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Bonos Naranja, para la creatividad que mejora al mundo


Este sector debería mover voluntades, intereses y capacidades para generar a través de la economía naranja, motores de desarrollo como los que necesitamos de forma “inmediata”.

Por Claudia Restrepo Múnera*
*Socia-líder de Sostenibilidad, directora de Finanzas Sostenibles en Deloitte América Latina

Desde su surgimiento, ha sido un desafío la financiación de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de las Naciones Unidas. Por eso, en la última década los mercados mundiales han generado diversos mecanismos de finanzas sostenibles, entre ellos los “Bonos temáticos o bonos etiquetados”, conocidos también como los “bonos ODS”, dentro de los que encuentran —entre otros— los bonos verdes, bonos sociales, bonos sostenibles, bonos azules, bonos de transición, bonos covid y bonos naranja.

Estos bonos son muy similares a los bonos ordinarios, siguen siendo instrumentos de deuda tradicional, de perfil crediticio similar, pero los usos de los ingresos de la emisión contribuyen directa y exclusivamente al propósito de la etiqueta. Estos bonos han generado una revolución en la manera de entender y aterrizar la sostenibilidad, la finalidad y el potencial de las inversiones sostenibles para lograr un impacto positivo.


Conscientes de este desafío de las finanzas sostenibles, en Deloitte comenzamos a recorrer un camino de aprendizaje y madurez en varios de estos mecanismos y en medio de ello, en 2018, nos encontramos con una iniciativa de Bancóldex (Banco de Comercio Exterior de Colombia ) y del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), relacionada con proyectar la experiencia de los entonces más conocidos bonos etiquetados (verdes y sociales) a la industria creativa y cultural o economía naranja.

Bancóldex recibió en su momento el encargo del gobierno colombiano de crear mecanismos de financiación para emprendimientos creativos, a través de los instrumentos y vehículos, que sumados a la “Política Integral de la Economía Creativa –Política Naranja” permitieran apoyar el crecimiento de las empresas dentro de los sectores que componen la Economía Naranja (Según el libro de economía naranja del BID).

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Está compuesto por dos partes:

I. La economía cultural y las industrias creativas, en cuya intersección se encuentran las industrias culturales convencionales.

II. Las áreas de soporte para la creatividad.

Visto de otra manera, está compuesta por tres categorías:

A. Industrias culturales convencionales B. Creaciones funcionales, nuevos medios y software C. Artes y patrimonio

Junto a Bancóldex entendimos que, en este tipo de economía, hay elementos clave a considerar para proyectar su desarrollo. Aquí van desde una perspectiva de oportunidad, pero, sin duda alguna, representan los mayores retos para este sector:

• Fortalecer habilidades gerenciales que incluyen el entendimiento de los modelos de negocio, de la gestión financiera y gobernabilidad.

• Conseguir que los sistemas de garantías desarrollados por la banca comercial reduzcan las barreras de acceso para este tipo de actividades creativas.

• Lograr que los bancos comerciales que no están acostumbrados a cuantificar riesgos para este tipo de economía, dejen por esto de abstenerse a otorgar financiación.

• Encontrar instrumentos de crédito o de capital de riesgo para financiar estas iniciativas, entendiendo que las empresas de la Economía Naranja en su mayoría son emprendimientos, empresas en etapa temprana o son un proyecto o idea. Y si bien muchos prometen rentabilidades interesantes, también suponen, en ocasiones, riesgos mayores.

Los retos que las industrias creativas y culturales enfrentan en esta pandemia, las han llevado a buscar nuevos formatos y modelos para seguir adelante con sus actividades y negocios. Esta búsqueda ha abierto las puertas a modelos de negocio alternativos y a pensar en esquemas innovadores de financiación, vitales para apoyar la recuperación del sector.

Algunos países, como Inglaterra, Francia, Italia, Estados Unidos y Alemania, han asignado fondos de rescate para las industrias culturales y creativas y han establecido moratorias en el pago de impuestos o cotizaciones de seguridad social para los trabajadores del sector, pero esto ha sido en un porcentaje menor.

Primeros bonos naranja


Bancóldex, en Colombia, fue la primera entidad en emitir un bono naranja en el mundo, obteniendo una demanda 2.9 veces el monto ofrecido, con la participación de 322 inversionistas, de los cuales se le adjudicaron bonos al 62% de ellos, correspondiente a 201.

Dos años después de la emisión los resultados con respecto a la financiación de los proyectos, muestran que:

NUMERALIA. La experiencia de los primeros bonos naranja en Colombia:

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Además del desafío del cumplimiento de la agenda de los ODS, la pandemia de covid-19 ha expuesto al mundo a la necesidad de continuar materializando soluciones con un carácter claro de urgencia, para atender la latente necesidad de una recuperación económica en nuestros países.

El sector creativo requiere medidas urgentes para:


“Las libertades creativas están en el centro de las políticas de desarrollo humano…. de una forma u otra, la cultura envuelve nuestras vidas, nuestros deseos, nuestras frustraciones, nuestras ambiciones y las libertades que buscamos. La libertad y la oportunidad para las actividades culturales se encuentran entre las libertades básicas cuya mejora puede considerarse constitutiva del desarrollo”. Amartya Sen, Premio Nobel en Economía.

Para terminar, una pregunta: ¿Cómo contribuir a la creación de un Fondo de economía naranja que se alimente de diferentes mecanismos de financiación y que represente un vehículo integrado, consistente y coherente para facilitar alianzas, desde luego, financiación, y los consecuentes resultados en desarrollo e impacto?