Para Maite Ramos, directora general de la francesa Alstom en México, aún existen desafíos de carácter estructural en cuanto a equidad.
Por: Juan Tolentino Morales
aite Ramos se describe en su día a día como mamá de tres, que trabaja “un chorro”, trata de leer, de aprender y de hacer lo mejor posible. Para ella, lo más importante es que las mujeres pierdan el miedo y que tengan confianza en ellas mismas.
“Desde pequeña me enseñaron que debo esforzarme todos los días por alcanzar lo que quiero lograr y que no hay limitantes. Y eso es lo que hasta ahora he aplicado”, comenta Ramos, directora general de Alstom en México, donde ha concretado algunos de los proyectos más grandes de la empresa en el país, como la línea 3 del Tren Ligero de Guadalajara, que cubre casi 21 kilómetros a través de 18 estaciones.
Más recientemente, la compañía se adjudicó la licitación para construir los 42 trenes y las señalizaciones del Tren Maya, un contrato de más de 36,000 millones de pesos que ganó a otras empresas, como la española CAF y el gigante fabricante chino de locomotoras CRRC.
Maite Ramos se describe en su día a día como mamá de tres, que trabaja “un chorro”, trata de leer, de aprender y de hacer lo mejor posible. Para ella, lo más importante es que las mujeres pierdan el miedo y que tengan confianza en ellas mismas.
“Desde pequeña me enseñaron que debo esforzarme todos los días por alcanzar lo que quiero lograr y que no hay limitantes. Y eso es lo que hasta ahora he aplicado”, comenta Ramos, directora general de Alstom en México, donde ha concretado algunos de los proyectos más grandes de la empresa en el país, como la línea 3 del Tren Ligero de Guadalajara, que cubre casi 21 kilómetros a través de 18 estaciones.
Más recientemente, la compañía se adjudicó la licitación para construir los 42 trenes y las señalizaciones del Tren Maya, un contrato de más de 36,000 millones de pesos que ganó a otras empresas, como la española CAF y el gigante fabricante chino de locomotoras CRRC.
La ejecutiva considera que viene de una generación en la que a las mujeres “casi casi se les etiquetaba dónde podían estudiar o trabajar, y no tenías la flexibilidad y esa apertura que hoy las mismas niñas tienen cuando están decidiendo qué quieren estudiar o a qué se quieren dedicar”. Sin embargo, obtuvo su primer puesto de liderazgo a los 25 años y actualmente está al frente de una empresa de origen francés.
Ramos reconoce la falta de equidad en los negocios, particularmente, en el sector transporte, comenzando con Alstom, que lidera desde mayo de 2020.
“Nos falta mucho”, dice Ramos en referencia al 28% de las mujeres que componen la fuerza laboral de la empresa en México. “A nivel general, hemos crecido, pero todavía nos falta”.
La proporción de mujeres en Alstom parece poca, pero se encuentra por arriba de la media global, donde la brecha de género se acentúa con mayor fuerza en el sector transporte. Mientras que en 2019 un 48% de la fuerza laboral mundial estaba constituida por mujeres, en 2018 apenas concentraban un 18% del sector transporte, de acuerdo con un reporte del Foro Internacional de Transporte de la OCDE.
Incluso, en zonas como en la Unión Europea, la participación en el subsegmento de transporte terrestre puede bajar a 10%.
“Romper con estructuras sociales que se le asume a la mujer, a los hombres no les preguntan: ‘¿Cómo le haces con el balance personal/laboral?’. Hoy en día, es cosa de dos, tanto hombres como mujeres, que deben comprometerse dentro de la familia. Tener un soporte familiar es indispensable y el reto es romper con los paradigmas sociales de la mujer. Las mujeres somos fuertes, valientes, empoderadas y comprometidas”.
A Maite Ramos la respalda una trayectoria de 19 años en el sector transporte, que va de Mobility ADO a Thales y la comisión de movilidad de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
Al hablar de cómo contrarrestar la inequidad, la directiva ve varios frentes. Esta etiqueta parece prevalecer al interior de las organizaciones, pues el sector transporte es uno de los que tienen la mayor brecha en puestos de liderazgo entre hombres y mujeres.
Mientras que en organizaciones no gubernamentales y en el sector educativo las mujeres concentran un 47 y 46% de los altos roles, respectivamente, en transporte y cadenas de suministro el índice es de apenas el 21%. Con ello, es superado por otras actividades económicas como el sector público, el manufacturero y de servicios financieros, según el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).
Para Ramos, esto tiene un efecto en las empresas que se traduce en un costo de oportunidad en términos de falta de perspectiva.
“El mundo del transporte, como muchos otros sectores, ha sido tradicionalmente de hombres. (…) No solo la diversidad de género, sino también de cultura y forma de pensar, es lo que hace rico a un equipo y es lo que te hace crecer y aprender todos los días”.
En su reporte ‘Global Gender Gap Report 2022’, el WEF advierte que las expectativas sociales y las políticas de los empleadores juegan en contra de la paridad de género en los entornos laborales, pero también el entorno legal y la falta de infraestructura de cuidados.
“Esto ha seguido limitando las oportunidades educativas a las que acceden las mujeres, así como las posibilidades profesionales que pueden seguir”, señala el estudio.
Por ello, Ramos considera que se debería poner el ojo en crear políticas públicas que ayuden a combatir esta problemática. Esto generaría un entorno en el que el acceso a sectores como el de transporte se dé en una manera más “natural”, lo que, para la directiva, está directamente vinculado al gusto por el trabajo.
“Es mucho más fácil hacer las cosas cuando te apasionan. (…) Me gusta trabajar y congeniar con gente diversa en edades, países, formas de pensar, con la que crezco todos los días. Eso no lo podrías tener si estás con alguien que es igual a ti”, concluye.