POR: Rosalía Lara
a sostenibilidad siempre ha sido parte del ADN de Alpek, aunque para la empresa petroquímica llevaba el nombre de eficiencia operativa. Mauricio Coindreau, su director global de Sostenibilidad, señala que, al final, siempre se ha tratado de producir la mayor cantidad de producto con la mínima cantidad de energía e insumos.
La presión por cumplir metas ambientales y sociales se ha intensificado en toda la cadena de valor y las empresas proveedoras deben demostrar que, más que eslabones funcionales, son aliados estratégicos. Ese es el camino que ha elegido la mexicana con presencia en nueve países.
En la cadena productiva, Alpek está en medio, tiene grandes clientes, como las embotelladoras, y también a las grandes petroleras como proveedores. “Estamos entre dos monstruos. No podemos ponerles presión, pero sí darles razones para elegirnos”, dice Coindreau.
Esa lógica ha llevado a la compañía a definir sus prioridades ambientales. En 2024, alcanzó su objetivo de reducción de emisiones bajo la iniciativa Science Based Targets (SBTi), casi seis años antes de lo previsto. Este compromiso, basado en metas climáticas alineadas al Acuerdo de París, se ha convertido en un estándar clave para ser parte de la cadena de suministro de grandes multinacionales.
Su meta original era reducir 27.5% sus emisiones de alcance 1 y 2 para 2030. Logró superar el 33% en apenas cuatro años. Ahora, planea elevar su ambición al escenario de 1.5 ºC, lo que implicará una reducción de hasta el 47% en cinco años.
La adhesión a SBTi surgió tras sumarse al Pacto Mundial de la ONU en México. “Queríamos un estándar reconocido globalmente. Que si le hablas a un cliente en cualquier país, sepa de qué estás hablando”, explica Coindreau.
Entre los beneficios que capitaliza la empresa están una mayor apertura con los clientes, más visibilidad en las evaluaciones ESG y una mejora en la percepción de valor. Aunque, con el paso del tiempo, los estándares han subido. “Antes, te felicitaban por tener metas climáticas. Hoy, te regañan si no las tienes. Cualquier conversación comercial ya tiene sostenibilidad como parte central”, agrega.
La estrategia de Alpek no se basa únicamente en mejorar a nivel de operación, sino también en desarrollar productos que estén en línea con sus valores, como Biovento Organic, un fertilizante a base de cianobacterias que es una alternativa a los químicos.
“Hemos visto retornos que van desde cinco hasta 50 veces el valor invertido, según el uso, las condiciones y el tipo de cultivo. Pero, además de lo económico, se compra nuestro producto porque es el mejor, no porque es sustentable, eso suma. Es un valor agregado real”, comenta el directivo.
Para la empresa, la clave para ser un proveedor responsable es tener una estrategia de sostenibilidad alineada a su propósito y sus capacidades reales, no solo una respuesta reactiva al mercado.
“Las organizaciones deben hacer un ejercicio profundo para entender qué significa la sostenibilidad en su contexto, qué las hará sostenibles en el largo plazo y cuáles son sus prioridades”, dice Coindreau. “Es la historia que deben contar, auténtica, alineada con su propósito, no la que creen que otros quieren escuchar”.