Foto: Anylú Hinojosa-Peña
El camino laboral de Erika Bañuelos estuvo condicionado con estereotipos sobre su orientación sexual y lo que se esperaba de ella. Eso le hizo darse cuenta de que tener una ‘etiqueta’ LGBTQ+ era “una gran responsabilidad y oportunidad” para visibilizar a otras personas que no estaban en roles de liderazgo. “Viví dentro del clóset por más de un año y me di cuenta del desgaste que eso conlleva y de ahí [pasé a] convertirme en una líder que impulsa a la comunidad”, dice. Lo hace, además, desde una posición que puede influir en la alta dirección de la empresa para que se sume a iniciativas de diversidad, equidad e inclusión, enfocadas en temas LGBTQ+.
Aunque el ambiente político es cambiante, señala que el compromiso corporativo en temas de DEI no se ha modificado. “Se busca la transformación de un tema de cumplimiento a diferenciador estratégico que siga aportando a la rentabilidad del negocio”, asegura Bañuelos, quien agrega que es necesario fomentar un liderazgo incluyente, sin importar tiempo en la posición ni opiniones personales y que las iniciativas de DEI no dependen solo de recursos humanos, sino que se integran a la alta dirección.