversos: la determinación
para lograr objetivos.
“Necesitas habilidades para poder aprender muy rápido las cosas específicas de cada industria, pero una
habilidad que es transversal a todas es lograr ver las estrategias y cómo ayudas a que se logren objetivos”,
asegura. Y agrega que las soft skills o habilidades blandas son necesarias pero insuficientes para
ser un buen profesional, se requiere el balance con las habilidades duras. “Si tú tienes solo las
habilidades duras pero no las blandas, no vas a llegar a los objetivos porque no vas a lograr convencer, no
vas a influir y mover a las personas”, dice.
La capacidad de liderazgo va más allá de habilidades individuales. En su experiencia, también se requieren
aliados que ayuden a perseguir los objetivos y de mentores cuya experiencia pueda ayudar a resolver
problemas. “He tratado de llegar con actitud de ‘vengo a sumar y aportar lo que sé, pero también a aprender
de ustedes’”, asegura. “Creo que cuando pides ayuda de una manera muy humilde, la gente desde luego te
ayuda”.
Y como no todo es ganar para uno mismo, ser mentora, ya sea de generaciones más jóvenes o de personas recién
llegadas a una empresa, implica escuchar y dar tiempo para el aprendizaje y la retroalimentación. “Tratar de
hacer tiempo para ayudar a que la gente se desarrolle porque lo mejor que te puede pasar es tener un equipo
que sea mejor que tú”, asegura la también co-Chair de 50/50 Women on Board en México, una organización
global que trabaja para lograr la equidad y que más mujeres ocupen asientos en los consejos de
administración de las empresas.
También la ABM ha creado comités para que mediante mentores, sponsors y aliados se trabaje en la
capacitación de las personas que laboran en el sector para que lleguen a puestos de alta dirección. Además,
la organización mide cuantitativa y cualitativamente los avances individuales de los bancos en materia de
equidad de género. Por ejemplo, se cuantifican las políticas de diversidad o de productos que sean más
inclusivos.
Si bien ha sabido desarrollar una carrera sólida, que incluye su posición directiva y la participación en
consejos de administración, no todo su espacio se centra en lo laboral. Su familia y sus hobbies forman
parte de sus “no negociables” para mantener el equilibrio entre una vida personal y la profesional. “Mis no
negociables son descansar, hacer ejercicio y tener espacios en familia”, asevera.
Para lograr que todo confluya, García Cuéllar ajusta sus tiempos: las primeras horas de la mañana son para
hacer ejercicio y las noches, para su familia. Encuentra en el spinning, el yoga y el pádel momentos
de relajación, pero es en este último en el que ha aprendido algo más que reglas deportivas. “En el pádel he
aprendido el tema competitivo, el de enfocarte, no ponerte nerviosa y controlar el estrés. Básicamente, te
ayuda mucho a enfocarte y lograr resultados”, asegura.
Esta competitividad no solo está en la pista. El sector bancario ha visto cómo la competencia se ha
incrementado en los últimos años gracias a la llegada de las fintech y de figuras que no son bancos,
pero que han venido a competir con ellos por los usuarios más jóvenes.
“La competencia es muy buena, nos ayuda a vernos en el espejo y a decir ‘quizá tengo que mejorar mis
procesos, quizá me tengo que mover más hacia el tema digital, quizá tengo que ofrecer un servicio
diferente’. Pero también es importante tener el piso parejo”, añade.
García Cuéllar está convencida de que se debe hacer una tarea de educación más intensa para los usuarios
sobre las ventajas que tiene regulatoriamente la banca, además de ofrecer educación financiera, para que las
personas puedan elegir en qué entidad financiera regulada tienen sus ahorros o piden un crédito.