Expansión

Cambiar para sobrevivir

El perfil del empleo en Acapulco ha pasado, temporalmente, de atender al turismo a brindar servicios más urgentes para levantar el puerto.

Por: Dainzú Patiño y José Ávila

IMPORTANCIA. Hasta junio de 2023, el 82% de los empleos eran en el sector terciario, con actividades en el comercio, restaurantes y alojamiento.
FOTO: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ/REUTERS



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n un parpadeo, las labores de los trabajadores de Acapulco cambiaron. De brindar servicios a los visitantes en taxis, restaurantes, tiendas y el sector turístico, a recoger los escombros y la basura que dejó el huracán Otis.

Los pobladores y especialistas consideran que el panorama va para largo. Para que se reanuden mayormente las actividades turísticas, primero tendrá que iniciar la reconstrucción de la infraestructura dañada.

Juan V. es taxista y se vio afectado por Otis. Su mayor ingreso económico provenía del turismo, pero ahora genera ingresos trabajando en la limpieza de la devastación que dejó el meteoro en la Zona Diamante. Su jefe inmediato le ha comentado que el trabajo es mientras se terminan de limpiar los departamentos.

“Después, a buscar en otro lado. Espero que al menos para los siguientes tres meses esto sea redituable para solventar los gastos de mi familia”, explica Juan en un mensaje enviado a Expansión vía WhatsApp, que tardó más de 12 horas en llegar después de enviarle algunas preguntas, pues la comunicación aún era inconstante 15 días después del paso del huracán categoría 5.

Hasta junio de este año, el 82% de las personas con un empleo en Acapulco se desempeñaban en el sector terciario, que contempla actividades como el comercio, restaurantes y servicios de alojamiento y transporte, de acuerdo con el INEGI.

“En materia de empleo se ve complicado, no sólo dentro de los próximos tres meses, sino por mucho tiempo más. Acapulco quedó destrozado y muchas familias dependen del turismo. Hasta 16 días después del paso de Otis no contamos con energía eléctrica ni agua potable, y no se ve para cuándo”, cuenta Julián, empleado administrativo en una escuela pública.

En un parpadeo, las labores de los trabajadores de Acapulco cambiaron. De brindar servicios a los visitantes en taxis, restaurantes, tiendas y el sector turístico, a recoger los escombros y la basura que dejó el huracán Otis.

Los pobladores y especialistas consideran que el panorama va para largo. Para que se reanuden mayormente las actividades turísticas, primero tendrá que iniciar la reconstrucción de la infraestructura dañada.

Juan V. es taxista y se vio afectado por Otis. Su mayor ingreso económico provenía del turismo, pero ahora genera ingresos trabajando en la limpieza de la devastación que dejó el meteoro en la Zona Diamante. Su jefe inmediato le ha comentado que el trabajo es mientras se terminan de limpiar los departamentos.

“Después, a buscar en otro lado. Espero que al menos para los siguientes tres meses esto sea redituable para solventar los gastos de mi familia”, explica Juan en un mensaje enviado a Expansión vía WhatsApp, que tardó más de 12 horas en llegar después de enviarle algunas preguntas, pues la comunicación aún era inconstante 15 días después del paso del huracán categoría 5.

Hasta junio de este año, el 82% de las personas con un empleo en Acapulco se desempeñaban en el sector terciario, que contempla actividades como el comercio, restaurantes y servicios de alojamiento y transporte, de acuerdo con el INEGI.

“En materia de empleo se ve complicado, no sólo dentro de los próximos tres meses, sino por mucho tiempo más. Acapulco quedó destrozado y muchas familias dependen del turismo. Hasta 16 días después del paso de Otis no contamos con energía eléctrica ni agua potable, y no se ve para cuándo”, cuenta Julián, empleado administrativo en una escuela pública.

En un corto plazo, se ve una mayor afectación en materia de empleo en el sector servicios. El gobierno prevé que la ayuda humanitaria siga llegando hasta diciembre y la reactivación económica sea en el primer semestre de 2024. “Lo que nos da una idea de los plazos temporales de recuperación”, dice Fernando Bermúdez, director de Relaciones Corporativas de Manpower Group.

El perfil del empleo en la región, en el corto y mediano plazos, va a cambiar. Habrá más necesidades, además de la atención al turista, como la construcción, limpieza, manejo de residuos, telecomunicaciones que se tendrán que recuperar, así como servicios de salud, educación, agua, luz y drenaje, entre otros, considera el especialista.

Esto afectará, principalmente, a las mujeres, quienes representan el 52% de la fuerza laboral del sector terciario; de ellas, el 57% en restaurantes y alojamiento. Mientras que el sector de la construcción representa el 9% del total de los empleos en la entidad y el 96% de los puestos de trabajo es ocupado por hombres.

“Me dedico a trabajar en hotelería. Todo se destruyó. Se cerró nuestra fuente de empleo, no tenemos más huéspedes, no se pudo continuar, no se dio inicio a un evento de minería que se estaba inaugurando el día que Otis nos golpeó. Estamos haciendo tareas de limpieza, con ello, la empresa nos está pagando nuestro sueldo por el momento”, cuenta Carolina H.

FUENTE: Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, al cierre de junio de 2023.

¿Apoyos suficientes?

Para una pronta recuperación de los empleos en la que ambos sexos puedan participar, es importante el apoyo con programas de gobierno y de la iniciativa privada, comenta Kristóbal Meléndez, especialista en finanzas estatales. Refiere que, recientemente, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social abrió 10,000 vacantes del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, para que los beneficiarios participen en la reconstrucción de los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez.

Con base en cifras del INEGI, 10,000 plazas apenas equivalen al 3% del total de la población económicamente activa, o el 18% de las personas empleadas en el sector restaurantes y servicios de alojamiento que contabilizaba Acapulco antes del huracán.

También en este programa se pueden inscribir las personas que laboran en el sector informal, quienes perdieron sus fuentes de ingresos y que son más susceptibles por la falta de prestaciones sociales, servicios de salud y seguros, agrega Meléndez.

DESAFÍO. Acapulco tiene un índice de informalidad laboral del 61%, por encima del nacional, lo que dificultará la recuperación.
FOTO: ALEXANDRE MENEGHINI/REUTERS

Alta informalidad

Acapulco tiene un índice de informalidad laboral del 61%, por encima del índice nacional, que es de 55.2%, refiere el INEGI. Una región o población con un índice tan alto de informalidad es más susceptible a una recuperación lenta, porque de antecedente la informalidad significa que tienes pobreza, baja productividad, no hay seguridad social y así es más difícil tener una base para la recuperación, considera Ana Gutiérrez, coordinadora de Mercado Laboral y Comercio Exterior del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO)

Además, esta tasa de informalidad pone en menor alcance los beneficios fiscales que otorgó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) a las personas físicas y morales afectadas por Otis, pues sólo aplican a quienes están inscritos en el Registro Federal de Contribuyentes (RFC) realizando una o varias actividades económicas.

“Si tú buscas que los beneficios fiscales sean tu principal impulsor para la recuperación, pero tienes una economía en la que predomina la informalidad, tienes un alcance más limitado. Ya de por sí los beneficios fiscales tenían un alcance limitado frente a la destrucción de infraestructura e insumos básicos, y se suma la informalidad, lo reduces más”, comenta Gutiérrez.

Para Bermúdez, esta es una oportunidad para que los sectores público y privado tomen medidas para añadir más población a la formalidad y así tener mayor empleabilidad, pues la informalidad es reflejo de la falta de preparación de las personas.

“Una mayor preparación significa un mejor servicio, un mejor servicio te trae mayores ingresos, más turismo, es una manera de activar la economía; no sólo inyectando dinero, sino contribuyendo a que los trabajadores generen una mayor actividad económica, operen en la formalidad y también con el objetivo de estar menos desamparados frente a situaciones imprevistas, como el reciente huracán”, comenta el especialista de Manpower.

FUENTE: Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, al cierre de junio de 2023.

Meter velocidad

Gutiérrez advierte que una recuperación acelerada de los puestos laborales depende de que los sectores público y privado atiendan la recuperación de la infraestructura. “Es difícil hablar de una recuperación del empleo pensando únicamente en la economía porque para tener a los trabajadores es necesaria la infraestructura de transporte, el transporte, la alimentación. Todo esto necesita de un plan muy claro, bien hecho y colaborativo, con un panorama completo”, comenta la especialista del IMCO.

De este modo, la urgencia está en atender lo más esencial, desde la reubicación y construcción de nuevos hogares, reactivación de servicios, reconstrucción de infraestructura básica. “Vemos destrucción, básicamente, total. Si no se atienden los rezagos que se están generando (en un estado altamente susceptible por sus índices de pobreza), va a haber una afectación más a mediano plazo”, destaca Gutiérrez.

El directivo de Manpower añade que hay una gran población que perdió sus fuentes de ingresos mientras pasaba por una especial necesidad. “Cuanto más se tarde la recuperación, se incrementa el riesgo de problemas sociales, delincuencia, precariedad, migración”, dice.

En tanto, los ingresos y las oportunidades se van recortando para los pobladores. “Hablando de hotelería, no hay esperanza de reapertura; el trabajo que hay ahora es de limpieza. Para empleo, es salir de Acapulco por el momento”, cuenta en un texto de WhatsApp, Carolina H., empleada del sector hotelero y a quien sus patrones le informaron que, a partir del 13 de noviembre, comenzarían a pagarle la mitad de su sueldo, y que la aseguradora empezarían con labores de reconstrucción el 15 de noviembre, para entregar obras en febrero de 2024.




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GRÁFICOS: Rodrigo Heredia / DISEÑO Y PROGRAMACIÓN WEB: Evelyn Alcántara