Ganador 2025

Sustentabilidad

Parque Primavera Cho Ndobá

Despacho: RootStudio

Oaxaca

Una industria abandonada convertida en ciudad

El proyecto recuperó una fábrica en desuso y la convirtió en un sistema de espacio público que gestiona el agua con humedales naturales y espacios sombreados para uso continuo durante todo el día.

Por: Diana Zavala

Durante años, en el oriente de la ciudad de Oaxaca, una vieja fábrica de triplay permaneció como un vacío urbano: un límite entre colonias, un punto oscuro sin acceso público y un reflejo de la desconexión territorial de esa zona.

La estructura industrial ya no producía madera, pero sí fragmentación. En ese terreno de 112,897 metros cuadrado se creó el Parque Primavera Oaxaqueña Cho Ndobá, intervención pública que transformó por completo la vida alrededor y que hoy es reconocida como Obra del Año 2025 y ganadora de la categoría Sustentabilidad.

El proyecto, diseñado por RootStudio, se completó en 13 meses, dentro de un plan estatal que buscó recuperar espacios abandonados y destinarlos al uso de las comunidades cercanas.

La intención fue clara desde el origen: activar un sitio industrial en desuso y convertirlo en equipamiento público que fortalece la salud, la cohesión y el acceso equitativo al espacio urbano.

Transformar sin borrar

RootStudio partió de una decisión estratégica: intervenir con lo existente, no sustituirlo. La infraestructura industrial previa ofrecía un potencial de adaptación y una memoria material vinculada al territorio. El equipo describió la operación como una forma de “transformar un terreno degradado en un espacio urbano que recupera su valor social”.

Por ello, se reutilizaron estructuras metálicas, se integraron elementos recuperados y se emplearon materiales locales para nuevas construcciones. No se buscó esconder el origen del lugar, sino redefinirlo al servicio de la vida cotidiana.

Los grandes claros de las naves ahora permiten sombras amplias y ventilación natural que hacen al parque utilizable incluso en las horas de mayor radiación.

El resultado conserva la memoria del sitio como industria, pero lo alinea con nuevas funciones que responden a las necesidades sociales del presente.

Un parque que vuelve a trazar la ciudad

El proyecto funciona como un conector urbano, accesible desde distintas colonias y pensado para recibir desplazamientos diarios. Sus 58,270 m2 construidos reorganizan el terreno en plazas, andadores, ciclovías, canchas deportivas y espacios de recreación, lo que genera movilidad interna constante y revitaliza la zona.

Ese movimiento resulta crucial. El cuestionario técnico documenta que Cho Ndobá crea un nuevo polo público que incrementa la seguridad y la presencia de actividades culturales y físicas en el tejido social.

La transformación cambia la forma en que las personas se relacionan con el barrio: un sitio que antes se bordeaba ahora se atraviesa. La barrera se volvió encuentro.

Cultura viva en el corazón del parque

La intervención no sólo se enfocó en infraestructura; incorporó programación cultural y educativa permanente. Al centro del parque, el Museo del Maíz y la Milpa establece un vínculo directo con la identidad agrícola de Oaxaca.

El cuestionario explica que este equipamiento resalta “la importancia cultural y alimentaria del maíz”, elemento fundamental en la vida comunitaria del estado.

A ello se suma un componente de participación colectiva: 200 piezas de cerámica elaboradas junto con niñas y niños de las ocho regiones de la entidad.

Cada una representa especies locales de flora y fauna, integrando a la estructura del parque la mirada joven del territorio. El arte público, así, no adorna: pertenece.

La sustentabilidad como sistema operativo

El proyecto se concibió para funcionar con el clima, el suelo y el agua, no contra ellos. La infraestructura se sustenta en tres principios documentados por RootStudio: captación, filtración y retorno.

El parque recolecta escurrimientos pluviales, los conduce mediante líneas abiertas de drenaje y los filtra en pozos de infiltración y un humedal de tratamiento que devuelve el agua al subsuelo del valle.

Además, se utilizó vegetación endémica y criterios de arborización que crean umbrales de sombra y ventilación cruzada. Estas decisiones reducen la necesidad de equipos mecánicos y permiten que el espacio sea confortable sin depender de consumos energéticos adicionales.

El enfoque ambiental no opera como añadido tecnológico, sino como estructura funcional de todo el parque.

Diseño para todas las personas

El proyecto incorpora principios de accesibilidad universal en desplazamientos, equipamientos, señalética y zonas deportivas. La intención es generar actividades para todas las edades y capacidades, considerando el parque como infraestructura social que impacta en bienestar físico, inclusión y salud mental.

La recuperación del terreno industrial permite que quienes antes quedaban fuera de la experiencia del espacio público hoy puedan integrarse plenamente en él. La arquitectura acompaña al movimiento humano sin condicionarlo.

El porqué del reconocimiento máximo

Cho Ndobá no amplió la ciudad: la regeneró desde adentro. No ocupó nuevo suelo: recuperó uno que la ciudad había perdido. No creó una frontera nueva: eliminó una existente.

El parque hoy activa economía local, multiplica actividades públicas y restituye el derecho a la ciudad en una zona con déficit de equipamientos de calidad. Su operación demuestra que la transformación urbana puede comenzar donde parecía que no quedaba nada por hacer.

Cho Ndobá es evidencia de que la arquitectura, cuando atiende la realidad de la tierra que pisa, puede replantear el destino de un territorio completo.



Fotos: CORTESÍA