Jardines Centrales de Jojutla
Recuperar el espacio público

El estudio de arquitectura MMX transformó la plaza central de Jojutla, Morelos, que había quedado dañada tras el sismo de septiembre de 2017, en un espacio funcional.


Por Ivet Rodríguez

La noticia se repetía una y otra vez en radio y televisión. Un terremoto de 7.1 grados, con epicentro a las afueras de Axochiapan, estado de Morelos, a 120 kilómetros de Ciudad de México, había ocasionado muertes y varios daños materiales en municipios de los estados aledaños. Uno de ellos fue Jojutla, al sur de Morelos, que quedó prácticamente en ruinas debido a su cercanía con el epicentro.

El estado del municipio llegó a oídos de un grupo de arquitectos del estudio MMX, liderado por Jorge Arvizu, Ignacio del Rio, Emmanuel Ramírez y Diego Ricalde, quienes, días después del sismo, decidieron viajar a Jojutla –sería el primero de muchos otros viajes más– con la idea de ayudar a la reconstrucción de las viviendas.

Entonces, tanto el gobierno federal como los gobiernos estatales, habían anunciado la entrega de monederos electrónicos, con hasta 120,000 pesos, para ayudar a este fin. “Sabíamos que en Jojutla había muchas casas de adobe [que se han convertido en parte del patrimonio cultural e histórico de los pueblos], y nosotros pensábamos ir y decirles: no demuelan todo, pueden aprovechar parte de lo que ha quedado en pie para rescatar ese patrimonio y hacer un mejor uso del dinero”, cuenta Emmanuel Ramírez, uno de los arquitectos que participó en el proyecto de reconstrucción de la plaza central del municipio.

Pero pronto el grupo de arquitectos se dio un golpe contra la pared. Al caminar por las calles no encontraron esas casas de adobe, tan pintorescas y típicas de los climas cálidos, que esperaban ver, sino decenas de viviendas de autoconstrucción, con graves errores estructurales, que habían convertido la imagen urbana de Jojutla en una especie de Frankenstein de concreto y varillas expuestas. “Nos dio una crisis a los que estábamos ahí”, recuerda Ramírez.

El grupo de arquitectos regresó a la Ciudad de México y le dio la vuelta a la idea original. “Nuestra oficina decidió no arrancar haciendo proyectos de arquitectura específicos sino un plan estratégico para todo Jojutla”, añade Ramírez.

Un mes y medio después, ya había 80 propuestas para la recuperación del municipio, a corto, mediano y largo plazo, pensadas en conjunto con hidrólogos, economistas e ingenieros civiles, en la oficina del Centro de Investigación para el Desarrollo Sostenible (CIDS) del Infonavit. Había propuestas de todo tipo, algunas que sí tenían que ver con la reconstrucción y otras que más bien apuntaban a un reordenamiento urbano en el mediano plazo, como la limpieza del río Apatlaco, que tiene un índice considerable de contaminación debido a la descarga de desechos de un ingenio azucarero vecino.

“Pensamos que era una oportunidad para llevar el dinero que se iba a recaudar en una dirección que no solo fuera la de restaurar construcciones dañadas por el sismo, sino para recuperar la imagen urbana de la ciudad”, dice Ramírez.

¿Pero por dónde empezar? El CIDS revisó la viabilidad de todas las propuestas e hizo una cartera de 20 proyectos factibles, de acción inmediata, que se echaron a andar con fondos de la Fundación Hogares, que entonces había recaudado dinero que debía ser destinado a la reconstrucción y al mejoramiento del espacio público.

Entre la veintena de proyectos aprobados, que incluían la reconstrucción de la alameda, de la iglesia y de la escuela, MMX decidió hacerse cargo de la reconstrucción de la plaza central y los espacios aledaños, que hasta entonces estaban fragmentados, llenos de estructuras subutilizadas y sin ninguna armonía visual.

“Los espacios públicos son el patio exterior de las personas que viven en Jojutla. Pero de los casi 10,000 metros que conforman el centro del municipio, alrededor de 7,000 no se podían usar”, dice Ramírez.

Benjamín Romano

Foto: Cortesía

Entre árboles, estatuas y arcos

Para la elaboración del proyecto ejecutivo, los arquitectos de MMX se zambulleron en los libros de historia de Morelos, en busca de ejemplos de sistemas constructivos y de estructuras que históricamente habían sido utilizadas en la región. A partir de esta revisión bibliográfica, encontraron que, por ejemplo, los arcos son un elemento importante para la comunidad.

“Nuestro proyecto originalmente no los tenía. Habíamos diseñado portales rectos con columnas, pero nos dimos cuenta de que los arcos eran un elemento importante y modificamos el proyecto”, dice Ramírez.

El diseño de los nuevos espacios se hizo en conjunto con la comunidad. Así, por ejemplo, surgió la idea de construir un área con sombra, en vez de la plaza sin árboles que se tenía hasta entonces, y en la que costaba estar cuando la temperatura supera los 30° centígrados. También surgió la propuesta de quitar un escenario cerrado y con un arcotecho, que ocupaba 300 metros, y al que los habitantes no podían acceder, sino cuando el municipio organizaba algún evento.

Un jardín con un pabellón para poder correr o caminar, que no aparecía en el proyecto original, surgió cuando miembros de la comunidad expusieron la necesidad de contar con un área adecuada para jugar con los niños, quienes antes del sismo corrían sobre las banquetas y calles.

El proyecto final, al que los arquitectos dieron el nombre de “Jardines Centrales de Jojutla”, incluía múltiples zonas de encuentro, una plaza cívica y un foro al aire libre, construidos con materiales como ladrillo color ocre o piedra basáltica gris en los pavimentos.

El diseño giró en torno a los árboles, el único elemento que logró mantenerse de pie en medio del sismo. Su resiliencia inspiró a los creativos a convertirlos en la esencia del resurgimiento de este espacio público. “Todos los árboles se quedaron”, dice Ramírez.

Los arquitectos también rescataron las esculturas, como la espiga de arroz, la de Ricardo Sánchez -quien impulsó la producción de arroz en el municipio- y la del héroe revolucionario Emiliano Zapata, que se habían perdido en medio del desordenado crecimiento urbano que tuvo la ciudad. “Empezaron a salir y a salir esculturas de diferentes personajes. Yo creo que muchas personas de Jojutla ni siquiera sabían que estaban ahí”, añade.

Verónica González

Foto: Cortesía

Pasado y presente

MMX mezcló estructuras y materiales que históricamente han sido utilizados en la región, con sistemas constructivos modernos. La secuencia de arcos de la plaza central, por ejemplo, se construyó como se hacía hace 200 años, por compresión y sin uso de concreto, pero con un sistema de anclajes en la cimentación, que evitan que se muevan. “Una tecnología tradicional con un pensamiento de ingeniería civil moderna”, dice Ramírez.

También se ideó un sistema de manejo de agua para evitar inundaciones, debido al desbordamiento del río que ocurre cada temporada de lluvias. El terreno de casi 10,000 metros está en pendiente, lo que permite conducir el agua naturalmente a un pozo de infiltración alrededor de las arcadas, que permite filtrar la a la tierra. También se diseñó un sistema que permite aprovechar un ojo de agua que se encontró debajo de los jardines para su riego.

“Son estrategias sencillas, que no requieren mucha inversión, pero que son efectivas”, dice Ramírez.

"Los Jardines Centrales de Jojutla" se inauguraron a principios de 2019. El proyecto tuvo un costo de 20 millones de pesos.

Ramírez regresó hace poco. Pasó por ahí alrededor de las 8 p.m. en un auto junto con otros compañeros de la oficina. “El espacio estaba activo. Nos dio gusto ver que no quedó abandonado”, concluye.